El
análisis de la descripción de la ametropía permitió aseverar que las ametropías
más frecuentes fue la miopía, seguido de la hipermetropía y el astigmatismo, de
manera similar a lo descrito por Pérez (2009), en su investigación en el Hospital Universitario de Caracas,
Venezuela, donde determinó que los niños con ametropía representan el 75%,
siendo las ametropías más frecuentes la miopía, seguidamente, hipermetropías y
astigmatismo. Así mismo, señalaron que los niños con ametropía (59%) presentaban bajo rendimiento escolar (15 ).
Cabe señalar que si observamos los resultados en relación
a los valores de rendimiento, podemos ver que de los 235 con problemas de
ametropías, el 67,28 % presentan un rendimiento bajo, similar a lo reflejado en
las investigaciones de Atkinson (2005) Estados Unidos, donde concluyó
que los niños en edad escolar con ametropía no corregida, tenían una reducción
significativa en la función visual, presentando hábitos inadecuados de leer,
concentración, mala distribución del tiempo de estudio, y hábitos de trabajos,
que incidían en el deficiente rendimiento estudiantil, y al aplicar un
tratamiento con la colocación de lentes durante 3 meses, mejoraron la función
visual, los hábitos de estudios y el rendimiento académico (4).
Al analizar la relación existente la ametropía y el
rendimiento académico obtenido por los alumnos de la Unidad Educativa Divino
Ni?o, se comprobó mediante la Prueba Chi Cuadrado, que las variables antes
citadas están relacionadas, coincidiendo con los estudios realizados anteriormente
por Atkinson (4) , Diaz (8) y
Valera (13) donde concluyeron que encontraron
mayor proporción de bajo rendimiento académico en los menores que presentaban
ametropía, situación que consideraron necesario enfocar esfuerzos
institucionales que favorezcan la salud visual de los escolares y por ende
mejorar su rendimiento académico, siendo necesario el tratamiento temprano de
la ametropía, a fin de evitar malos hábitos de estudios que dificultaría el
proceso enseñanza íaprendizaje y el desarrollo de la comunidad (8,2,4, 18).
Se concluye que la evaluación periódica de la agudeza visual favorece la salud visual, reduce las ametropías
y contribuye a mejorar el rendimiento académico. Se recomienda un examen
oftalmológico anual a todos los escolares en formación académica y fomentar
programas de enseñanza de salud visual en las comunidades.