Julio-Septiembre 2018 75
ISSN 1317-987X
 
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Monografías docentes
 




Rol del psicólogo en la Unidad de Coloproctología del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Caracas

Enfermedades anorrectales y variables psicológicas asociadas

Diversos estudios han demostrado que los trastornos anorrectales son un motivo frecuente en las consultas médicas, calculándose que aproximadamente solo el 20% de estos pacientes solicitan atención médica; debido a que, por lo general, la mayoría de los pacientes con síntomas en los órganos pertenecientes al compartimento posterior de la anatomía del piso pélvico (recto, conducto anal y aparato esfinteriano), asumen que sus síntomas son debidos a hemorroides, incluso aun siendo estos síntomas variados y diferentes de persona a persona, por lo que suelen automedicarse o seguir recomendaciones de familiares y conocidos que hayan padecido de síntomas similares.

Tal y como manifiestan Rodríguez de Alba, Rodríguez Álvarez y Panadero (2008), esta situación está muy lejos de ser adecuada, puesto que en ocasiones, determinados síntomas no son debido a la existencia de hemorroides, o en el mejor de los casos coincide la existencia de hemorroides con otros procesos patológicos más graves, a pesar de que comparten sintomatología. Es, a partir de allí, que resulta perentorio la realización por parte de especialistas médicos de un diagnóstico preciso, siendo esta la clave para el tratamiento eficaz, tanto a nivel estructural como funcional.

La principal razón por la cual los pacientes asisten a consulta, al tratarse de enfermedades anorrectales, se debe al hecho de que la sintomatología anorrectal, que a menudo es común para distintos cuadros de la zona, es frecuente y mal tolerada por los pacientes, llegando a producir molestias que interfieren en la mayoría de los ámbitos de vida de los mismos (personal, familiar, interpersonal, sexual, laboral, etc.) y, por ende, en la calidad de vida del sujeto (Rodríguez de Alba, Rodríguez Álvarez y Panadero, 2008).

Ahora bien, dada la interferencia y los cambios generados en la vida del paciente a raíz de la sintomatología anorrectal, Díaz y Rey (2007) afirman que los factores psicológicos tiene una participación en la fisiopatología, sobre todo en pacientes diagnosticados con enfermedades anorrectales; puesto que más del 50% de dichos pacientes refieren, al momento de indagar con respecto a las repercusiones que ha tenido la enfermedad en su vida diaria, que las situaciones estresantes coinciden con el inicio de la sintomatología o exacerban los síntomas preexistentes.

Por tanto, el estrés psicológico ha demostrado estar estrechamente relacionado con niveles elevados de ansiedad, múltiples quejas somáticas que no tienen una raíz estructural, trastornos psiquiátricos, estrategias de afrontamiento ineficaces, hipervigilancia, inadecuación en los ámbitos de la vida diaria, niveles de depresión, hábitos inadecuados, así como la producción de alteraciones fisiológicas gastrointestinales en individuos sanos, acelerando el tránsito colónico (Díaz y Rey, 2007; Enríquez-Blanco, Rodríguez y Schneider, 2010), en este sentido, no se puede negar la fuerte influencia que conllevan los problemas emocionales en pacientes con enfermedades anorrectales.

Siguiendo este orden de ideas, al tratarse de enfermedades crónicas, se puede llegar a afectar considerablemente la calidad de vida del paciente y, por ende, las dimensiones físicas, psicológicas, familiares y sociales del mismo. En el caso de las enfermedades anorrectales, la afectación de la calidad de vida puede ser aún mayor, ya que la intervención médica supone la utilización de tratamientos prolongados, la realización de pruebas diagnósticas intrusivas, la implementación de intervenciones quirúrgicas, las revisiones periódicas y/o los ingresos hospitalarios por recaídas (Simón-López, 2007) .

Tomando en cuenta la relación innegable que existe entre las enfermedades anorrectales y los factores psicológicos asociados, resulta perentorio que el tratamiento basado en los aspectos médicos esté acompañada de múltiples estrategias de control que incluyen, de acuerdo a Enríquez-Blanco, Rodríguez y Schneider (2010): tratamientos conductuales con base en educación, entrenamiento y prácticas a desarrollar en los ámbitos afectados, apoyo psicológico, emocional y social, aplicación de entrenamiento en relajación, cambios en el estilo de vida (cambios alimentarios y en los hábitos en general, así como monitoreo de los hábitos de eliminación, tales como: regularización del hábito defecatorio, modificación del ángulo defecatorio, seguimiento de la calidad de la materia fecal, alimentos más recomendados para facilitar la evacuación, etc.), seguimiento de síntomas a través de un registro, así como monitoreo de los aspectos psicosociales que influyen en la evolución de la enfermedad.

Dichas estrategias de control, tienen como objetivo principal enseñar a los pacientes estilos de afrontamiento efectivos que les permitan modificar los factores psicológicos asociados, afrontar de manera más eficaz las demandas de la enfermedad, establecer medidas eficaces para la consecución de la adherencia al tratamiento, así como propiciar que el paciente comprenda la importancia del proceso de evaluación, diagnóstico, intervención y tratamiento de la enfermedad, que logre percibir dicha situación de salud como un problema y que busque mejorar su calidad de vida (Enríquez-Blanco, Rodríguez y Schneider, 2010).

Resulta imprescindible destacar que, elementos como el efecto placebo y los factores inespecíficos relacionados con las creencias en torno a la salud, tales como: la credibilidad al tratamiento, las expectativas de mejoría, los determinantes de la adherencia al tratamiento que se encuentran relacionados con diversas variables sociodemográficas (escolaridad, estatus socioeconómico, edad y estado civil), las creencias del paciente, el tipo de enfermedad, el tratamiento farmacológico, la relación que se establece entre el paciente y el personal médico, la información proporcionada por estos últimos, el apoyo social y variables de la organización de los servicios de salud; modifican la fenomenología del síndrome anorrectal, lo cual se encuentra estrechamente relacionado con la eficacia terapéutica (Enríquez-Blanco, Rodríguez y Schneider, 2010; Varela, Salazar y Correa, 2008; y Moral de la Rubia y Cerda, 2015).

Uno de los aspectos que ha adquirido mayor relevancia dentro de las consultas proctológicas es la presencia del dolor. Enríquez-Blanco, Rodríguez y Schneider (2010) plantean que existen distintas áreas cerebrales involucradas en la sensación de dolor en los órganos que conforman el compartimiento posterior del piso pélvico, una de estas áreas se relaciona con la localización y la intensidad del dolor, mientras que otras se vinculan a la memoria y las emociones, dicha interconexión entre ambas áreas propicia que la percepción del dolor pueda verse afectada por las emociones o las experiencias de vida las cuales asignan un significado al dolor; por lo que tomando el control de la experiencia dolorosa se reducirá el malestar y la intensidad, no desaparecerá pero disminuirá.

Ahora bien, la adherencia al tratamiento se configura como uno de los elementos que tiene mayor cantidad de correlatos psicológicos. La conceptualización de este término, se ha ido modificando con el paso del tiempo, actualmente es entendida como un fenómeno psicosocial complejo en el que se involucran múltiples factores mediadores, tales como los conocimientos y las creencias que el paciente tiene de la enfermedad, los procesos motivacionales, los estados afectivos y la voluntad para recuperar la salud (D’Anello, Barreat, Escalante, D’Orazio y Benítez, 2009).

La falta de adherencia total o parcial al tratamiento, es un problema que se presenta en pacientes de todas las edades y en casi todas las etapas de las enfermedades crónicas, siendo esta la causa por la cual los pacientes asisten a las consultas médicas cuando se encuentran en los últimos estadios de la enfermedad y dicha tendencia a la falta de adherencia empeora a medida que el paciente lleva más tiempo con el tratamiento (Silva, Galeano y Correa, 2005).

En la actualidad, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2004, c.p. Iakovleva, 2015), el problema de adherencia al tratamiento a largo plazo en pacientes con enfermedades crónicas resulta alarmante, puesto que, según las estadísticas de la institución, aproximadamente la mitad de los pacientes con enfermedades crónicas no cumplen con las prescripciones médicas, lo que decanta en una disminución de la calidad de vida de los pacientes y un aumento en las tasas de mortalidad.

Aunado a esto, la Organización Mundial de la Salud (2004) considera que la falta de adherencia a los tratamientos crónicos, por sus consecuencias clínicas, personales y económicas negativas, es un tema prioritario de salud pública que requiere ser estudiado para diseñar estrategias de intervención efectivas, a distintos niveles de prevención y propiciando la promoción de conductas pro salud.

Silva, Galeano y Correa (2005) señalan que, para mejorar la adherencia al tratamiento médico y psicológico, se requiere que el paciente acepte el proceso de enfermedad, el personal médico de salud informe ampliamente al paciente y lo involucre activamente durante el proceso de toma de decisiones terapéuticas.

Con base en lo anteriormente expuesto, se evidencia la pertinencia de un trabajo a nivel transdisciplinar en el área de la salud que dedica sus esfuerzos al abordaje de las enfermedades anorrectales, partiendo de la premisa fundamental planteada por Lanz (2010) de la integración de saberes para la construcción de un mismo objeto y el manejo de un lenguaje común entre la Proctología y la Psicología como disciplinas convergentes.

Rol del psicólogo en la Unidad de Coloproctología del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Caracas
Rol del psicólogo
Rol del Psicólogo en el ambiente hospitalario
Enfermedades anorrectales y variables psicológicas asociadas
Perfil del psicólogo que labora en la Unidad de Coloproctología del HUC
Referencias bibliográficas

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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