Enero-Marzo 2017 69
ISSN 1317-987X
 
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Cirugía
Duodenopancreatectomía cefálica: análisis de los factores condicionantes de morbimortalidad

Introducción

Los tumores originados en el tejido exocrino del páncreas, en el colédoco terminal, en la ampolla de Vater y en el duodeno periampular afectan a un área común cuyo origen, en ocasiones, puede ser difícil de determinar. Destacan así el adenocarcinoma de páncreas, que representa una proporción del 60 al 85%, seguido de los adenocarcinomas ampulares, que suponen el 10 al 36%, los colangiocarcinomas distales (5 al 14%) y con menor frecuencia los adenocarcinomas duodenales, todos ellos precisan para su tratamiento quirúrgico un procedimiento similar (1).

La duodenopancreatectomía cefálica conocida también como cirugía de Whipple, fue introducida por Kaush en 1912, pero no fue hasta 1935 que Allen O Whipple popularizo la técnica como una alternativa viable para el manejo de las lesiones peri-ampulares (1, 2). Sin embargo, hasta la década de los 90 no gozo de mucha popularidad debido a la altísima mortalidad post quirúrgica (3).

Es la resección pancreática que se realiza con más frecuencia. Sus indicaciones, que antes eran sobretodo el adenocarcinoma y la pancreatitis crónica, se han diversificado debido a la identificación de tumores benignos o malignos de otros tipos, pero a menudo de mejor pronóstico que el adenocarcinoma (4).

Esta intervención combina la necesidad de seleccionar adecuadamente las indicaciones, para limitar el riesgo de resecciones excesivas; así como también el tipo de paciente debido a la elevación de la mortalidad que se asocia con el aumento de la edad y enfermedades concomitantes y las posibles dificultades técnicas, esto debido a las relaciones estrechas de la cabeza del páncreas con estructuras vasculares que se asocian con una morbilidad significativa y requiere una buena colaboración entre distintos especialistas(4).

En los últimos años, se han introducido diversas variantes respecto a la extensión de la exéresis y las modalidades de reconstrucción, con el fin de mejorar la radicalidad de la resección, limitar el riesgo de complicaciones inmediatas y/o de mejorar el resultado funcional a largo plazo (4,5). Dichas variantes consisten en preservar los dos primeros centímetros duodenales y las funciones del píloro, modificaciones que inicialmente recibieron criticas debido al retraso del vaciamiento gástrico y en el aspecto oncológico debido al menor margen de resección, pero tuvieron menor índice de síndrome post gastrectomías y reflujo biliar en contrapartida (6).

Mientras la mortalidad es un parámetro totalmente objetivo y fácilmente cuantificable, la morbilidad esta pobremente definida. Esto ha hecho más difícil la evaluación de las diferentes variables asociadas a la morbilidad de esta cirugía; impidiendo la comparación entre distintos centros o inclusive dentro de una misma institución (7). Asimismo la identificación de los factores de riesgo relacionados a complicaciones específicas ha sido muy difícil de lograr y hasta la fecha no se ha podido llegar a conclusiones sólidas para definir los factores que condicionan la morbimortalidad asociada a la duodenopancreatectomía cefálica (7).

Es importante recalcar que si bien los centros altamente especializados han logrado disminuir la mortalidad a cifras aceptables, la morbilidad continua siendo elevada y representa un problema que todavía no se ha podido resolver, ya que las complicaciones luego de una duodenopancreatectomía mantienen una frecuencia del 50% o incluso superior (8).

Muchos parámetros como edad del paciente, tipo de anastomosis, utilización o no de un stent biliar, fístula pancreática, experiencia del cirujano, tipo de hospital, entre otros han sido analizados y descritos como factores condicionantes de complicaciones y mortalidad en esta cirugía. De las complicaciones más frecuentes luego de la cirugía de Whipple, la fístula pancreática continúa siendo la más temida por los cirujanos dado que es un factor predisponente de absceso intra abdominal, sepsis, retardo en el vaciamiento gástrico y hemorragias, siendo la causa más frecuente de muerte en la duodenopancreatectomía. Esta se definió en nuestro estudio a partir de los trabajos de un grupo internacional de cirujanos bajo las siglas ISGPF de tal forma que se considera una fístula pancreática cuando se obtiene un volumen de líquido recogido en un drenaje intraabdominal el día 3 del postoperatorio o a partir de ese día, con un contenido de amilasa 3 veces superior al valor de la normalidad de la amilasa en suero (9).

Fundamentándose en lo antes expuesto, se consideró oportuno evaluar cuáles son los factores condicionantes de morbi-mortalidad en pacientes sometidos a duodenopancreatectomía cefálica, en el Servicio de Cirugía General, del Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo, en la Ciudad de Caracas, Venezuela, para mejorar el manejo de los pacientes sometidos a este procedimiento.




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NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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