Desde tiempos remotos el estudio de los sentidos
del cuerpo humano formó parte de la teoría del conocimiento y fue objeto de
numerosos estudios médicos. En este sentido los diferentes sentidos
fisiológicos son importantes para los procesos cognitivos. A este punto,
mencionaremos el sentido de la vista que interviene en el aprendizaje, siendo
el sentido sensorial perfecto y evolucionado que permite al humano conocer e
interactuar con el medio que lo rodea debido a que esta información sensorial
es importante para la concreción de los procesos cognitivos (1). El
déficit de la función visual origina una minusvalía grave que afecta
directamente la capacidad de aprendizaje de una gran población mundial
originando un problema de salud pública que afecta el correcto desenvolvimiento
de las familias en las comunidades (1,2,3,4).
La presencia de ametropía es uno de los factores que
pueden afectar el rendimiento académico, siendo este un tema debatido a nivel
internacional y nacional como una problemática que aqueja al sector escolar (5).
Por tal motivo, es importante detectar en edad temprana, la presencia de
diferentes etiologías y trastornos, específicamente las relacionadas con la
deficiente agudeza visual, que puedan estar causando problemas de aprendizaje y
limitación en el rendimiento académico de los escolares (5,6,7).
Asimismo, el rendimiento académico está
vinculado con los procesos de enseñanza y aprendizaje, siendo abordado por
diversos investigadores y docentes de la
educación, que tienen presente la necesidad de lograr cada vez más el alto
rendimiento que conduzcan a la actividad educativa hacia un proceso exitoso y
productivo, aproximando el sistema educativo venezolano hacia la tan deseada
excelencia (8).
La Organización Mundial de la Salud determino en el 2011 que a nivel
mundial existen 285 millones de individuos que presentan dificultad visual
ocasionada por errores de refracción que no han sido tratados (9).
La dificultad visual se define como la pírdida de la agudeza visual que
incapacita la realización de las actividades cotidianas dificultado el proceso
de construcción y desarrollo cognitivo. En
este sentido, la detección a tiempo de la agudeza visual contribuye a promover
la salud visual y en la peor de las situaciones, origina una oportunidad para
la remisión precoz hacia una enseñanza especial. Es oportuno mencionar el enorme impacto
económico, social y de salud pública que origina el déficit visual, debido a
que limita el desenvolvimiento del ser humano en la comunidad y ocasiona un
alto costo monetario para su corrección (10,11).
Ahora bien, existen diferentes
estudios a nivel internacional, donde señalan la existencia de factores que
afectan el aprendizaje, y por ende el rendimiento académico, entre los cuales
se tiene la presencia de ametropía o deficiente agudeza visual, tal como lo
expresan Caño, (2003), en su investigación realizada en España, donde establecen
como una de las causas de los problemas del aprendizaje que afectan el
rendimiento escolar, la presencia de los defectos visuales en los estudiantes (12).
Asimismo, Valera, (2010), en su estudio realizado en Cuba, concluyeron que en
el grupo de individuos analizados, existe alto porcentaje de estudiantes con
agudeza visual, y la asociación entre los problemas visuales y el bajo
rendimiento académico (13).
De igual manera, Carrión y otros (2009), señala que la ametropía afecta entre
el 25% al 35% de la población con edad inferior a los 20 años, siendo
importante definir políticas y estrategias de tratamiento y prevención, dado
que la agudeza visual contribuye como
factor de bajo rendimiento escolar (14).
Cabe mencionar que a nivel nacional, en una
investigación realizada por Díaz (2010), en la Escuela Fe y Alegría, Abraham
Reyes en Caracas, planteo
la necesidad de identificar las ametropías y los de hábitos de estudio. A los estudiantes que
conformaron la muestra se le realizó una evaluación oftalmológica y se les
administró el instrumento denominado Inventario de Métodos y Hábitos de Estudio
de Gilbert Wrenn`. El autor concluye que existe relación entre la
ametropía y el rendimiento académico en la muestra analizada, siendo necesario
la corrección a tiempo de la agudeza visual, dado que origina malos hábitos de
estudios, que podrían originar un problema de salud pública para la comunidad (8).
Así
mismo, Pérez (2009), en su investigación descriptiva realizada a 800 niños que
asistieron a la consulta de Oftalmología en el Hospital Universitario de
Caracas, Venezuela, durante el período 2007 al 2008, propone identificar los
tipos de ametropías con el rendimiento académico. A la muestra se le realizó
una evaluación oftalmológica con el instrumento denominado "Historia
Oftalmológica del Hospital Universitario de Caracas" y se le proporcionó una
encuesta. El autor determinó que los niños con ametropía representan el 75%,
siendo las ametropías más frecuentes la miopía, seguidamente, hipermetropías y
astigmatismo. Los autores, señalaron que los niños con ametropía (59%) presentaban bajo rendimiento escolar (15).
Por su parte, el Reglamento
General de la Ley Orgúnica de Educación, Venezuela (2009), y el II plan
socialista nacional Simon Bolivar 2013-2019 impulsado por el gobierno
Venezolano, expresa que el rendimiento estudiantil es el progreso alcanzado por
los alumnos en función de las competencias, bloques de contenidos y objetivos
programáticos propuestos con el fin del desarrollo ético y moral de la familia
y las comunidades (16,17).
En virtud de lo anterior, es fundamental determinar la
relación que existe entre la ametropía y el rendimiento académico del
estudiante de la educación básica de la Unidad Educativa Divino Maestro,
Caracas, Venezuela, para permitir
la implementación de planes a objeto de lograr una detección y tratamiento
oportuno de las ametropías, que favorezca la salud visual, contribuyendo a
mejorar el rendimiento escolar, la salud pública y el adecuado desenvolvimiento
de la familia en la comunidad.