Cirugía
Experiencia en laringectomias totales en el Hospital Universitario de Caracas
Discusión
A Billroth se le
acredita la primera laringectomía total
por cáncer en 1873 (13-17). A finales del siglo diecinueve,
Gluck reportó los principios de desinserción de la porción superior de la
laringe, separación de la faringe en forma descendente, confección de la
traqueostomía a la piel y la faringorafía. Perier removió la laringe,
seccionando la traquea inicialmente y ascendiendo de manera retrograda hacia la
faringe (15) (Figura 4).
Figura 4. a)
Maniobra
de Gluck, desinserción de la porción superior de la laringe y separación
de la faringe en forma descendente. b) Maniobra
de Perier, separación de la pared de la traquea de la cara anterior del
esófago.
En Venezuela, Luís Razetti practicó en 1914, la primera laringectomía en
el país, empleo la vía retrograda ascendente de
Perier. El paciente falleció 40 días más
tarde por complicaciones respiratorias (16). Franz Conde Jahn, el 14 de abril de 1941,
realizó la primera laringectomía
con éxito curativo en Venezuela, combinando las técnicas de Perier y de Gluck. El paciente sobrevivió 22 años, falleciendo
después, por un segundo primario en esófago (15,17).
Bernardo Guzmán Blanco, presentó en 1951, la experiencia de cinco años con cincuenta casos operados, resaltando el
valor de la cirugía como tratamiento en el cáncer de laringe (18). Esteban Garriga Michelena (17), Armando
Márquez Reverón (19), Néstor Bracho Semprún (20) y Jesús García Colina (21) publican
en distintos periodos, las indicaciones, tecnicas quirúrgicas e importancia de
las laringectomías totales. George
Oblitas y col (22), en el 2011 señalan la experiencia del Instituto
Oncológico Luís Razetti, comparando la sobrevida de los pacientes a las
distintas modalidades de tratamiento (cirugía, radioterapia y quimioterapia) de
acuerdo a su etapa. En la cátedra de otorrinolaringología del Hospital
Universitario de Caracas, Dolores Vicens
de Solbas (23), Wilson
Vinueza (24), Edgardo López Hernández (25), Mónica Saavedra y Ana Papapietro (26),
reportaron el manejo diagnostico y
terapéutico del cáncer de laringe.
José Mata y col.
publica en el año 2012 (27),
el Consenso Nacional sobre cáncer de laringe en la Revista Venezolana de
Oncología, con la finalidad de establecer pautas para el manejo diagnóstico y
terapéutico, que sirvan de base para realizar estudios y de aplicación práctica
para especialistas y residentes.
A lo largo del
tiempo el procedimiento fue modificado,
cobrando énfasis la restauración de
la voz y la deglución. Se introdujo el
concepto de preservación de órgano a través de las laringectomías parciales y los protocolos de
quimioradiación, siendo estas modalidades, los tratamientos de elección (1,28,29).
Sin embargo, a pesar de estos avances, la laringectomía total todavía
posee un rol en el tratamiento de los pacientes con cáncer de laringe avanzado,
especialmente en nuestro medio por el gran número de pacientes que consultan en
estas etapas.
La literatura
internacional (5,30) y el consenso nacional sobre cáncer de laringe (27),
señalan en cuanto a las indicaciones
actuales para la laringectomía total primaria: Tumores T4a, es decir aquellos
que invaden el cartílago, tejidos extralaringeos o la base de la lengua. En
cuanto a las indicaciones actuales de la laringectomía total de rescate se
describen: Neoplasias etapa I, II y III que han persistido luego de tratamiento
radiante o quimioradiante y que no sean
susceptibles a cirugía conservadora. El
tipo de procedimiento mas frecuentemente realizado fue del tipo primario con
57,5%, seguido de los de rescate con
42,5%. El 78,2% de las primarias
fueron etapa IVA, cuyo tamaño tumoral era T4a. El resto correspondieron a otros
tamaños tumorales pero se sometieron a cirugía
radical porque no desearon o no pudieron recibir otras modalidades preservadoras de
tratamiento.
En las de salvamento por
persistencia de neoplasia posterior a tratamientos preservadores con
radioterapia o quimioradioterapia, se constato 17,7% etapa I y II, cada una y
64,6% etapa III.
Se describen laringectomías de salvamento entre un 22% a 36% de acuerdo
al tipo de tratamiento preservador (28,29). Aroldo
Fernández (31), en la cátedra servicio de Radioterapia del Hospital
Universitario de Caracas, reportó durante
el periodo del 2007 al 2011, el ingreso de 28 pacientes ST III para
tratamientos preservadores de órgano con radioterapia y quimioterapia, de los
cuales cuatro permanecieron vivos libres de enfermedad, siete vivos con
enfermedad, cuatro fallecidos con enfermedad, otros cuatro fallecidos por otras
causas y nueve perdidos del estudio. Indicando un control local y una sobrevida a los 3 años de finalizado el
tratamiento de 45,6% y 72,9%
respectivamente.
En cuanto a
la distribución de los tipos de laringectomía en el tiempo, se evidencia un incremento de los procedimientos
de rescate sobre los primarios a partir del 2010 al 2013, contrario a lo reportado por Grau (7) y Stoeckli (9) quienes
indican una disminución de los rescates experimentado en los últimos años,
asociado a la eficacia de los esquemas preservadores. En nuestro medio, este aumento podría deberse a las demoras y dificultades
para la adquicisión y cumplimiento de los tratamientos quimioradiantes. El 58,8% presento persistencia antes del año de finalizado el protocolo y 29,4%,
requirieron varios intentos infructuosos de toma de biopsia. El
11,8% no completó la terapéutica.
Técnica
operatoria
La decisión
en cuanto al tipo de incisión estuvo
influenciada por los cuatro preceptos de Myers (32): exposición
adecuada, viabilidad de los colgajos, cobertura de estructuras vitales y
estética en la reconstrucción.
Se selecciono la de Eckert y Byars (11) o en palo de hockey cuando
se acompañaban de disección cervical y la de Gluck (12) o en copa, para las laringectomías
totales simples, coincidiendo con
otros autores (4,5,12). Luís
Razetti y Franz Conde Jahn (15-17)
emplearon la “H invertida” de Perier. Bernardo Guzmán (18) y Márquez
Reverón (19) se inclinaron por la
vertical en la línea media y en “T”
respectivamente para los procedimientos simples
y la trifurcada de Martin cuando se asociaban con linfadenectomía.
Esteban Garriga (17) recomienda su incisión
en los procedimientos combinados. En la
cátedra de otorrinolaringología (25) durante la década de los
noventa, las preferidas fueron en copa
para las totales simples y de Kambic & Sirca (33) o en “media H” para las que se acompañaron de disección cervical (Figura 2). El manejo del
cuello dependerá de la etapa ganglionar inicial
del paciente (4,5, 27, 30, 32). Se emplearon diversas modalidades de
disección de acuerdo al estado clínico, los hallazgos intraoperatorios y al
desarrollo progresivo de la experiencia (34).
En
la literatura internacional se reportan los laringectomías totales de rescate,
como de mayor dificultad técnica(5); en el estudio se encontró 58,8%, de tumores persistentes en progresión a estructuras adyacentes además de
faringorafías y estomas de difícil
ejecución.
Histología
El carcinoma escamoso comprende cerca del 95% de las neoplasias malignas
de la laringe (4,20,23,25,26,32,35). Todos los reportes de anatomía
patológica indicaron carcinoma escamoso.
Sha (4)
refiere un 70% de metástasis en tumores
supraglóticos localmente avanzados. Razack y col (32), señalan un
54% de adenopatías en los tumores T3 y
T4. El 70% de los especimenes del estudio fueron metastásicos.
En cuanto a la presencia de márgenes positivos en la pieza quirúrgica,
la mayoría se presento en las laringectomías totales primarias y fue
estadísticamente significativo (p>0,05) en los tumores supraglóticos. La dificultad para obtener
bordes negativos en estos grupos, podría explicarse por la presencia exclusiva
de tumores voluminosos (T4) en el grupo de las
primarias y la poca accesibilidad a la base de la lengua en la localización supraglótica, aspecto
reconocido en la literatura nacional e internacional (20, 36).
Complicaciones y recidivas
Se reportan complicaciones
generales postlaringectomia total primaria como hemorragias,
trastornos metabólicos, estenosis del estoma y faringea, hasta en un
70%, siendo las fístulas
faringocutáneas las mas importantes, entre
9% a 70% (6,7,17,20,21,32,37).
Durante la radioterapia se presentan efectos
tóxicos agudos como dermatitis o mucositis y después de finalizada, aparecen
trastornos en la microvasculatura que comprometen la irrigación y ocasionan hipoxia en los
tejidos (38). A medida que se demora la laringectomía luego de
finalizada la radioterapia, el riesgo de
complicaciones en la herida quirúrgica
se incrementa, indicándose entre
un 46% a un 100% de complicaciones y señalando
una incidencia de fístulas faringocutaneas entre 15% a 100% (5,6,7,9,12, 20, 38,39,
40).
En la serie, el mayor número de complicaciones, se evidenció en las
laringectomías totales de rescate. Las fístulas faringocutáneas fueron las
complicaciones más frecuentes en ambos tipos de laringectomías, siendo mas
numerosas en las de rescate, todo estos
aspectos comparables a la literatura
internacional y nacional (5,6,7,9,12,17,20,21,27,38).
Grau (7) señala una incidencia de estenosis del
estoma, estenosis faringea y trastornos metabólicos de 6,2%, 2,7% y 10,6%
respectivamente en las primarias y 7,9%, 5,3% y 7,9% en las de rescate. En la
literatura nacional se reportan 17 a 35,6% de necrosis de la
herida quirúrgica, 8 a
14,2% de estenosis traqueal, 7,1% de estallidos de arteria carótida, 4,7% de
complicaciones pulmonares y 1,36% de estenosis faringea en las primarias (17-21,23,25).
Bracho Semprúm (20) indica 33,3% de estenosis traqueal posterior a
cobaltoterapia. Las laringectomías totales primarias presentaron una incidencia
de hemorragias leves y estenosis
faringea de 8,7% respectivamente y trastornos metabólicos e infecciones
respiratorias de 4,4%. Las de rescate sufrieron estenosis del estoma, superior a lo reportado
en la literatura internacional pero
inferior a lo mencionado en la nacional.
La mortalidad operatoria del
estudio, fue un paciente, (2,5%) en el grupo de las primarias, quien falleció por complicaciones
respiratorias, siendo comparable a los porcentajes de autores nacionales e internacionales (17,23, 40), sin embargo es más
baja que la obtenida durante la década de los sesenta y setenta en la revisión
de Vicens de Solbas (23), quien la situó en 11,1%. Avances en la
clasificación preoperatoria, mayor
comprensión de la reposición de líquidos o hemoderivados, el perfeccionamiento
de las tecnicas anestésicas y quirúrgicas podrían explicar este descenso.
Una frecuencia
mas elevada de recidivas se constato en las de rescate, en concordancia con Genden (1) y Ritoe (41).
Las recaídas
locales fueron más numerosas en ambos grupos pero con
porcentajes superiores a los reportados
por Weber (39) y Spector (42), quienes las situaron entre
10 a
32,4%. La tasa de recidivas en las laringectomías primarias fue menor a lo
señalado por Semprún (20) y
Colina (21).
Procedimientos adicionales como rotación de colgajos para cierre de fístulas
orocutáneas o exeresis de recidivas locoregionales, fueron más
numerosas en el grupo de las de
salvamento, asociado al mayor porcentaje de complicaciones y recidivas.
Mortalidad y Sobrevida
Al correlacionar la tasa de
sobrevida en los procedimientos primarios
con la literatura internacional encontramos similitudes con lo reportado en la literatura
internacional (4,30,42,43), quienes la situaron entre 43,9% y 54%.
Sin embargo el porcentaje de mortalidad de las laringectomías totales de
rescate es superior y la tasa de
sobrevida es inferior
a lo referido en la literatura consultada, la cual se ubica en
27,41% y 69 a
76% respectivamente (39,41).
Es de
resaltar, que
el 75% de los pacientes ST III que se sometieron a laringectomía total primaria
sobrevivieron durante el periodo en estudio, comparable con el 73% obtenido por
Sha (4), en esta etapa. El estudio de Oblitas y col (22),
indica en el subgrupo de los pacientes con etapas avanzadas, sometidos a
tratamiento multimodal con cirugía seguido de radioterapia con o sin
quimioterapia, la mejor sobrevida en meses
comparado con otras alternativas.
En nuestro medio, las largas
listas de espera y las frecuentes pausas en el tratamiento radiante por deterioro de las maquinas, las dificultades
para la adquisición de la quimioterapia y de los turnos quirúrgicos ocasionan
progresión del tumor, aparición de metástasis regionales y aumentan la
dificultad terapéutica.
Factores pronósticos
La localización supraglótica, márgenes
positivos y tratamientos previos con quimioterapia y radioterapia previa se han asociado por algunos autores,
como factores pronósticos de morbilidad, recurrencia y menor tasa de curación en los
pacientes sometidos a laringectomía total (1,4, 6, 7,39, 42,44), otros como Hall (8) y Stoeckli (9) varían
en esta afirmación. Las laringectomías totales de rescate presentaron una mayor
incidencia de complicaciones, como las fístulas faringocutáneas y presencia de recidivas, además de una menor tasa
de sobrevida, sin embargo al determinar la correlación estadística con el tipo
de laringectomía no fue significativo
(p>0,05).
En cuanto a la localización los tumores supraglóticos se complicaron y presentaron
recidivas en mayor número en ambos tipos de laringectomía y en todas
las etapas comparadas con los tumores de localización glótica. Al determinar
la correlación estadística para la
aparición de complicaciones y recidivas con la localización de los tumores
glóticos y no glóticos, fue estadísticamente significativo (p>0,05) para los
no glóticos, similar a lo reportado por Genden(1) y Grau (7).
Sha (4) ubica la supervivencia sin enfermedad a los
cinco años en función de la etapa III y IV en los tumores supraglóticos en 73%
y 44% respectivamente, con una
tasa de sobrevida global a los cinco años de 81% para
los tumores glóticos, 77% subglóticos
y 51% supraglóticos. Se señala la
tasa de sobrevida libre de enfermedad dependiente de la localización del
tumor primario en el momento del diagnostico y el tratamiento (4,27).
Los tumores supraglóticos presentaron
mayor porcentaje de mortalidad 63,6% en ambos tipos de laringectomía y
en todas las etapas comparadas con los tumores de localización glótica, en
correspondencia con la literatura (4,27), sin embargo al determinar
la correlación estadística entre la mortalidad y la localización glótica y no glótica,
esta no fue significativa (p>0.05).
Francisco H. Rivero (45)
en el año 1944, durante el juicio crítico a la primera laringectomía total
practicada con éxito en Venezuela por el Dr. Franz Conde Jhan comparaba el
poder invasor y devastador del cáncer supraglotico a la guerra relámpago de las
tropas alemanas o “blitzkrieg”, que
para el momento presenciaba la humanidad.
Conclusión
La laringectomía total tiene el principal rol
en el tratamiento primario del cáncer de laringe avanzado o en el persistente
después de fallar los protocolos de preservación de órganos. El aumento en la
indicación terapéutica de esquemas quimioradiantes pero a su vez la dificultad
para su adquicisión y cumplimiento, se asocio con un incremento en la frecuencia de laringectomías totales de
rescate con una mayor incidencia de complicaciones como las fístulas
faringocutáneas y recidivas, además de una menor tasa de sobrevida respecto a
la literatura revisada, estos hallazgos y los mejores resultados de la cirugía
primaria, podrían cuestionar la
aplicación de los tratamientos preservadores quimioradiantes en nuestro
medio. La localización tumoral no glótica
resultó ser el único factor pronóstico estadísticamente significativo
(p<0,05) para la aparición de márgenes positivos, complicaciones y
recidivas.
Agradecimientos: a los Dres. Dolores
Vicens de Solbas, Jaime Valls, Edgar Brito Arreaza y Nelson Croce por
su tiempo y orientación en la
realización del estudio.
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