Abril-Junio 2011 46
ISSN 1317-987X
Artículos
 




Neumonología
Neumonitis química con empiema loculado como complicación respiratoria de la ingesta de kerosene. (Primer caso en la literatura nacional)

Introducción

La ingestión y/o aspiración de diferentes sustancias en la vía aérea puede causar una amplia variedad de complicaciones pulmonares. El conocimiento tanto de las manifestaciones clínicas como radiológicas es crucial para un diagnostico temprano y de seguridad, conllevando un descenso de la mortalidad y de la morbilidad (1). La ingestión oral accidental de derivados de los hidrocarburos tiene como consecuencia, primordialmente, una toxicidad pulmonar por aspiración, más que por absorción a nivel gastrointestinal.

Sin embargo para Reynolds et al, citado por Monsante y col (1997) (2), dentro de su revisión, enfatiza la frecuencia e importancia del compromiso pulmonar en el envenenamiento por kerosene, señalando que el curso de estos pacientes está determinado por la existencia y extensión del compromiso pulmonar. Se describen dos mecanismos para explicar la llegada del tóxico al pulmón: (1) Acción directa del tóxico sobre el parénquima pulmonar o "teoría de la aspiración" y (2) acción indirecta por la eliminación del tóxico a través de las vías respiratorias después de ser ingeridas o "teoría de la absorción".

La consecuencia más común y severa es la neumonitis química por aspiración (3,4). La extensión y severidad del compromiso pulmonar depende del tipo de hidrocarburo aspirado y en especial, de su baja tensión superficial y poca viscosidad. Al ingerir hidrocarburos, el riesgo de aspiración es inversamente proporcional a su viscosidad. Los hidrocarburos de alta viscosidad y por ende de baja toxicidad como el asfalto, aceite mineral, lubricantes, entre otro. Por otro parte los derivados hidrocarbonados como el kerosene o la gasolina, poseen una baja viscosidad y se dispersan rápidamente, pequeñas cantidades se difunden sobre una gran área, por lo tanto, tienen un alto riesgo de penetración profunda a los pulmones (4,5). El daño por la ingestión y/o aspiración accidental o voluntaria de hidrocarburos puede causar diversas lesiones tanto en la vía aérea (árbol bronquial) como en el propio parénquima debido a que su fisiopatología se caracteriza por edema y acumulación de células inflamatorias con compromiso intraalveolar, intrabronquial, peribronquial e intersticial por lesión directa epitelial a nivel de la membrana basal. Liberación de células inflamatorias y edema intersticial y daño alveolar, lo que acarrea como consecuencia inmediata una irritación de las mucosas respiratorias tanto de las vías altas o bajas, seguido de una hipoxemia por aumento del shunt intrapulmonar, quizá por inactivación del surfactante la cual generalmente es, reversible. Tras la llegada del kerosene al territorio alveolar puede producir un edema pulmonar con fallo respiratorio agudo si la cantidad es importante.

Todas esta alteraciones pueden causar una amplia variedad de complicaciones que van desde la neumonitis química hasta la alteración del surfactante pulmonar, sin embargo existen otras potenciales consecuencias como necrosis de áreas pulmonares y/o derrame pleural, generalmente estériles, no es infrecuente que los pacientes que han aspirado estos productos desarrollen neumonías bacterianas por sobreinfección, por la disminución en la capacidad de clearance del pulmón. Sin embargo, la neumonía aguda es la complicación más frecuente de la ingestión de kerosene. (2, 3, 6,7)

La manifestación clínica principal es una alteración en la relación ventilación-perfusión (V/Q), lo que se traduce en el desarrollo de hipoxemia y atelectasias (5,6). La ingesta accidental de hidrocarburos alifáticos como el Kerosene, constituye en nuestros días la causa más frecuente de intoxicación en niños debido a la falta de cuidado en los hogares al colocar esta sustancia en lugares al alcance de los niños y en recipientes no apropiados (1, 2,3). Mientras que en las personas adultas, puede ser de manera accidental o por exposición ocupacional como sucede en los comedores de fuego ("fire-eater pneumonia"), los trabajadores petroquímicos, pintores y trabajadores de residuos peligrosos. O los asociados al intento de autolisis (1), en el tracto respiratorio, tanto de manera accidental como, puede ser por inhalación directa en el momento de la ingestión al tracto digestivo, o por aspiración procedente desde el mismo estómago (1, 5).

Los hallazgos clínicos más comunes son disnea, tos no productiva, taquipnea y fiebre, también pueden presentarse cianosis y fibrilación ventricular, y con menos frecuencia se ven derrame pleural, fístulas broncopleurales y pioneumotórax que pueden ocurrir inmediatamente o pueden aparecer días o semanas después de la exposición, como una consecuencia de la neumonitis química por kerosene. Sin embargo cuando hay presencia de derrame pleural éste se considera consecuencia de la acción directa del kerosene sobre los pulmones, debido a sus propiedades como son la baja tensión superficial y viscosidad, permitiendo que se desplace por el árbol bronquial, ocasionando inflamación de la mucosa y aumento en la producción de secreciones o probablemente ejerza una acción indirecta al ingresar a la circulación sistémica y posteriormente al llegar a la pleura parietal ocasionando cierto daño en la pared capilar, permitiendo así la liberación de mayor cantidad de líquido al espacio interpleural. El realizar un diagnóstico de derrame pleural como complicación a la neumonitis química por ingesta de kerosene, es de gran importancia pues se sabe que muchas veces está asociado con infecciones sobreagregadas, pudiéndose confirmar con la presencia de gérmenes en el líquido extraído de una toracocentesis (3, 4,6).

Las complicaciones tardías, de días a semanas, incluyen infección que se presenta hasta en el 15% de los pacientes, embolismo pulmonar y atelectasias (8). Los cambios radiográficos y tomográficos son variables y pueden no correlacionar con la clínica. Los cambios iniciales son ambiguos, siendo más frecuentes los infiltrados moteados o en parche, peribiliares locales o difusos, basales uni o bilaterales. También pueden verse atelectasias, lesiones similares a tumores o nódulos solitarios y neumatoceles. La mayoría de los casos se resuelven a las dos o tres semanas (9).
Neumonitis química con empiema loculado como complicación respiratoria de la ingesta de kerosene. (Primer caso en la literatura nacional)
Introducción
Presentación clínica
Discusión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.