El
Feocromocitoma es un tumor poco
frecuente derivado del tejido cromafín, el cual secreta importantes cantidades
de catecolaminas que dan origen a los signos y síntomas característicos de esta
afección que indudablemente, implica un desafío para el profesional de la
anestesiología debido a la inestable e impredecible clínica durante el acto
anestésico y la intervención quirúrgica.
Se
trata de un tumor neuroendocrino que generalmente se produce en la medula
suprarrenal, aunque también puede encontrarse en cualquier parte del organismo
en la que exista tejido nervioso simpático, como por ejemplo, en la cadena
simpática del abdomen o del tórax y en la pared de la vejiga urinaria, teniendo
una incidencia que se ubica entre 1.55 y
2.1 por millón, por año (1,2).
La
asociación con el embarazo es extremadamente rara, de allí lo complejo que
resulta estimar la incidencia de este tumor en la paciente gestante, la cual se
ubica en menos de 0.2 por 10 000 embarazos (3). Por ser una
situación de alto riesgo para el binomio materno-fetal su supervivencia está
condicionada mayormente a un diagnóstico temprano, un adecuado manejo
terapéutico, así como del momento más idóneo para la cirugía y el término del
embarazo.
Está
claro, que el manejo definitivo de esta patología viene dado por la conducta
quirúrgica, y con el advenimiento de las nuevas técnicas de cirugía
laparoscópica este tipo de abordaje resulta ideal para la exéresis del tumor(4),
ya que ofrece ventajas en relación a la cirugía abierta como lo relacionado con
el dolor, menor incisión, estancia media e incorporación laboral. Presentamos el caso de una paciente con 25
semanas de gestación con diagnóstico de Feocromocitoma para resolución
quirúrgica por laparoscopia.