Micología
Paracoccidioidomicosis y Paracoccidioides brasiliensis
Antibióticos en uso
Los azoles son, tal vez, el grupo de antifúngicos más usados en nuestros días. Su interferencia en la síntesis del ergosterol de la membrana fúngica conduce a deformaciones estructurales y eventual muerte celular. P. brasiliensis es muy sensible a los azoles (Figura 3). In vitro, las concentraciones inhibitorias mínimas (MIC) fluctúan entre 10-10 y 10-8 M en la secuencia: saperconazol>itraconazol>ketoconazol [9]. En la práctica médica, el itraconazol (un triazol) y el ketoconazol (un imidazol) son ampliamente usados para el tratamiento de la PCM [10]. También la anfotericina B deoxicolato es indicada en el tratamiento de casos severos diseminados, con recomendación de hacer terapia de seguimiento con sulfonamida para prevenir recaídas [11].
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El ajoene [(E,Z)-4,5,9-trithiadodeca-1,6,11-triene 9-oxide] (Figura 4), derivado de la alicina, a su vez un producto natural del ajo, es otro compuesto actualmente en exploración como potencial droga antifúngica. Desarrollado en Venezuela en el Laboratorio de Trombosis Experimental del IVIC (Dr. Rafael Apitz), el ajoene ha sido efectivo en el tratamiento tópico de tinea pedis, cruris y corporis, con resultados similares a la terbinafina [12]. El ajoene inhibe el crecimiento de P. brasiliensis y la transición dimórfica hacia la fase L. Su efecto radica en el bloqueo de la síntesis de fosfatidil colina, con una acumulación del compuesto precursor fosfatidil etanolamina, lo cual se traduce en una alteración en la estructura de la membrana celular y consecuente muerte celular [13].
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