Divertículo de uretra femenina. a propósito de un caso clínico
Introducción
El primer divertículo uretral femenino fue descrito
por Hey en 1805. Desde ese informe inicial, los divertículos uretrales
se diagnostican cada vez con más frecuencia. A pesar de una mayor
conciencia en los últimos años, continúan pasando desapercibidos
durante la evaluación rutinaria de la mujer con clínica miccional
porque los síntomas del divertículo uretral simulan otras patologías.
Este trastorno debe sospecharse en mujeres con dolor pélvico,
incontinencia urinaria y síntomas miccionales irritativos que no
responden al tratamiento (1). Del mismo modo, durante el
embarazo, aunque raros, es importante diagnosticarlos dado que se
asocian con alta morbilidad y causan serias complicaciones (2).
Se han propuesto varias teorías para explicar la etiología de los
divertículos uretrales femeninos, los cuales pueden ser congénitos o
adquiridos (1). Patológicamente, consisten principalmente en tejido fibroso, varían en tamaño, forma y tipo de comunicación con la uretra (1).
Los síntomas son variables: infecciones recurrentes del tracto urinario
(40%), dolor pélvico (48%), incontinencia urinaria (35%), dispareunia
(35%), disuria, frecuencia y urgencia urinarias (22%), nicturia,
sensación de vaciamiento vesical incompleto y multitud de otros
síntomas del tracto urinario inferior inespecíficos (3). Los síntomas más específicos son goteo terminal prolongado o micción babeante (11%), y masa vaginal anterior (16%) (4). Por otra parte, pueden ser asintomáticos y ser un hallazgo incidental durante la cirugía vaginal en 9% de casos (1).
En la exploración física se puede palpar una masa en la pared vaginal
anterior hasta en el 52% de los pacientes, que puede ser dolorosa y
drenar a la uretra al presionarla en el 27,5% de casos (5). La ultrasonografía es la primera prueba no invasiva a realizar (6). La urografía de eliminación casi no se recomienda dado que tiene una sensibilidad de tan sólo el 24% (7).
La cistouretrografía miccional puede definir la localización, tamaño y
número de divertículos. Los defectos de repleción sugieren la
posibilidad de cálculos o tumores en su interior (1). Las
imágenes de resonancia magnética (RM) evalúan de forma no invasiva los
detalles anatómicos tanto de la uretra como de los tejidos
periuretrales, mejor que los estudios radiográficos convencionales con
medios de contraste y la ultrasonografía (8). El
diagnóstico diferencial de una masa de la pared anterior vaginal
incluye: divertículo uretral, absceso de la glándula de Skene,
ureterocele ectópico, quiste del conducto de Gartner, quiste de resto
mülleriano, quiste de inclusión vaginal, carcinoma de células claras
vaginal, carcinoma originado en divertículo uretral, quiste
parauretral. La consistencia firme o dura puede delatar la presencia de
litiasis o neoplasia en el divertículo. (9,10) Los divertículos uretrales femeninos pueden complicarse con infección y litiasis en un 10% de casos (11),
obstrucción en el tracto de salida vesical, y malignización en un 5% de
casos. Un divertículo uretral muy grande puede causar retención
urinaria aguda (1). |