Enero-Marzo 2025 101
DOI:10.70024 / ISSN 1317-987X
 
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Monografías
La empatía en cirugía: Un eslabón fundamental en la relación médico paciente

Introducción

Desde sus orígenes la Medicina nació como una necesidad, luego fue un oficio y se transformó en una ciencia y un arte, nutriéndose de múltiples saberes que la empoderan y enriquecen, pero aplicado siempre al bienestar de los pacientes y a mitigar el sufrimiento del otro. La empatía es una de las competencias básicas en el aprendizaje de la medicina, relacionándose con mejor competencia clínica, mejor competencia ética y menor estrés profesional (1-4). Con el progreso de la tecnología y el crecimiento del conocimiento, el humanismo dentro de la profesión quirúrgica ha pasado a un segundo plano, lo cual ha sido un punto de interés en los últimos años (4).

La palabra empatía deriva del griego ἐμπάθεια, empátheia, que significa “emocionado” se utiliza para designar el conocimiento del otro, obtenido por el examen reflexivo de las interacciones del yo y del tú (5). El término empathy fue introducido en 1909 por el psicólogo inglés Edward Bradner Titchener como traducción de la palabra alemana einfühlung. Southard fue el primero en incorporar la empatía en 1918 a la relación médico-paciente como un recurso para facilitar el diagnóstico y la terapéutica (6). Cuando desarrollamos la empatía (la cuarta de las habilidades prácticas de la inteligencia emocional) las emociones de los demás resuenan en nosotros, sentimos cuáles son los sentimientos del otro, cuán fuertes son y qué cosas los provocan" (7).

Numerosos estudios afirman que el aumento de la empatía a través de la carrera médica es un hecho que solo se da en el sexo femenino, los hombres mantienen niveles de empatía más estable, más baja y menos modificable con la experiencia. Además de las características de la personalidad de los cirujanos como líderes innatos, el ego creciente está relacionado con la tendencia de algunos a centrarse demasiado en sí, sus habilidades y su visión, lo que puede afectar la dinámica del equipo y mermar la comunicación efectiva, lo que eventualmente perjudicará la atención al paciente (8-10).

El entorno quirúrgico es un ambiente desconocido que crea incertidumbre en el paciente que va a ser sometido a una cirugía, supone un estrés pre y postoperatorio, así como fenómenos relacionados al dolor, la hospitalización, el procedimiento mismo, la recuperación postoperatoria y sus posibles complicaciones e incapacidad física por cierto tiempo. El quirófano es el sitio en el cual la relación entre el cirujano, el anestesiólogo y el personal de enfermería con el paciente tiene características únicas e importantes, ya que se tendrán mejores resultados si se maneja adecuadamente una emoción negativa en el paciente. La ansiedad y el estrés están usualmente presentes en todos ellos (11). En los últimos años se ha visto que el paciente se ha convertido en un número de cama, un abdomen que abordar, dejando de ser una persona para volverse tan solo un «algo». Ya no se le llama por su nombre, es ahora el paciente de la cama 19-B. ¿Se debe esto a la deshumanización?, ¿a la falta de valores?, ¿nos hemos olvidado de la ética?, ¿nos hemos vuelto insensibles hacia las personas? (12,13).

Hay muchos obstáculos que enfrentan los cirujanos contemporáneos cuando aspiran a desarrollar la empatía, incluyendo un entorno de trabajo exigente con grandes cargas de trabajo, gran volumen de pacientes, largas jornadas laborales, falta de modelos a seguir y poca importancia concedida a la empatía, lo que es una realidad es que en la práctica médica, la empatía hace que los pacientes sean más francos acerca de sus síntomas y preocupaciones, facilitando así la recopilación de información médica, lo que, a su vez, facilita al cirujano un diagnóstico más preciso y una mejor atención para el mismo; ayuda a los pacientes a recuperar la autonomía y participar en su terapia al aumentar su autoeficacia; y conduce a interacciones terapéuticas que afectan directamente la recuperación del paciente ( 2, 8.12).

Sin embargo, hay que lograr un equilibrio entre una gran sensibilidad a las emociones expresadas por los pacientes ya que sin una gestión emocional adecuada puede provocar ansiedad, estrés y angustia personal en el cirujano, perjudicando su bienestar y potencialmente siendo perjudicial para su funcionamiento cognitivo, desenvolvimiento y toma de decisiones durante la intervención quirúrgica. Por otro lado muy poca empatía podría llevar a subestimar el dolor de los pacientes y a empeorar las relaciones con ellos dificultando todo el procedimiento perioperatorio y por consiguiente afectación directa en la atención y curación del mismo (1,2,4).

En conclusión, enseñar a tener empatía durante la formación quirúrgica no es un asunto de fácil respuesta. Se proponen elementos pedagógicos que articulen la enseñanza de la Cirugía General con el componente empático, al incluirlo en el currículo específico de esta área, y no solo como una cátedra de ética independiente. Es una tarea pendiente que debe motivar más investigación y nuevas perspectivas para desarrollar estrategias que den valor y creen una mejor interrelación con los pacientes.



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NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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