Las
técnicas de neuroimagen en las enfermedades neuropsiquiátricas evolucionan a
medida que progresa la neurorradiología. Con los avances en las técnicas de
neuroimagen, la evaluación radiológica del paciente psiquiátrico hoy en día
engloban modalidades adicionales más sofisticadas que permiten una exploración
in vivo no invasiva del cerebro humano, como la RM funcional (RMf), la RM
espectroscópica y la tomografía por emisión de positrones (PET) (1).
Además, existe la técnica de morfometría
cerebral, que consiste en el estudio de las estructuras neuroanatómicas con el
uso de análisis volumétrico, permitiendo examinar los cambios morfológicos
asociados con trastornos neurológicos. Las aplicaciones que usan los contenidos
morfológicos de la RM frecuentemente requieren la segmentación del volumen de
imagen en tipos de tejidos o regiones no superpuestas, cada una con distintas
propiedades e intensidades de señal. Dicho procedimiento puede realizarse a
través de métodos manuales, que muestran
amplia variabilidad intra e interobservador, haciendo irreproducible la
segmentación y deteriorando la precisión del análisis de la misma; o mediante
procedimientos automáticos que resultan más precisos y se clasifican de acuerdo
al algoritmo que emplean para su realización (2).
En este estudio se utilizó un sistema
semiautomatizado conocido como FreeSurfer, que fue desarrollado en el Centro
para el análisis de morfometría (CAM) del Hospital General de Massachusetts
(HGM), por investigadores del Centro Athinoula A. Martinos, el cual requiere un
análisis computacional mínimamente supervisado para la segmentación volumétrica
y provee información extensiva y análisis automatizado de características clave
del cerebro humano (3).
El marco de referencia para el diagnóstico del déficit
cognitivo leve (DCL) durante las últimas dos décadas fue descrito por un grupo
de investigadores dirigido por Ronald Peterson en la Clínica Mayo, basado
en las quejas subjetivas de deterioro
cognitivo referidas por el paciente, en el contexto de una función cognitiva
global normal sin criterios de demencia; adicionalmente, establecieron una
clasificación basada en el número de dominios cognitivos afectados (simple o
múltiple) asociado o no a la presencia de amnesia (4).
La enfermedad de Alzheimer (EA), es la causa más
común de demencia en los ancianos; en vista del incremento de la expectativa de
vida a nivel mundial, se estima que durante el transcurso de las próximas
décadas esta entidad alcanzará un estado de epidemia, con una proyección para
el año 2050 de 14 millones de personas afectadas sólo en la población
estadounidense (5). El aumento de la esperanza de vida está contribuyendo a que este
incremento de adultos mayores se produzca con mayor rapidez, lo que conlleva al
aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas como la demencia (6).
La demencia tiene consecuencias devastadoras, en
particular en el aspecto socioeconómico donde representa un agravio sustancial.
Por este motivo, la prevención de la demencia es una prioridad para la salud
pública siendo el objetivo principal identificar a los individuos de alto
riesgo, idealmente asintomáticos o en fases tempranas de la enfermedad (4).
En la actualidad se han estudiado múltiples
marcadores potenciales para el diagnóstico de DCL y EA, los que han presentado
hallazgos más consistentes son aquellos que demuestran cambios moleculares
determinados por la concentración de proteínas específicas del líquido
cerebro-espinal (LCE), alteración de la homeostasis de metabolitos inflamatorios
detectados en fluidos periféricos (plasma) y modificaciones estructurales o
metabólicas cerebrales evidenciadas mediante estudios de neuroimagen; cabe
destacar que de los marcadores antes mencionados el único que representa un
procedimiento no invasivo para el paciente es el estudio de imagen (7).
Debido a que los trastornos psiquiátricos
representan una gran mayoría de los problemas de salud en general, la RM
cerebral se ha convertido en una herramienta indispensable para el diagnóstico
médico en vista de que es posible visualizar anatómicamente y evaluar la
funcionalidad de los tejidos a través de las contribuciones de las técnicas de
neuroimagen estructural y funcional, lo cual ha sido gran objeto de estudio en
la actualidad (1).
Sin embargo, son escasos los antecedentes
investigativos en lo que respecta a este tema en Latinoamérica, e inclusive
combinando la gran variedad de estructuras intracraneales que han sido
relacionadas con la memoria. Por ende, a través de este trabajo se pretende documentar
los volúmenes de las diferentes estructuras cerebrales de patologías que cursan
con déficit cognitivo, obtenidos mediante RM por medio de volumetría, con la
finalidad de comprender la fisiopatología del sistema nervioso central en las patologías
neuropsiquiátricas, permitiendo un diagnóstico más temprano y sirviendo como
medida para evaluar la progresión de la enfermedad y la respuesta al
tratamiento.