Enero-Marzo 2021 85
ISSN 1317-987X
 
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Cirugía
Absceso hepático amebiano y amibiasis cutánea como presentación rara de un caso. Sus aspectos clínicos, de diagnóstico y terapéutico

Discusión

La amebiasis es una enfermedad de distribución mundial en la cual unas 40000 a 100.000 personas mueren anualmente siendo esta la segunda causa de muerte por enfermedades parasitarias sobre todo en países en desarrollo (1).

Sigue siendo un factor de riesgo se suma importancia en aquellos países donde las barreras entre las heces humanas la comida y el agua son inadecuadas.

Su mayor incidencia se ha registrado 2:1 en el sexo masculino con respecto al sexo femenino, asimismo el grupo etario más afectado es el comprendido entre los 15-44 años de edad, pero sin embargo las tasas de mortalidad más elevadas se observaron en la población de los menores de 4 años y en los de 65 y más años de edad (1,2).

La localización cutánea es una enfermedad rara; se ha señalado una incidencia de 0.03% a 0.07% de los casos de disentería amebiana, y en 1 de cada 3 000 pacientes dermatológicos; en niños se han informado sólo ocho casos (1-3).

Esta se debe al daño en la piel y los tejidos subyacentes ocasionado por trofozoítos de Entamoeba histolytica ya que las formas quísticas del protozoario, no tienen capacidad invasiva. La amibiasis cutánea generalmente se produce por la invasión directa de la amiba en excoriaciones dérmicas de la piel del abdomen o tórax o en las fisuras de la región perineal, perianal o anal, ya que se considera que la piel sana no es susceptible de la invasión del trofozoíto.

Este mecanismo de invasión directa de la amiba hacia la piel también se ha observado en abscesos hepáticos amebianos rotos hacia la piel de la pared abdominal o en fístulas enterocutáneas o en colostomías como sucedió en nuestro caso.

Pero también puede ocurrir por un mecanismo de autoinoculación local o a distancia. En el caso de amibiasis cutánea de otras localizaciones también han sido descritas las vías hematógena y linfática (12).

La patogenia de la afección amebiana cutánea suele suceder por diferentes mecanismos: 1. Por contaminación de heridas quirúrgicas en pacientes que padecen de amibiasis (forma para-quirúrgica de Latapi). (a) Secundaria al drenaje de abscesos hepáticos que fue lo pudo haber sucedido en nuestro caso; (b) Consecutiva a colectomías, apendicetomías, entre otros. c) Secundaria a intervenciones sobre el recto, tales como extirpación de pólipos, hemorroides, biopsias, drenajes ano-rectales, entre otros. d) Por contaminación de heridas quirúrgicas en los genitales femeninos. 2. Por infección secundaria de lesiones localizadas en los orificios naturales o cerca de ellos (forma perianal de Latapi), a) Abscesos amebianos de la pared rectal o abscesos bacterianos en pacientes con amibiasis intestinal, los cuales se abren a los genitales, periné, nalgas o región sacro-coxígea. b) Por complicación de lesiones anales y perianales en pacientes con amibiasis intestinal tales como hemorroides sangrantes, pólipos ulcerados, fístulas, papilomas, condilomas, forunculosis, fisuras del recto, entre otras). Por complicación de lesiones genitales femeninas en pacientes con amibiasis intestinal, úlceras bacterianas o micóticas, abscesos, papilomas, condilomas, fisuras, entre otros. 3. Por contaminación de lesiones distantes del orificio anal (forma de inoculación a distancia de Latapi). 4. Manifestaciones dermo-alérgicas en individuos con amibiasis intestinal (forma por sensibilización de Latapi) (13).

En la amibiasis cutánea se establece el diagnóstico de una forma definitiva con el hallazgo de los trofozoítos de Entamoeba histolytica en el exudado purulento de las úlceras, mediante examen directo al microscopio o en la biopsia de piel, en donde se identifican trofozoítos hematófagos como resulto en nuestro caso.

Pero hay que tener en cuenta que desde la perspectiva anatomo-clínica la amibiasis cutánea tiene las ciertas características a la cual haremos referencia: (a) como un proceso destructivo rápido, con actividad variable en las diferentes zonas del margen, el cual se torna irregular, debido a la diferente velocidad de destrucción y regeneración; (b) existe un borde libre de piel necrótica del que puede extraerse material hematopurulento; (c) generalmente cuando se presenta las lesiones cutáneas esta son muy dolorosas;(d) en el perímetro de la lesión se presenta un halo eritematoso de intensidad variable, que cambia gradualmente de color rojo obscuro al color de la piel normal; (e) el fondo de la lesión ulcerosa está compuesto por tejido de granulación indoloro cubierto de material necrótico y exudado hematopurulento; y (f) en los casos graves el proceso destructivo y la infección agregada pueden incluso causar la muerte del paciente (5).

Asimismo, las pruebas inmunológicas como: la hemaglutinación indirecta, la reacción de anticuerpos monoclonales fluorescentes, la fijación de complemento, la electroinmunotransferencia en gel y la reacción en cadena de la polimerasa, son también de mucha utilidad para establecer el diagnóstico en los casos de amibiasis cutánea (1,3). Se debe establecer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades tales como el pioderma gangrenoso, tuberculosis cutánea, leishmaniasis, micosis profunda y los carcinomas.

Los hallazgos en la radiografía del tórax incluyen: elevación del hemidiafragma derecho, en el 96% de los casos; reacción pleural con borramiento del seno costofrénico y cardiofrénico derecho en el 57%; además neumonitis y atelectasias o radiografía normal (14).

La radiografía simple de abdomen puede mostrar hepatomegalia con rechazo del estómago o las asas intestinales por el hígado, hasta la observación de la cavidad del absceso ocupada por el lisado hepático; no se encuentra gas y si existe indica la presencia de bacterias productoras del mismo (14).

La ultrasonografía hepática, es el método actual de primera elección ante la sospecha clínica de absceso hepático amebiano, este puede detectar lesiones mayores de 1.5 cm, no produce irradiaciones, es rápida, de bajo costo, diferencia el contenido sólido del líquido, establece el diagnóstico de litiasis biliar, neoplasias e incluso determina la movilidad del hemidiafragma. Otra alternativa es la tomografía computadorizada (TC) que visualiza lesiones de 0.5 cm y está reservada para cuando la ecografía deja dudas diagnósticas (14).

El tratamiento del absceso hepático amebiano durante el siglo XX tuvo tres virajes: médico y quirúrgico, médico y punción y médico principalmente. Siempre se ha estado de acuerdo en el tratamiento médico, pero hoy en día hay consenso de realizar la punción evacuadora.

Por lo que el tratamiento de la amibiasis cutánea se basa en la utilización de fármacos con actividad antiamibiana extra-luminal como el metronidazol a dosis de 30 a 40 mg/kg por día durante siete a 10 días sin exceder dos gramos diarios o la dihidroemetina a dosis de 1.5 mg/kg por día durante siete a 10 días sin exceder 90 mg por día, sin olvidar que este último fármaco tiene efectos cardiotóxicos.

Asimismo, se deben emplear medidas de prevención como evitar el contacto con las lesiones amebianas ya que puede haber contagio de la enfermedad.


Continua: Conclusiones

Absceso hepático amebiano y amibiasis cutánea como presentación rara de un caso. Sus aspectos clínicos, de diagnóstico y terapéutico
Introducción
Presentación del caso
Discusión
Conclusiones
Referencias bibliográficas

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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