Marzo-Mayo 2001 7
ISSN 1317-987X
 
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Artículos
 



Psiquiatría
El origen temprano de las patologías adictivas

La relación patológica con el objeto en la primera infancia

En la salud, entre el mundo interno y el externo se crea un espacio que permite la constitución del pensamiento. Recordemos que en el desarrollo humano algunos objetos son ofrecidos desde la madre y elegidos por el niño para favorecer esta transición y proteger al sujeto tanto de la pérdida del objeto, como del riesgo de fusión con él.

Los objetos transicionales son precursores simbólicos, ya que con ellos el niño empieza a desarrollar la capacidad de usar símbolos, cuya doble función será la de reemplazar al objeto ausente y favorecer el reencuentro con el objeto al cual representa.

Finalmente serán el mundo interno y el externo los que quedarán unidos y separados por los fenómenos transicionales, lo que brinda al individuo la posibilidad de experimentar en el área intermedia entre lo subjetivo y lo objetivo. En la infancia los fenómenos transicionales estarán representados por el juego.

D. W. Winnicott afirma que existe una tenue línea que separa el empleo positivo y negativo de los objetos transicionales; entre el juego, la creatividad, la fantasía, el arte y el soñar por un lado; y el fetichismo, la mentira, los robos, las adicciones, el talismán de los rituales obsesivos, el objeto acompañante de las fobias, por el otro. Lo transicional -recordémoslo- no es el objeto sino el uso.

Si la ausencia materna es reconocida, el uso del objeto tendrá el sentido de ayudar a elaborar la separación. Si es negada, se dificulta la creación de la representación interna. El telón de fondo será la angustia de separación.

Cuando la relación con ciertos objetos persiste en forma prolongada y exclusiva, hablamos de una cronificación patológica o de un uso fetichizado. Allí el objeto no sirve para elaborar la ausencia, sino exclusivamente para negarla. Su uso se ha pervertido de la función original, con el consiguiente daño de la capacidad de simbolizar.

El niño y luego el adulto tendrán una tendencia a buscar objetos concretos de los cuales dependerán adictivamente para aplacar el sentimiento de vacío y soledad.

Generalmente el niño oscila de un uso transicional a un uso fetichizado o adictivo, pero es el comportamiento del ambiente lo que va a pautar el estilo de esta experiencia. Si el ritmo de los encuentros y desencuentros con la madre acompaña los tiempos internos y los tiempos madurativos y capacidades elaborativas de cada etapa, el niño será capaz de usar los objetos en forma transicional, transitoria y provisoria.

Si la experiencia excede sus posibilidades, habrá una tendencia mayor al aferramiento patológico y, por lo tanto, a la concretización de la relación con los objetos. Este modelo de relación se origina en un accidente particular durante la elaboración de los pares satisfacción-frustración, unión-separación, completud-incompletud.

En la estructura adictiva los objetos transicionales, que debieron abrir el camino al deseo y al pensamiento se hallan sobreinvestidos, ocupando un lugar de privilegio en la dinámica psíquica y obturando el despliegue simbólico.

En el origen de esta conducta se encuentran ciertas experiencias infantiles: la crianza se produjo en un estilo en donde la relación se estableció más con las cosas que con las personas. Existe en la primera infancia un desencuentro con la persona de la madre. Esta tuvo la modalidad de dejar en su lugar objetos - cosas inanimadas - incapaces de transmitir afecto, y sólo utilizables para consolarse durante su ausencia, produciendo en el niño dolor, frustración y un estilo emocional caracterizado por buscar su satisfacción a través de las cosas. El sujeto, al no poder construir un buen objeto interno, necesitará siempre de un objeto concreto para calmar su ansiedad. La adicción sería entonces consecuencia de una falla en la relación de objeto, negada por la interposición de objetos concretos.

Aquí veremos múltiples consecuencias: las adicciones, ciertas formas de consumismo, una búsqueda de satisfacción directa sin posibilidad de sublimar, la dificultad para estar a solas, la tendencia a la actuación.

Introducción
Dependencia y capacidad para estar a solas
La relación patológica con el objeto en la primera infancia
La ambivalencia primitiva en relación con los objetos de la adicción
Reactualización en la adolescencia: la clínica
Algunas reflexiones sobre la prevención
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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