Renacimiento es el nombre dado en el siglo XIX a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un periodo de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Se abrió a la observación directa del cuerpo, a través de la disección de cadáveres humanos (15-16).

La vida de Andreas Vesalius, quien es considerado por varios historiadores de la medicina como el padre de la anatomía moderna, transcurrió entre los años de 1514-1564. Ha sido presentado como el pionero de la disección anatómica, luchando con un entorno intelectual e institucional supuestamente contrario a la práctica de la disección.

Vesalius nos presentó un panorama mucho más complejo y, por ello, más interesante a la hora de reflexionar sobre las consecuencias culturales, mentales y científicas de una práctica como la de la disección de cadáveres (17).

De hecho, el significado de la “revolución” anatómica en el Renacimiento va más allá de los méritos pioneros atribuidos a Vesalius, incluso más allá de una mera “reforma” en los saberes impartidos a los médicos, aproximar la riqueza y pluralidad de los contenidos y significados en torno a la “pasión” renacentista por abrir, observar e indagar en el interior del cuerpo humano (18).

Entonces la obra de Vesalius a quinientos años de su nacimiento es el resultado de la conjunción de varias instancias, todas las cuales colaboraron en el nacimiento de la Anatomía moderna. En primer lugar, el interés por la realidad humana y una nueva actitud hacia la mirada del cuerpo humano, imponiéndose como práctica habitual la disección sobre el cadáver. Entre los precursores de Vesalius, se destaca la figura de Leonardo Da Vinci, cuya obra manuscrita y el proyecto de redactar un gran tratado de Anatomía no llegó a convertirse en realidad (17-18). 

Para la ciencia moderna, y por supuesto la anatomía humana a partir de Vesalius ha sido una ciencia de visu, cuando antes había sido un saber erudito ex auditu. Colaboró en este empeño del auge anatómico, el creciente prestigio de la realidad humana, de forma que el cuerpo humano pasó a considerarse el canon de la belleza, y modelo de proporción de todas las formas artísticas. Este esfuerzo, con notable éxito, lo protagoniza el más importante anatomista prevesaliano, y a la vez pintor, Leonardo Da Vinci, sin duda una de las figuras más universales de la historia de la Humanidad.

No obstante, las enseñanzas y la actividad disectiva de Vesalius fueron realmente asombrosas trabajaba incansablemente en la disección de cadáveres, elevando la docencia del saber anatómico hasta un grado desconocido. Renovador desde sus raíces, el método anatómico, Vesalius supo reunir en su persona la difícil tarea de aunar la labor de profesor, disector, demostrador y dibujante.

Hasta hoy, la contribución de Andreas Vesalius posee una importancia cardinal entre los anatomistas. Él es además apreciado como pionero en la lucha contra el prejuicio a través de la investigación científica.

Es por ello que no hay obra humana verdaderamente creadora si su autor no miró con ojos nuevos la realidad; más tampoco, puesto que el hombre es un ser histórico, sin conocer y juzgar el pasado. Vesalio lo confirma (16-18).