Octubre-Diciembre 2016 68
ISSN 1317-987X
 
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Anatomía Patológica
Patologia ultraestructural en Venezuela durante el siglo XX

Los inicios

En 1933, los doctores Ernest Ruska y Max Knoll, un físico y un ingeniero eléctrico, inventaron el microscopio electrónico (ME), de acuerdo con lo que relató el mismo Ruska en su autobiografía (1). Ambos comercializarían su invento en el año 1939, lo que les valdría para que en 1986, le otorgasen a Ruska el Premio Nobel de Física. Ambos investigadores habían logrado a través de lentes electromagnéticas hacer con el chorro de electrones lo que las lentes de vidrio hacían con la luz, e impregnando los tejidos con metales pesados los observarían en una pantalla pudiendo fotografiarlos. El ME de transmisión se perfeccionaría con los avances tecnológicos que les aportaron algunas substancias maleables y endurecidas como el metacrilato y las resinas epoxy capaces de penetrar en las células sin distorsionar su arquitectura interna, y con el invento de cuchillo o bisturí de diamante de Fernández Morán se lograron las secciones ultrafinas necesarias para poder observar con el ME estructuras moleculares avanzando de la resolución de una micra con la luz a 50 nanómetros, y cada vez menos con el chorro de electrones. El progreso de la Biología con este invento fue vertiginoso y áreas como la Botánica y la Medicina se favorecieron de inmediato. En 1968, los doctores Juan Rosai y Héctor Rodríguez, entonces jóvenes patólogos formados bajo la tutela del profesor Lauren Ackerman en la Universidad George Washigton de St. Louis Missouri, publicarían un artículo en el American Journal of Clinical Pathology, con el título de “Application of electronmicroscopy to the differential diagnosis of tumors”(2). Desde ese entonces, se le daría la importancia al ME para utilizarlo como un arma con poderes diagnósticos en el estudio de la patología tumoral humana.

La intención de este trabajo, es señalar como después la publicación de Rosai y Rodríguez sobre el uso del ME para diagnosticar con mayor precisión los tumores, las publicaciones internacionales en revistas calificadas sobre el tema, comenzarían a aparecer cada vez con mayor frecuencia. Son innumerables y citarlas llenaría páginas enteras. En un desconocido paralelismo, entre 1969 y 1997, la historia de dos microscopios electrónicos en nuestro país(3) y sus repercusiones hasta la actualidad (2016), servirá para mostrar cómo, durante más de 30 años se desarrolló la patología ultraestructural tumoral y la investigación ultraestructural microbiológica utilizando el ME en la patria de Fernández Morán.

Figura 1: Personal del Laboratorio de Microscopia Electrónica, Hospital General del Sur con el microscopio electrónico JEM-7A. Dr. Jorge García Tamayo Jefe del Laboratorio (sentado) Br Jesús Vivas, técnico de microscopía eletrónica y Dr. Etanislao DelConte (Profesor de la Facultad de Medicina de LUZ).



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Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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