En la actualidad, el PP es considerado como un
síndrome caracterizado por el borramiento y dilatación del cuello uterino, o
por aumento de la irritabilidad uterina, entre las 20 y 37 semanas de gestación
y a causa de diversos factores que varían según la edad gestacional, como la
infección sistemática e intrauterina, la isquemia uteroplacentaria, la excesiva
distensión del útero y las respuestas inmunológicas anormales del feto o la
madre (43).
El PP aporta en todo el mundo más del
70% de la morbi-mortalidad neonatal, con una incidencia entre 7 % y 12 % en los
Estados Unidos de Norteamérica(44); a pesar del incremento del uso
de tocolíticos la incidencia de parto pretérmino (PP) ha permanecido sin
cambios, tanto en la mayoría de los países europeos como en los Estados Unidos
de Norteamérica ha permanecido alrededor del 8%(45). En Venezuela se
ha observado que la tasa de nacimientos pretérminos ha ido aumentando de forma
sostenida en los últimos 10 años, por lo que constituye un importante problema
de salud pública de gran impacto en sociedad en general (46); con
una incidencia de PP del 9%, asociándose con una mortalidad neonatal de 34,31 %
(47).
Aunque aproximadamente el 12% de los
embarazos se complican debido a la amenaza de PP, solo el 80% de éstos no
terminan en un PP (44); por tanto es importante disponer de métodos
que permitan predecir quienes están más propensas a desenacadenar un PP. Para ello se han
utilizado marcadores tanto clínicos, bioquímicos como ecográficos.
Al respecto, se encontró en
gestantes que presentaron PP se les había determinado índices de resistencias de
la arteria uterina que fueron consistentemente mayores a lo largo de varias
mediciones entre las 16 y 36 semanas de gestación (HR = 2,26, IC del 95%: 1,65,
3,11), tanto si se trataron de PP espontáneos como inducidos; lo cual sugiere
que las alteraciones en la placentación que comprometen el flujo sanguíneo
placentario, puedes ser una vía importante en la patogénesis del PP (48).
De igual manera, Karsidag(49)
ha podido determinar que gestantes con incisura protodiastólica bilateral y
niveles elevados de Alfa-fetoproteína entre las 16 y 20 semanas del embarazo
presentaban significativamente más complicaciones durante la gestación,
incluyendo el parto pretérmino (p= 0,0001). En otra investigación(18) efectuada en mujeres con enfermedades
autoinmunes o trombofilias, se encontró que valores altos en la velocimetría
Doppler durante la semana 21 del embarazo se asociaban fuertemente con el PP (p
<0,01).
Por
su parte, Goetzinger y Col.(50), al estudiar 578 pacientes a las
cuales se les realizó DOA y se determinaron niveles séricos tanto de ADAM12
(Desintegrina A y metaloproteasas) como de la proteína plasmática A asociada al
embarazo (PAPP-A) durante el primer trimestre, encontraron que 6,2% (n=36) y
13,5% (n=78) presentaron PP antes de las 34 y 37 semanas, respectivamente;
identificando el DOA al 62% de las pacientes con nacimientos pretérminos antes
de las 34 y al 50% de las que presentaron un PP antes de las 37 semanas, sin
mejorar el poder predictivo al combinar estas pruebas. No obstante, en un
estudio de casos y controles realizado en 2011(51) no se demostró
ninguna diferencia en los índices Doppler de la arteria uterina en pacientes
con parto pretérmino; asimismo, Soares y Col.(52) no encontraron
ninguna diferencia en la resistencia de la arteria uterina durante el primer
trimestre al comparar retrospectivamente las pacientes con partos pretérminos
versus a término.