Enero-Marzo 2018 73
ISSN 1317-987X
 
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Parasitología
Propiedades químicas estructurales de compuestos que actúan contra el Trypanosoma brucei (Revisión)

Introducción

La Tripanosomiasis humana africana (THA) es también conocida como la enfermedad del sueño. Esta enfermedad, producida por parásitos del tipo Trypanosoma brucei gambiense y T. b. rhodesiense, es invariablemente fatal si no se trata. En África, las regiones afectadas por la THA comprenden una superficie de unos 8 millones de kilómetros cuadrados entre 14 grados de latitud Norte y 20 grados de latitud Sur (1). T. b. rhodesiense y T. b. gambiense pueden alojarse en animales; por lo tanto, especialmente aquellos que son domesticados, pueden servir como un reservorio importante del trypanosoma. Sin embargo, la función precisa del reservorio animal en la forma gambiense de la enfermedad aún no está completamente definida. En el siglo XX ocurrieron tres grandes epidemias de THA, una entre 1896 y 1906, una segunda en 1920 y la más reciente en 1970, la cual duró hasta los 1990 (2)

La tripanosomiasis africana también afecta a los animales. La enfermedad veterinaria se conoce con el nombre de Nagana, término que incluye la infección con T. congolense, T. vivax y T. brucei brucei. Desde el punto de vista veterinario, el padecimiento es importante ya que afecta el ganado bovino, y puede causar serias pérdidas en cerdos, camélidos, cabras y borregos, por lo cual es un obstáculo para el desarrollo económico de las zonas rurales afectadas (3).

Finalmente, la Surra, Mal de cadera, Murrina o Derrengadera es causada por el T. evansi, parásito que en condiciones naturales infecta principalmente a los équidos. Los caballos, burros, asnos, búfalos y en menor medida vacas, cabras, ovejos, perros y gatos pueden sufrir la enfermedad con tasas de morbilidad y mortalidad que suelen ser altas (4). En Venezuela se detectó su presencia hace unos 30 años, y en 1996 se obtuvo el primer aislado de caballo infectado naturalmente, en la localidad apureña de Mantecal (5).

La tripanosomiasis causada por T. evansi se distribuye ampliamente en regiones de clima tropical y semi-tropical como el norte de África, China, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Rusia, América del Centro y América del Sur (6,7,8). En Venezuela, la infección por T. evansi se extiende por la zona de los llanos (principalmente Apure y Guárico), donde la infección es epizoótica(9). El Chigüire (Hydrochoerus hydrochoeris), silvestre en la región, es un reservorio natural del T. evansi, con un porcentaje de infección activa que oscila entre un 8,5 y 9,4 % y una sero-prevalencia entre 47 y 71 % (5)

Nagana y Surra son enfermedades responsables de pérdidas económicas cuantiosas, al disminuir la productividad de los animales de trabajo y la producción de leche, y producir pérdidas reproductivas. Adicionalmente, los costos del tratamiento son elevados(6).

Tratamiento: La quimioterapia contra la THA está orientada a la etapa específica de la enfermedad en la cual se encuentre el paciente. Los fármacos utilizados datan de al menos 30 años, y su uso acarrea grandes desventajas. Los medicamentos empleados en la fase temprana de THA son menos tóxicos y más fáciles de administrar, los fármacos utilizados para la segunda etapa de THA son difíciles de aplicar, más tóxicos y necesariamente deben atravesar la barrera hematoencefálica. Todos producen efectos adversos peligrosos y, como ya se ha mencionado, frecuentemente son eficaces sólo contra una de las dos etapas de la enfermedad (10).

Las drogas que se utilizan para tratar el ganado enfermo incluyen el aceturato de diminazeno, y el cloruro y bromuro de homidio. Estos dos últimos, junto con el isometamidio se utilizan también como medicamentos profilácticos. Lamentablemente, la eficacia de estos fármacos es cuestionable después de años de uso, probablemente debido a la selección de cepas resistentes a estos medicamentos (11). Hay unos pocos compuestos que pueden emplearse para tratar la Surra, por ejemplo, Suramine y Antricide. En estos casos hay que administrar concomitantemente fármacos estimulantes de la hematopoyesis, para evitar los efectos perjudiciales de la anemia (12).

Una sinopsis de las drogas utilizadas para tratar la tripanosomiasis humana y veterinaria se lista en la Tabla 1.

Tabla 1. Resumen de los medicamentos utilizados contra la tripanosomiasis, modificado de (2, 11, 12).

En el caso de los humanos, el avance más reciente lo constituye la introducción en 2009 de la terapia combinada nifurtimox / eflornitine, (siglas en inglés, NECT) más segura y más eficaz y que simplifica el empleo de esta última en comparación con la monoterapia. Esta terapia combinada constituyó un paso fundamental en el tratamiento de la THA (2), principalmente por la reducción del tiempo de administración parental de eflornitine a una semana. Esta terapia combinada se considera el "primer medicamento nuevo" para THA en más de 25 años. Lamentablemente, no es eficaz contra T. b. rhodesiense. El nifurtimox tiene registro para el tratamiento de la tripanosomiasis americana producida por T. cruzi, o enfermedad de Chagas, pero no para la THA. Sin embargo, y a pesar de no haber sido aprobada por las agencias reguladoras de ningún país, esta asociación de medicamentos está incluida en la lista de medicinas esenciales de la OMS, quien la distribuye gratuitamente. No podemos soslayar la carga logística y financiera que representa esta terapia para los países que reportan la enfermedad en humanos (13).





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NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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