La comunicación efectiva entre el médico y el paciente es fundamental para establecer una relación de confianza y colaboración. En el contexto quirúrgico, esta comunicación permite que los pacientes comprendan los riesgos y beneficios de los procedimientos a los que se someterán. La toma de decisiones compartida implica que el médico y el paciente trabajen juntos para elegir la mejor opción de tratamiento, constituyendo un enfoque eficaz para mejorar la satisfacción del paciente y los resultados clínicos (21).

La comunicación clara sobre los riesgos y beneficios de un procedimiento no solo mejora la comprensión del paciente, sino que también reduce la ansiedad preoperatoria (22). La habilidad del cirujano para explicar de manera comprensible los aspectos técnicos del procedimiento y las posibles complicaciones es esencial para empoderar al paciente en el proceso de toma de decisiones. Además, la utilización de herramientas visuales y materiales informativos puede facilitar esta comunicación y ayudar a los pacientes a tomar decisiones más informadas (23).

La toma de decisiones compartida también se relaciona con una mayor adherencia al tratamiento y una mejor satisfacción del paciente. Los pacientes que participan activamente en la toma de decisiones sobre su atención médica tienden a sentirse más satisfechos con su atención y a tener mejores resultados de salud (24). Esto resalta la importancia de no solo informar a los pacientes, sino también de involucrarlos en el proceso de decisión, lo que puede llevar a un mejor cumplimiento de las recomendaciones médicas y a una recuperación más efectiva (25-27).