Premio Fundación Polar “Lorenzo Mendoza Fleury”
Discurso Leonor Giménez de Mendoza. XII Edición Premio Fundación Polar “Lorenzo Mendoza Fleury”
La búsqueda y la aplicación del conocimiento científico, se encuentran entre los valores que signan y orientan el desarrollo de una nación.
Muy complacidos por su presencia y solidaria compañía, nos encontramos hoy en esta sala para reconocer a cinco venezolanos que se incorporan al Premio Fundación Polar “Lorenzo Mendoza Fleury”, el cual, desde 1983, otorgamos consecuentemente cada dos años, a cinco científicos venezolanos, quienes, trabajando desde las ciencias básicas, engrandecen nuestro acervo nacional con aportes que, mas allá de nuestras fronteras, son contribuciones decisivas al conocimiento universal.
Estos venezolanos de trascendente trayectoria académica no han dejado de ser ciudadanos con una amplia participación en sectores como la educación y la participación comunitaria. Son ellos dignos luchadores que no se amedrentan ante las dificultades y los retos, son Quijotes del conocimiento, y hoy nos honran con su presencia para otorgarles este galardón que ha alcanzado ubicarse, entre las máximas distinciones creadas para nuestros compatriotas, quienes se destacan no solo por su creatividad y logros, sino porque también son vencedores en lides, con gran impacto en pro de la comprensión y aplicación saludable de las leyes de la naturaleza.
En este acto, que se suma a los once ya realizados a lo largo de veintidós años, renovamos nuestro optimismo por el país y sus investigadores, y lo afirmamos con profunda convicción basados en la premisa de que existirá futuro allí, donde exista talento, vocación, dedicación, investigación y curiosidad científica. Igualmente, cada dos años, renovamos nuestra fe en la ciencia hecha en Venezuela, fe que continúa incólume, porque nos hemos convencido de que estamos capacitados para hacer aportes a la humanidad de gran impacto, innovadores y oportunos porque parten, auténticamente de nuestra realidad, y nos retornan enriquecidos insertos y vinculados a las contribuciones y los avances logrados en otras latitudes.
Somos todos y somos uno.
Es decir, vivimos lo local vinculados muy estrechamente a lo global. No podemos pensar en extraernos de los avances de la cultura hemisférica a la cual pertenecemos pero, con igual desparpajo expresamos, y este Premio así lo propone, que existen talentos nacionales, seres humanos dedicados que suman a esta contabilidad del conocimiento que nos procura y nos procurará bienestar.
Así, les ratifico en este momento, que si existe algo que pueda caracterizar a la investigación científica es el concepto y el valor de la libertad.
La ciencia básica, posiblemente considerada “La Cenicienta” de los ámbitos a investigar, ha tenido siempre presente y como base al ser humano. Éste es su objetivo y razón de ser. Para su desarrollo se requiere de amplitud de conocimiento, talento y creatividad, a la vez de un generoso y desinteresado espacio de acción, para que esas búsquedas, fácilmente calificadas como “inocuas”, puedan traducirse en logros trascendentes.
Por nuestra parte nos sentimos satisfechos de haber contribuido, a mantener viva la esperanza en este sector del macro sistema social cumpliendo, entre otras funciones, la tarea de rescatar, divulgar y promover sus logros, reconociendo y premiando al talento de un numeroso grupo de venezolanos, que decidieron dedicar sus vidas a la búsqueda de la verdad científica.
En veintidós años y doce ediciones, el Premio Fundación Polar “Lorenzo Mendoza Fleury” ha sido parte de la agenda social de Empresas Polar, creado y llevado adelante por su Fundación Polar. Con él se han distinguido hasta esta fecha a sesenta valiosos compatriotas, quienes han demostrado que sí se cuenta con talento, voluntad, tesón y coraje, además de un desinteresado soporte institucional, es posible hacer ciencia de primera, sorteando de manera exitosa la visión cortoplacista que ha sido causa de tantos males en nuestro accidentado devenir histórico.
La actividad científica no se puede imponer ni plazos ni límites. Además, sus logros han de ser mostrados y compartidos con el mundo con la mayor libertad y generosidad, para que, más temprano o más tarde, sean aplicados a la sociedad, convertidos en soluciones para mejorar espacios claves y sustentar procesos de bienestar y calidad de vida.
Tenemos la esperanza de que este reconocimiento a los méritos de nuestros investigadores haya contribuido a disminuir su emigración hacia otras latitudes, en donde, con seguridad, puedan ofrecerles condiciones más confortables para su desarrollo. Este fenómeno que conocemos con el nombre, que a mi se me ocurre un tanto peyorativo, de “fuga de cerebros”, el cual estamos padeciendo de forma cada vez más preocupante, amenaza en transformarnos de país importador de talentos que fuimos en un tiempo, a uno que suministra talentos a un mundo aparentemente muy lejano al nuestro.
Cuando digo que ojalá hayamos contribuido a disminuir este éxodo, es porque al decir de los mismos galardonados, este reconocimiento les ha significado un refuerzo y un fortalecimiento a su compromiso con la ciencia, con las instituciones y con Venezuela.
Lugar privilegiado en estas palabras merece la mención de los nombres de los cinco científicos que han obtenido el galardón en esta duodécima edición del Premio; ellos son los doctores:
Manuel Bautista, Pedro Berrizbeitia, José Bubis, José Luis Paz y Félix Tapia.
Desde Fundación Polar, en nombre de la Junta Directiva de Empresas Polar, y de nuestra propia Junta Directiva, les doy a ellos, la más calurosa bienvenida a nuestra gran familia Polar, a la vez que en unión de sus familias y sus equipos de trabajo, les expreso nuestro regocijo por tan merecido reconocimiento.
Como ya lo hemos señalado en oportunidades anteriores: “Ustedes y los colegas que les precedieron son una demostración de que el talento, la creatividad y la productividad no son privilegio de pueblos escogidos ni de naciones opulentas. Ustedes, cada uno primero entre iguales, representan niveles de excelencia en tales atributos”.
La tarea cumplida por el comité de Selección, esta vez integrado por los doctores Marisol Aguilera, Oswaldo Araujo, Narahari Joshi, Deanna Marcano, Alejandro Müller, Manuel Rieber e Irene Pérez Schael , así como el callado pero minucioso papel desempeñado por el grupo de Proponentes, comprometen nuestra gratitud.
Sea propicio este escenario, al concluir mis palabras, para mencionar un acontecimiento por demás resaltante y auspicioso para la actividad científica en el mundo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el 2005 como AÑO MUNDIAL DE LA FÍSICA, lo cual es motivo de júbilo para la comunidad científica internacional, ya que se cumplen 100 años de cuando Albert Einstein, un joven de apenas 26 años, publicara tres teorías que revolucionaron el mundo de la física; pero más allá de la disciplina que ha merecido tan honroso reconocimiento, debemos entender en esta declaración, que se está diciendo al mundo que el ejercicio de la ciencia fundamental, atemporal y desinteresada, es una herramienta esencial en la infatigable lucha por el bienestar humano.
Señoras y Señores, hemos estado con Venezuela desde que nacimos, pues somos parte de ella. A ella siempre hemos apostado. Con ella hemos crecido y progresado. A ella nos debemos. Aquí siempre estaremos.
Celebremos juntos nuestro voto de confianza en Venezuela.
MUCHAS GRACIAS
Leonor Giménez de Mendoza
Presidenta
Fundación Polar
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