Bioanálisis
Presencia de microplásticos en sangre de donantes que acuden al banco de sangre del Hospital “Lcdo. José María Benítez”, estado Aragua, Venezuela
Introducción
El plástico es un material polímero semisintético caracterizado por una
gran versatilidad, fuerza, ligereza, estabilidad, facilidad de esterilización y
propiedades de barrera, lo que justifica la elevada utilización que actualmente
existe de este material en el mundo (1). En 2020 la producción mundial de
plástico alcanzó más de 390 millones de toneladas. China lideró la producción
con el 32 % en 2021, un incremento de tres puntos porcentuales respecto a 2017.
A continuación, Norteamérica aportó el 18 %, el resto de Asia el 17 %, Europa
el 15 %, Oriente Medio y África el 8 %, Latinoamérica el 4 %, y Japón y los
países del CIS el 3 % cada uno (2).
La mayoría de los autores clasifican actualmente a los residuos de
microplásticos en función de su tamaño (figura 1) (3). Se considera
microplástico cuando los fragmentos de plástico alcanzan un tamaño inferior a 5
mm de diámetro, mientras que se considera nanoplástico a los fragmentos que
tienen un tamaño inferior a 100 nm (1). Los microplásticos pueden provenir de
fuentes primarias, como pellets usados en la industria del plástico y productos
de cuidado personal, o de fuentes secundarias, como fragmentos y fibras
generados por la degradación de desechos plásticos más grandes debido a
procesos como la foto degradación, la oxidación y la abrasión mecánica (4).
Figura 1. Clasificación del plástico y formas que pueden
adoptar. Fuente: Hirt y
Body-Malapel, 2020.
Con el aumento global en la producción y consumo de plásticos, también
ha crecido la variedad y cantidad de sustancias químicas asociadas.
Actualmente, más de 13.000 sustancias están presentes en los plásticos,
incluyendo más de 3.200 que son monómeros, aditivos y otras sustancias
añadidas, algunas de las cuales son peligrosas. Diez grupos de estas
sustancias, como retardadores de llama, estabilizadores UV, PFAS, ftalatos,
bisfenoles, y metales pesados, son particularmente preocupantes por sus efectos
nocivos en el medio ambiente y la salud, y pueden liberarse durante el uso o
reciclaje de plásticos (5).
De los 192 países del mundo,
solo el 22,9 % (44 naciones) han desarrollado investigaciones, medidas y
legislaciones sobre la producción y consumo de plásticos en relación con su
población. La mayoría de estos países están en Europa (38 %) y Asia (36 %). En
América Latina, México, Brasil y Argentina han iniciado estudios sobre el tema,
pero en Venezuela no se han realizado investigaciones previas sobre el impacto
de los plásticos en la población (6).
En Venezuela se ha evidenciado la presencia de microplásticos en las
zonas costeras del país y en el río Orinoco como superficies afectadas por
polución y de contacto estrecho con los habitantes, representando un medio de
contaminación y de exposición continua a los individuos (7). El
principal riesgo de exposición a microplásticos proviene del aire, agua y
alimentos contaminados. Estos compuestos se han encontrado en tejidos
biológicos como pulmones, intestinos, hígado, heces y sangre. La sangre, al
transportar oxígeno y nutrientes, también puede transportar partículas de
plástico por todo el cuerpo. El destino de estas partículas depende de sus
propiedades fisicoquímicas, como tamaño y forma, que influyen en su eliminación
a través de la filtración renal o excreción biliar, o en su depósito en órganos
como el hígado y el bazo (figura 2) (8).
Figura 2. Ingreso y absorción de los
microplásticos y sus efectos en diversos sistemas del cuerpo humano. Fuente: Elaboración propia
El papel de la sangre como
vía de transporte, junto con la viabilidad de acceder a muestras directamente
del cuerpo, sin contacto con materiales plásticos, la convierte en una matriz
adecuada para la biomonitorización humana de partículas plásticas y para el
presente estudio. Medir posibles efectos adversos de los plásticos en los
humanos es mucho más difícil que en los animales, dado a que los sujetos
humanos no pueden alimentarse o exponerse intencionalmente con plásticos y si
lo hacen hay barreras físicas que impiden su integración al sistema biológico (8).
Se puede señalar que
Venezuela constituye uno de los cinco países más importantes de la producción
de resinas plásticas en Latinoamérica, principalmente por su industria
petrolera que abarca toda la cadena de producción desde el hidrocarburo hasta
la materia prima y sus derivados en todos los sectores del plástico. Esto
representa una alarmante correlación entre la producción de microplásticos y
todo su consumo diario per cápita en el país (7). A pesar de que en la
actualidad es evidente que los microplásticos representan un problema en salud
pública, se encuentra un vacío de conocimiento en cuanto a la determinación y
cuantificación de qué tan expuestos están los venezolanos a los microplásticos
y sus consecuencias en la salud.
Es por ello que el presente estudio
se centró en determinar la presencia de microplásticos en sangre de personas
aparentemente sanas que acuden al servicio de banco de sangre del Hospital “Lcdo. José María Benítez” en el periodo
comprendido desde octubre del 2023 hasta febrero 2024.
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