A principios del nuevo milenio, el medico de fuerzas especiales Robert Mabry, elaboró una publicación científica retrospectiva de su experiencia en la operación militar “Restaurar la Esperanza” en la capital de Somalia en 1993. Recopiló los datos provenientes de los tipos de heridas y su manejo durante la intervención militar descrita. Además incluyó la experiencia de otros escenarios bélicos y de algunos centros de trauma civiles en Estados Unidos (5).

Definió la guerra urbana moderna en relación a la atención médica de pacientes lesionados, como un conflicto bélico desarrollado en zonas densamente pobladas. Caracterizado por ser cerrado, violento, con heridas destructivas y de difícil acceso para la evacuación (5-9). Otros autores la han definido como multidimensional y extenuante (10,11). Mabry asoció el concepto de la guerra urbana moderna con un nuevo enfoque en el manejo de los traumatismos (9).

Por analogía a la guerra urbana moderna se desprende el trauma urbano moderno. Las observaciones de la publicación de Mabry incluyeron la gravedad del tipo de heridas y los procedimientos realizados, la necesidad del rediseño de las armaduras corporales, el retardo en la evacuación de los heridos, y el cuestionamiento de la resucitación agresiva con soluciones cristaloides. El reconocimiento del valor de la hipotermia y la coagulopatía como factores adversos. Recomendó el uso de antibióticos en la primera hora después de infringida la herida, reafirmó el uso de los torniquetes y sugirió el registro del tipo de lesiones para futuras investigaciones (5,9).

Las conclusiones de la publicación incluyeron el cuestionamiento de viejos dogmas y la incorporación de nuevas estrategias en el manejo de los traumatismos. El estudio representa un hito en la historia de la evolución del trauma contemporáneo según numerosos autores (5-13).