Emil Adolf von Behring y Shibasaburo Kitasato descubrieron la seroterapia mediante el empleo del suero de animales inmunizados contra tétanos y difteria estableciendo que la inmunidad es la adquisición de algo transferible y no, la pérdida de un nutriente esencial para un determinado miasma como se creyó por siglos. Sus experimentos demostraron no solo la inmunidad pasiva (esto es, la incorporación de resistencia a patógenos por traspaso de tal propiedad desde un donante inmunizado) sino evidenciaron que la resistencia a enfermedades microbianas podía ocurrir mediante el poder del suero, lo que abrió el camino hacia la inmunología moderna,
La competencia franco-prusiana y, luego, franco-alemana precedió y excedió la guerra entre ambos países (1870 – 1871) para extenderse al campo científico.
Los llamados benefactores de la humanidad no son superhombres ni semidioses; apenas, seres destacados, grandes sintetizadores de hallazgos previos, con fortalezas y debilidades propias de la humana condición