Cirugía
Fibrinolisis intrapleural secuencial con estreptoquinasa en eltratamiento conservador del empiema y los derramesparaneumónicos complicado en pacientes adultos
Introducción
En
las primeras décadas del siglo XX a los cirujanos les preocupaba y sentían
mucho temor el tener que abrir la cavidad pleural. No obstante. que la
experiencia lograda en heridas durante los combates de guerra durante los
siglos precedentes, había exhibido en reiteradas ocasiones los efectos nefastos
que podían suscitarse cuando una amplia abertura de la pared torácica provocaba
el colapso pulmonar y por ende la desviación del mediastino que podría ser
fatal e inclusive podría originar la muerte a los individuos sometidos a este
tipo de procedimiento. Por este motivo, los cirujanos buscaron diversos caminos
para abordar algunas partes del tórax sin necesidad de abrir la cavidad pleural
(1). Asimismo,
durante esas primeras décadas de ese siglo XX, uno de los mayores problemas conque más frecuentemente se encontraba y se
enfrentaba el cirujano torácico era con manejo terapéutico del empiema pleural.
Es por esto que, durante la primera Guerra Mundial, hubo la necesidad de crear
la Comisión del Empiema, cuya contribución a los conocimientos actuales sobre el
tratamiento del empiema fue muy destacada. En aquella época era frecuente que
una neumonía se complicara con un empiema. También se veían con frecuencia
infecciones pleurales como complicación de supuraciones en zonas próximas o de
septicemias (2). Los procesos infecciones en el tracto
pulmonar con afección pleural secundaria siguen representando y tiene una gran
morbilidad y, probablemente, una mayor mortalidad. La primera descripción de
una infección pleural, data de 3000 años a.C., fue realizada en el antiguo
Egipto por el sacerdote Imhotep. Hipócrates de Cos (460-377 a.C) hace ya más de
2400 años, hizo una descripción del empiema pleural, su diagnóstico y
terapéutica, postulando la necesidad del drenaje intercostal. Desde los tiempos
de la antigüedad clásica hasta la tercera década del siglo XX, el empiema
pleural podía atribuirse a un proceso paraneumónico o tuberculoso subyacentes o
como consecuencia de la evolución tórpida de un traumatismo torácico (3). La infección de la cavidad pleural puede
ocurrir como consecuencia de una extensión de la infección pulmonar, tras
cirugía torácica o abdominal, traumatismo torácico, sobreinfección de hemotórax
o hidrotórax o por contigüidad de un foco infeccioso infra diafragmático.
Cuando un derrame pleural paraneumónico evoluciona, este produce la formación
de depósitos de fibrina con secuestro y loculación de líquido infectado
(empiema). Es la enfermedad pleural más frecuente durante la infancia, el 40
%-60 % de los casos con neumonía adquirida en la comunidad. puede aparecer un
derrame pleural como complicación (4). El empiema es un derrame pleural
(derrame pleural purulento o empiema torácico o piotórax) paraneumónico
complicado definido por la acumulación de pus y/o micro organizado en el
espacio que se encuentra entre el pulmón y la superficie interna de la pared
torácica (espacio pleural), causados por una neumonía subyacente. No obstante,
el derrame paraneumónico simple no reporta infección, mientras que el derrame
paraneumónico evoluciona una vez que la infección se ha proliferado o difundido
al espacio pleural. Estas afecciones representan un espectro de inflamación
pleural en respuesta a la infección, que va de un derrame paraneumónico simple
a un empiema. Es por ello que el empiema pleural es la
acumulación en la cavidad pleural de líquido purulento, espeso y cremoso, con
frecuencia maloliente. También puede ser un líquido turbio o claro, con
predominio de polimorfonucleares conteniendo granulaciones tóxicas y,
frecuentemente, con gérmenes en el examen microscópico. Se caracteriza por una
mayor concentración de proteínas que el plasma (cociente proteínas DP/proteínas
plasma > 0,5 g/L), lactato deshidrogenasa elevada (> 1.000 UI/L) y un pH
ácido (< 7,2) como consecuencia de la presencia de pus en la pleura (5). Este se cataloga por tener tres fases
que transcurre de modo secuencial y progresiva:(a). Exudativa. Se acumula el líquido pleural estéril relacionado
con el aumento de permeabilidad capilar que se debe a la liberación de
diferentes citocinas; (b).
Fibrinopurulenta. La invasión bacteriana del espacio pleural produce
un daño endotelial, que produce una disminución de la respuesta fibrinolítica y
el depósito de fibrina en las dos superficies pleurales, con posibilidades de
loculación; y (c).
Organizativa. Aparecen diversos factores de crecimiento, como los
fibroblastos, factor de crecimiento derivado de las plaquetas y el factor de
crecimiento transformante beta. En esta aparecerá el depósito de fibrina y más
tarde, el tejido fibroso colágeno (6). Es hoy día que todavía el empiema
pleural es una de las complicaciones más frecuente de las infecciones del
tracto respiratorio, que cursa con una mortalidad del 15 %, similar a las
generadas por las neumonías. A diferencia de estas, en muchas ocasiones el
tratamiento antibiótico no es suficiente, requiriéndose la colocación de tubos
de toracostomía para erradicar la infección; aun así, entre el 15 % y el 40 %
de los pacientes requieren drenaje por avenamiento pleural y/o quirúrgico,
existiendo una variedad de procedimientos más o menos complejos e inclusive
agresivos, entre las que se encuentra la videotoracoscopia (7). La identificación de derrames pleurales
infecciosos que progresarán a infección complicada o empiema es un desafío.
Debe determinar si los múltiples parámetros bioquímicos en líquido pleural
pueden predecir qué empiema pleural infecciosos producirán empiema. Los
empiemas pleurales infecciosos se pueden clasificar como no complicados o
complicados. El diagnóstico del empiema pleural se puede realizar a través de
la práctica de una toracocentesis
diagnóstica, que es una técnica que, por aspiración del pus alojado
en el espacio pleural, donde el material obtenido, se analiza en el laboratorio
de microbiología. Otro método es a
través de la auscultación con la que se puede identificar una disminución o
ausencia de los ruidos pulmonares. El diagnóstico se puede confirmar a través
de radiografía de tórax, ecografía, o tomografía computada y el análisis de líquido pleural (8). El tratamiento consiste en la
administración de antibióticos sistémicos junto con la colocación de un drenaje
pleural para la evacuación del pus, bien mediante avenamiento o drenaje del
espacio pleural de la cavidad torácica con una sonda o tubo torácico que puede
no funcional debido a la falta de resolución del empiema con el tratamiento
estándar, se relaciona con la presencia y aparición de loculaciones y al
aumento de la viscosidad del fluido en el líquido pleural, como consecuencia
del aumento de factores procoagulantes que favorecen la formación de fibrina y
la presencia de múltiples tabiques del espacio pleural. perforación y de
espacios tabicados de alta densidad que impiden el correcto drenaje del
material purulento y la acción eficaz de la antibioterapia sistémica. Pero igualmente existe y están
disponibles, en estos casos las modalidades de tratamiento quirúrgico como son
la cirugía toracoscópica asistida por video (VATS) y toracotomía a cielo
abierto con decorticación. No obstante, existe esta otra alternativa como
opción terapéutica de la fibrinólisis intrapleural con estreptocinasaourocinasa para la resolución del derrame pleural
paraneumónico complicado complejo y el empiema (9,10). El fracaso en el drenaje de los derrames
pleurales paraneumónicos complicados y empiemas es debido a la aparición de
loculaciones y al aumento de la viscosidad del líquido pleural, como
consecuencia del aumento de factores procoagulantes que favorecen la formación
de fibrina. Por lo que tradicionalmente ha sido necesaria la realización de una
toracotomía posterolateral con limpieza y desbridamiento digital de la cavidad
pleural o una pleurectomía, según el estadio del proceso, en aquellos pacientes
donde fallaba el drenaje torácico mediante tubo de toracostomía, relacionándose
su realización precoz con una disminución de la morbimortalidad en aquellos
pacientes en los que no se resuelve el proceso tras un período corto de drenaje
(11,12). La utilización de agentes fibrinolíticos
en el tratamiento de los derrames paraneumónicos pleural complicados y el
empiema para romper la fibrina, y facilitar el drenaje una vez se forman las
loculaciones, es conocida desde 1949, cuando Tillet y Sherry los utilizaron por
primera vez en empiemas y hemotórax. La aparición de reacciones alérgicas
motivó un rechazo inicial, de manera que hasta 1977 no se publicaron nuevos
resultados, en esta ocasión utilizando estreptoquinasa purificada. Sin embargo, la posibilidad de mejorar
el drenaje torácico mediante la instilación local intrapleural de agentes
fibrinolíticos como la estreptocinasaourocinasa través del tubo o sonda de
toracostomía por avenamiento intercostal como alternativa a la cirugía tiene el
atractivo de ser una técnica menos cruenta y más rápida, sencilla y poco
costosa (13). Ante la aparición de líquido pleural
viscoso, con fibrina o tabiques, el uso de la fibrinolisis intrapleural con
agentes como la estreptocinasaourocinasa
aporta beneficios en la resolución de esta grave afección. pueden evitar la
cirugía en pacientes con derrames pleurales paraneumónico loculados. Son
escasos los ensayos clínicos y las series publicadas sobre su utilización en
empiemas y derrames pleurales complicados. Este uso fue implementado al final de
las décadas de los años cincuenta del siglo XX donde se describió por primera
vez su empleó como instilación intrapleural como agente fibrinolítico con el
propósito de disolver los trombos de fibrina y mejorar el drenaje del líquido
intrapleural. Posteriormente después de esta primera descripción se han
publicado numerosos estudios observacionales, y pocos ensayos clínicos, que han
mostrado que la administración de estreptocinasa o urocinasa intrapleural se
asocia con una mejoría en algunas variables clínicas o radiológicas (14). El objetivo de la investigación es
establecer y evaluar el efecto de la administración intrapleural de estreptocinasa agregada como terapia
fibrinolítica intrapleural sobre la necesidad o como alternativa de cirugía en
pacientes con derrame pleural paraneumónico complicado y empiema. Como técnica
menos cruenta y más rápida, sencilla y poco costosa.
|