Abril-Junio 2006 27
ISSN 1317-987X
 
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Melanie Klein
Melanie Klein
 
 
 
 
Anna Freud
Anna Freud

Psiquiatría
Las primeras mujeres psicoanalistas

Clandestinidad y migración

Las pioneras del Psicoanálisis tuvieron que organizar sus caminos de formación como caminantes solitarias. Para la segunda generación de psicoanalistas mujeres, el cambio político y cultural posterior a la Primera Guerra Mundial impulsó una reforma en el ámbito de las relaciones entre géneros que fueron llevadas por el Movimiento Juvenil y el Movimiento Feminista. Las mujeres querían formar parte activa en la vida profesional y se esforzaban por obtener una ampliación de sus roles sociales. En ese sentido el Psicoanálisis ofrecía a las mujeres, perspectivas de oficio y posibilidades de carrera (Mühlleiter, 2000).

Alrededor de 1929 es que comienza el incremento de mujeres en el Psicoanálisis. Algunas expresiones muestran lo que el psicoanálisis significaba para ellas: "nos regocijaba la idea de ser testigos de las nuevas ideas de Freud, ideas que resultaban revolucionarias"..."Los descubrimientos de Freud inauguraron nuevos horizontes y alentaron la esperanza y el entusiasmo de alcanzar una comprensión más adecuada de los conflictos psicopatológicos y una manera virtuosa de tratarlos." (Thompson, 1987)

1938 se caracterizó por la clandestinidad y la emigración que impulsó el triunfo del nacionalsocialismo. Tiempos de amenaza y persecución política, donde algunas psicoanalistas fueron encarceladas, otras apresadas por la Gestapo, algunas pasaron por la terrible experiencia de estar en un campo de exterminio en el que perdieron la vida. Unas eligieron suicidarse.

Elizabeth Gero Heymann -nacida en 1903 y analizada por Otto Fenichel, Lilo, como le decían cariñosamente, expresó al respecto (Rev. Internacional de Psicoanálisis, Vol. 9, Nº 2, 2000): "en aquellos días todos tratábamos de irnos, la pregunta era ¿podré irme donde va mi analista?...estábamos enamorados del psicoanálisis". Cuenta que Edith Jacobson, analizada por Fenichel, fue arrestada y hecha prisionera por los nazis cuando se rehusó a proporcionar información sobre un paciente. Otro paciente la había denunciado. Sufría de diabetes e imposibilitada de obtener sus medicamentos enfermó gravemente. Fenichel elaboró un plan donde ella pediría permiso para viajar a consultar a un medico especialista. Lilo se ofreció a acompañarla "yo estaba muy asustada" escribió, fue así como lograron huir.

Hitler invadió Austria en 1938. Lilo refirió (con respecto al grupo de analista del que ella formaba parte) que "estábamos desesperados pero continuábamos trabajando hasta que vimos pasar los tanques nazis por las calles de Praga, una visión terrible. Fue entonces que dejamos de trabajar. Estábamos completamente expuestos y desamparados y uno no puede ayudar a los demás cuando se siente así. Lo único que podíamos hacer era comprar porque sabíamos que pronto no tendríamos nada. Yo cociné un montón. Nadie podía trabajar por temor a la Gestapo, podíamos hacerlo con las bombas, pero no con la Gestapo".

Muchas exiladas llegaron a USA donde el prestigio del psicoanálisis estaba creciendo. Asumieron posiciones de responsabilidad en hospitales e institutos. Entre ellas estuvo Karen Horney y H. Deutsch, quienes se dedicaron a profundizar temas sobre el desarrollo femenino.

Eugenie Sokolnicke, quien había participado desde 1914 en las reuniones de la APV por ser alumna de Freud, marca el inicio del movimiento psicoanalítico en Paris, junto a María Bonaparte, princesa de Grecia y Dinamarca quien fue paciente y también discípula de Freud (1925). María Bonaparte fue muy leal a Freud. Tradujo sus obras, contribuyó con la divulgación del psicoanálisis en el extranjero, salvó la editorial de escritos psicoanalíticos de la bancarrota, adquirió la correspondencia entre Freud y Fliess y rescató a los Freud de la persecución nazi, después de la gran ayuda que E. Jones ofreciera para convencerlo de la necesidad de emigrar.

En 1914, Melanie Klein al leer el trabajo de Freud Sobre los Sueños, ése sintió arrebatada y transformada por el psicoanálisis y se dedicó a él" (Grosskurth 1990). Inició su análisis con Ferenczi, ingresó al grupo de K. Abraham en Berlín en 1921 con quien posteriormente se analizó. Tuvo que lidiar con la oposición de Anna y con el rechazo de Freud por la solidaridad con su hija. Debió aguantar la crítica por estar divorciada, en días en que el divorcio estaba aún envuelto en aura de escándalo, tuvo que aguantar el embate de su hija Melitta y Glover, su yerno. No le fue fácil la crianza de los hijos, fue una vida llena de complicaciones y, no obstante, destaca su coraje, valentía y tenacidad para desarrollar una teoría propia que estimuló tanto al pensamiento psicoanalítico.

A la Sociedad Británica, que fue fundada en 1913 por E. Jones, pertenecían entre otros, Strachey y su esposa Alix. Estos invitaron a M. Klein en 1927 a participar pues estaban impresionados por su trabajo con niños. Cuando Klein -1935- empezó a escribir acerca de problemas psicóticos, Glover sostuvo que ese "era un campo que debía ocupar exclusivamente la atención de personas con calificaciones médicas y no de analistas legos como la señora Klein"

En 1926, Joan Riviere se convirtió en la primera mujer no médica que integró el Consejo de la Sociedad Británica. Fue analizada por Freud y tradujo muchas de sus obras.

A la muerte de Freud en 1939, las controversias entre los que apoyaban a Ana y los discípulos de Melanie se tornaron muy difíciles, lo que generó "más un debate político que científico y demasiado personal", según refiere W. Gillespie (2000). Syivia Payne, presidenta de la Sociedad en ese entonces, "comprendió el arduo trabajo que implicaba tratar de reconciliar a las dos damas principales". Logró evitar la amenazante escisión de la Sociedad organizándolas en dos grupos, el A y el B: el B era la de los freudianos puros, liderados por Ana. El A para el resto, incluyendo a los kleineanos, pero posteriormente se realizó una nueva división entre kleineanos e independientes, de manera que la Sociedad estuvo conformada por tres grupos. De ellos surgieron excelentes trabajos teóricos y clínicos que han constituido aportes fundamentales en la evolución del psicoanálisis. Nos han "acompañado" en nuestros estudios, Hanna Segal, Susan Isaccs, Paula Heimman, Joan Riviere, trabajos que se enriquecieron con los valiosos aportes de varones como E. Jone, Rosenfeld, Bion, Melzert, y Winnicott.

Las pioneras
Clandestinidad y migración
Psicoanálisis latinoamericano
Referencias bibliográficas

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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