Abril-Junio 2009 38
ISSN 1317-987X
 
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Conferencia
 





Darwinianas: Relevancia de Darwin en nuestro universo de ideas.

Introducción

El décimo aniversario de VITAE coincide con el segundo centenario del nacimiento de Darwin. La trascendencia del descubrimiento de Darwin se ha extendido mucho más allá del campo de la Biología, al punto que podemos considerar que los principios de la evolución son una ley natural y universal. Cada vez más podemos ver su vigencia en todo cuanto evoluciona tanto en el mundo concreto y de la Biología, como en el de las ideas y la cultura. Este ensayo presenta algunas reflexiones en torno a la evolución de las ideas y las resistencias que oponemos a ellas.

Introducción

I have called this principle, by which each slight variation, if useful, is preserved, by the term natural selection (Darwin, 1859, 1968; Ch. 3)[1]

Con el pasar de los años la imagen de Darwin surge como quizás el más formidable científico de la humanidad. Su concepción sobre la evolución ha sido en justicia considerada como “la mejor idea sencilla” de la historia (“The Single Best Idea Ever”, Chesworth, 2002). En alrededor de siglo y medio, los conceptos planteados por Darwin en su obra sobre la evolución de las especies han cambiado dramáticamente la visión de la humanidad sobre sus orígenes, pero a un precio alto y plagado de confrontaciones y controversias. Aún hoy en día podemos observar cómo en los países más desarrollados, los enfrentamientos, oposición o resistencia a las consecuencias derivadas de la obra de Darwin no sólo permanecen vivos, sino que han incrementado su fuerza y oposición.   La misma demora de Darwin en publicar sus resultados podría deberse en parte a sus propias resistencias por haber tenido muy claros los significados y las consecuencias que tendrían sus descubrimientos y teorías para la humanidad.  En una simplificación de sus postulados podemos plantear que Darwin demostró que dadas la presencia de diversidad en las especies capaces de reproducirse o replicarse, y expuestas éstas a presiones adaptativas y competencia, la consecuencia sería un lento proceso de evolución por selección natural, sin diseño pre-establecido, ni diseñador. Hoy podemos decir que este planteamiento tiene el carácter de una ley natural, al mismo nivel que cualquiera de las otras leyes fundamentales conocidas, y que además rige no sólo en el campo de la biología.

Las primeras confrontaciones

Probablemente las primeras controversias fueron las del propio Darwin. De joven, se retiró de la carrera médica y estuvo a punto de hacer la carrera de clérigo. Aunque era un religioso de fervor, venía de una familia en la cual su padre, Robert Darwin, médico, y su abuelo Erasmo Darwin, eran casi librepensadores, aún cuando no enfrentaban sus ideas o desafiaban a la congregación anglicana en la cual vivían. Además, eran personas que habían desarrollado sus mentes en el modelo de la ciencia. Tanto Erasmo, el abuelo, como otro de sus familiares de la misma generación (Josiah Wedgewood) habían formado parte de la Sociedad Lunar de Birmingham. Esta Sociedad se reunía generalmente en la casa de Wedgewood con regularidad en días de luna llena, de manera que los viajeros pudieran tener más seguridad al transitar por los caminos y asistir a las reuniones desde remotos lugares. La fama de la Sociedad Lunar trascendió los ámbitos de Inglaterra, y es conocido que aún personas como Benjamin Franklin en alguna ocasión aprovechó sus viajes para reunirse en la casa de Wedgewood. Las reuniones tenían un carácter de corte científico y fueron precursoras de la fundación de la Royal Society poco después[2]. La Royal Society ha tenido un lugar de mucha importancia en el desarrollo del pensar científico. Surgió en un momento de ebullición cultural durante el reinado de Charles II. La turbulencia había precedido al joven Charles y había acabado con el reinado de su padre, Charles I, quien en medio de las revueltas fue decapitado. Restaurada la monarquía y coronado Charles II, ni el monarca, ni el poder de la iglesia lograban acallar las discusiones y tensiones que, de políticas, empezaban a ser filosóficas, teológicas, incluían todo aspecto de la vida ciudadana y amenazaban continuamente con tornarse en revoltosas. El rey no fue un defensor de las ciencias, sino que simplemente tuvo que aceptar y doblegarse a la presión y al cambio de perspectiva que cada vez tomaba más cuerpo en la sociedad. Los científicos sumaban número y requerían un espacio para exponer y discutir ideas sin temor de enfrentar oposiciones o consecuencias. La fundación de la Royal Society llenó esa necesidad. Ya su primera reunión el 28 de noviembre de 1660, mostró el carácter plural de su composición. La conferencia estuvo a cargo de Christopher Wren, el arquitecto conocido por la restauración de la Catedral de Saint Paul en Londres, pero también por sus estudios anatómicos. Su conferencia versó sobre Astronomía. Además de científicos, la Royal Society contó entre sus miembros con poetas, periodistas y hombres del mundo de las artes (Bronowski, 1951). Los miembros debían asistir comprometidos a seguir reglas estrictas hasta de vestimenta y modales. En las reuniones, los presentadores se debían limitar a exponer sus ideas en términos sencillos, y demostrar sus procedimientos experimentales simplemente tal y como eran realizados, sin discusión ni explicación mediante causas finales, ni defender ideologías. Sólo los hechos simples, y las leyes o explicaciones naturales y lógicas que podían derivar directamente de la observación. Por ejemplo, Boyle mostró en una de sus reuniones el funcionamiento de su bomba de vacío, y la audiencia no tenía que entrar en la discusión teológica sobre la imposibilidad de la existencia del vacío ya que Dios estaría siempre llenando ese espacio aún cuando todo vestigio de lo material pudiese extraerse de un continente, lo cual hacía del vacío un concepto imposible.



[1] “… Yo he denominado a este principio, por el cual cualquier pequeña variación, si es útil, es preservada, con el término de selección natural”.

[2] Es posible que los asiduos asistentes fueran personas consideradas como poco comunes, y por sus reuniones en noches de luna llena se les llamara lunáticos.


Darwinianas: Relevancia de Darwin en nuestro universo de ideas.
Introducción
Las primeras confrontaciones
Confrontaciones externas y resistencias a los cambios.
Nuevas líneas del darwinismo y evolucionismo.
Comunicación y globalización.
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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