Marzo-Mayo 2001 7
ISSN 1317-987X
 
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De interés
 




Medicina tropical, internet y las corrientes actuales en la comunicación biomédica

Revistas Electrónicas

Revisión de colegas y publicaciones electrónicas | Nuevas iniciativas | Editoriales comerciales |
Biblioteca virtual no es sinónimo de "conocimientos gratuitos"

Después de la comunicación personal y la pública, los artículos tradicionales de investigación son todavía la mayor fuente de transmisión de conocimientos. Mientras las revistas electrónicas con textos completos sobre biomedicina están en el mercado desde principios de los 90 (ej. El pionero Online Journal of Current Clinical Trials), pareciera que éstas no tienen un impacto siquiera comparable al de sus "primos" lejanos en disciplinas como la física, en los que servidores con preimpresiones electrónicas (Ginsparg, 1996) han desafiado de manera efectiva a las revistas tradicionales durante casi una década y quizás se hayan convertido en la principal fuente de información.

Por el contrario, lo que ha pasado durante los últimos años en medicina tropical —y biomedicina en general, en lo que a esta materia respecta— es que las revistas impresas a la manera tradicional han emigrado a Internet. Aproximadamente desde 1995 hasta la fecha, muchas de las revistas biomédicas se han convertido en híbridos y ofrecen nuevas formas de acceder a su contenido. En un principio, se hizo mediante ediciones web limitadas en las que se proveía una selección de contenido impreso e información práctica y útil, como instrucciones para autores y direcciones de casas editoriales. El mayor incentivo para aceptar esta alternativa de distribución fue, en un primer momento, la rapidez, la accesibilidad, el bajo costo y las ventajas económicas, y, después, el uso e integración en una sola pieza de materiales multimedia como gráficos, video y audio; estos aspectos se han discutido más exhaustivamente en artículos anteriores (Schoonbaert, 1998a).

La idea de incluir revistas en Internet era, en un principio, darle publicidad u ofertar la versión impresa "real", pero cada vez es mayor el número de sitios web de revistas (ej. los del Lancet y los del New England Journal of Medicine) que están evolucionando a recursos más trabajados y con textos completos. El British Medical Journal (BMJ) ya tiene una versión electrónica llamada e-Journal como la principal (Smith, 1999,a). ¿Quiere decir ésto que las revistas biomédicas son accesibles a todo el mundo gratuitamente? Para BMJ y muchos otros, por sorprendente que parezca, revistas publicadas por organizaciones sin fines de lucro nacionales e internacionales, como el Weekly Epidemiological Record (de la OMS), el Morbidity and Mortality Weekly Report (MMRW; de los CDC) y Emerging Infectious Disease (también de los CDC) también entran en esta categoría.

Sin embargo, muchas editoriales tienen una posición menos liberal, ofrecen de manera gratuita sólo algunas secciones de sus revistas. El acceso gratuito en línea a las versiones completas puede estar garantizado por un período de prueba, pero tarde o temprano será necesario una autorización registrada. Los verdaderos suscriptores podrán tener acceso a las ediciones completas, en algunos casos todavía gratuitamente, pero por lo general sólo después de pagar la suscripción. El lado positivo de esta situación es que algunas editoriales ofrecen la oportunidad de suscribirse sólo a la edición en línea a un módico precio, algo razonable si tomamos en cuenta los bajos costos del material.

El formato y el grado de accesibilidad de las revistas electrónicas todavía varía constantemente. El sitio web de la biblioteca del ITM ofrece "enlaces seleccionados de páginas web de revistas" (Fig. 3) en un intento por seguirle la pista a varios cientos de revistas electrónicas de potencial interés para sus clientes, en los que están disponibles URL actualizados e información sobre el nivel actual de accesibilidad para cada título.

Revisión de colegas y publicaciones electrónicas

¿Le gusta a los autores la idea de publicar en formatos electrónicos? Para empezar, es evidente que la viabilidad tecnológica o la superioridad conceptual no necesariamente llevan a la aceptación social. En las ciencias biomédicas, el control de calidad y el prestigio sociológico asociado con las revistas impresas, hasta ahora ha mostrado ser un gran obstáculo a la práctica de publicar resultados de investigaciones originales en almacenes electrónicos. Los autores siempre estarán de acuerdo en que las revistas tradicionales son en realidad muy costosas, pero aún prefieren, y están virtualmente obligados debido a la meritocracia actual basada en las publicaciones, publicar sus artículos en estas prestigiosas revistas, es decir, se encuentran en un callejón sin salida.

Las editoriales, desde su particular punto de vista, aseguran ser las responsables por el valor añadido, como la confianza (consecuencia de las reseñas de colegas), el prestigio (producto de los factores de impacto de la revista) y la visibilidad (como resultado de la inclusión de bases de datos y servicios de alerta); gracias a estos servicios, ellas esperan que los autores les confieran los derechos de autor sin condiciones de los artículos que "elijan" (ej. los editores) para incluirlos en sus prestigiosas revistas. Sin embargo, por lo general, los artículos son producto del financiamiento con fondos públicos de los científicos, quienes desinteresadamente pasan horas revisando y editando los esfuerzos de sus colegas, básicamente sin cobrar, y a menudo sólo pagan los costos de página para ver impresos los resultados de sus investigaciones. Las bibliotecas científicas (financiadas con fondos públicos) son las únicas que continúan pagando altos precios por estos periódicos, y así mantienen artificialmente su vulnerable "ecosistema" con vida, por lo menos por ahora (LaPorte y Hibbits, 1996).

Muchos editores de revistas aplican la llamada regla de Ingelfinger (Altman, 1996a, b), prohiben la publicación previa de los artículos que reciben e impiden la "filtración" de información a la prensa general; ambas restricciones se han vuelto más problemáticas con la llegada de los formatos electrónicos, y pronto perderán su influencia actual. Más aún, un mayor número de asesores y editores llegan a la conclusión de que ya no es posible reconciliar los estándares de calidad intrínsecos de sus revistas con las políticas comerciales de sus publicistas, por lo que se ven forzados a mantenerse al margen (Smith, 1999b) o deciden abandonar su "control" de empleo.

El concepto tradicional de la revisión científica de colegas y la práctica innovadora de la publicación electrónica pueden unirse mediante las revisiones electrónicas de colegas. Entre otras ventajas, en los tiempos modernos se está utilizando cada vez más el correo electrónico, que también ofrece grandes oportunidades para colaboraciones más expeditas de artículos y anuncios en línea. La estrategia de las prepublicaciones reseñadas en línea por el público general ha sido adoptada, entre otros, por el Medical Journal of Australia y BMJ. En este nuevo modelo también es posible publicar artículos individuales después de terminado el proceso de revisión, sin la necesidad de esperar por una edición completa, también podrían tomarse en cuenta los accesos o enlaces actuales a revistas electrónicas, para incorporar la meritocracia actual basada en el análisis de citas, una alternativa igualmente controversial.

Nuevas iniciativas

Experimentos fascinantes con nuevos formatos de publicación en biomedicina incluyen el Lancet Electronic Research Archive en el servidor International Health and Eprint (McConnell y Horton, 1999) y el ELPS (Electronic Long, Paper Short; Delamothe et al., 1999) de eBMJ, estas publicaciones se benefician ampliamente de nuevas posibilidades electrónicas pero permanecen, en esencia, en el paradigma de las revistas individuales. En 1999, la controversial iniciativa del NIH, PubMed-Central (originalmente E-Biomed) (Varmus, 1999a, b) y su equivalente europea E-Biosci fueron introducidas en la Red bajo el auspicio de la European Molecular Biology Organization (EMBO; Koening, 2000). De repente, pareciera que la tan esperada "fuente de Internet global para la información sobre salud" (LaPorte et al., 1995; LaPorte y Hibbits, 1996) no está tan lejos. Saber si los artículos que no hayan sido reseñados formalmente por los colegas serán aceptados, y si lo son, bajo qué formato, fue el principal tema de discusión que generó una gran demora. Aparentemente, una solución prematura demasiado gastada, con preimpresiones no revisadas y artículos de investigación publicados de la manera tradicional y reseñados por colegas se dejó de lado, y ahora los esfuerzos se concentran en archivar las reseñas de los colegas y la literatura publicada previamente. Un tercer nuevo foro, el Current Science’s BioMed Central, ofrecerá contenido reseñado por colegas prácticamente gratis (Marshall, 2000). Lo que estas iniciativas tienen en común es que la habilidad para aumentar el cuerpo del material de primera calidad lo suficientemente extenso será un punto álgido para determinar su futuro éxito. Como discutiremos más adelante, es precisamente esta habilidad lo que las revistas establecidas ofrecen, y a un precio.

La Stanford University’s High Wire Press distribuye las ediciones electrónicas de las revistas de varias sociedades científicas en un formato adecuado y consistente. Actualmente, con más de 200 títulos de revistas (la mayoría "pesos pesados") y muchos más por aparecer (Butler, 2000), la High Wire Press tiene un grupo de críticos bastante amplio para ser exitoso, y, con certeza, también es una asociación admirable. Sin embargo, no se desvía mucho de las reseñas de colegas o de publicaciones individuales y, mientras algunos títulos son gratuitos, el acceso a la mayor parte de las revistas requiere suscripción.

Se han sugerido alternativas más radicales, la Scholarly Publishing and Academic Resources Coalition (SPARC), creada en el sector bibliotecológico, apoya la eliminación de las editoriales comerciales como "intermediarios avaros", mediante la creación de revistas alternativas no costosas que reemplacen a las existentes (Butler, 1999c; Wadman, 1999). El grupo conocido como Open Archives Initiative (OAI) ve estas nuevas iniciativas como el remanente de un paradigma abandonado, y tiene por objetivo lanzar archivos confiables, electrónicos e impresos electrónicamente, y desechar la reseña formal de colegas (Van de Sompel y Lagoze, 2000). Finalmente, las autopublicaciones legítimas (por ej. Catalogar las preimpresiones o las impresiones electrónicas por autores individuales o instituciones) también son una opción (Harnad, 1999).

Editoriales comerciales

Si el grupo de críticos es imprescindible para el éxito de nuevos recursos, es evidente que las editoriales comerciales tienen pocas cartas bajo la manga, durante años han construido grandes sitios en donde ofrecen acceso a ediciones electrónicas de todas sus revistas, el más amplio de estos sitios tiene enlaces a más de mil títulos. Los mayores competidores en esta área incluyen a Blackwell Science, Cambridge University Press ("IDEAL"), Elsevier ("Science Direct") y Springer Verlag ("Link"); agentes de suscripción como Ebsco y Swets-Blackwell o portales como Ingenta ofrecen una mayor variedad de sitios.

Aun cuando sitios como ScienceDirect siempre han ofrecido la posibilidad de realizar búsquedas más amplias de sitios y alertar, muchos de las editoriales más respetadas están trabajando conjuntamente para obtener un mayor logro. El proyecto de CrossRef establecerá interconexiones estables entre artículos en los sitios de editoriales participantes al utilizar la técnica de Direct Object Identifier (DOI) (Butler, 1999d; Marshall, 1999), por esta razón, debería ser posible el acceso a la edición electrónica de textos completos de casi todas las revistas mencionadas sólo con hacer click en la referencia bibliográfica correspondiente de la revista deseada. A diferencia de PubMed Central, por ejemplo, este acuerdo comprende millones de artículos en cientos de revistas (Marshall, 2000), sin embargo, el artículo mencionado tiene que ser publicado por un socio empresarial y los visitantes deben tener una suscripción formal a la edición electrónica de la revista donde se publicó el artículo.

Biblioteca virtual no es sinónimo de "conocimientos gratuitos"

Hasta la fecha, las revistas tradicionales todavía dominan la transferencia de información biomédica, ya sea electrónica o no; una cantidad increíble de artículos de revistas publicados está disponible de manera gratuita en la Red. Mientras se busca en hiperenlaces, podemos encontrar fortuitamente toda clase de materiales interesantes que quizás hayan sido examinados mediante los mejores estándares de reseña formal de colegas. Sin embargo, también es muy frecuente el hecho de que el artículo de revista buscado no esté disponible en la Red o no esté accesible, por ser necesaria la suscripción a la revista o por tener que pagar para acceder a éste (mediante pagos electrónicos). Como se mencionó anteriormente, las ediciones electrónicas de muchas revistas están disponibles no sólo en la página principal de cada revista, sino también en la de grandes asociaciones, que tienen un gran parecido a las bibliotecas convencionales y ofrecen acceso a un vasto pero restringido cuerpo clasificado de artículos publicados. Se puede "entrar" a estas asociaciones por medio de un servicio institucional, como una biblioteca convencional. Los "clubes electrónicos", como BioMedNet, ofrecen una gama de servicios bastante atractiva y diseñada para satisfacer las necesidades de cada persona. Sin embargo, aunque los servicios de alerta, búsqueda y enlaces puedan ser gratuitos, la entrega de documentos sigue siendo muy costosa —un artículo individual está en el rango de los 15 a 20 dólares— y de alguna manera desalienta a los consumidores individuales o a los directores de proyectos.

Para ilustrar este aspecto crítico de la recopilación de asociaciones, vamos a tomar como ejemplo el tema de la medicina tropical, una subdisciplina bastante pequeña. En el Journal Citation Reports del Instituto para la Información Científica sólo están listados bajo esta categoría 12 títulos de revistas (Anon., 1999), en comparación con 59 títulos existentes en la categoría de hematología, 120 en la de inmunología y 71 en pediatría. Aun cuando la medicina tropical obtiene información de una gran variedad de especialidades multidisciplinarias o interdisciplinarias, incluyendo la biología molecular, la entomología, la zoología, la ecología, la demografía, la virología, las políticas de salud pública y muchas otras, esta literatura tan diversa no se basa en un puñado de editoriales. En la actualidad, la biblioteca del ITM recibe cerca de 500 publicaciones periódicas, de las cuales casi un 50% es de excelente contenido científico, pero para consultar muchas de estas publicaciones en línea, en formato de texto completo, hay que suscribirse a la revista y realizar un pago adicional para tener acceso electrónico a las mismas. Por lo general, los archivos de seguridad corresponden sólo a la información de unos pocos años y los bibliotecólogos temen perder toda la información si llegaran a cancelar su suscripción a las versiones impresas para limitarse a las revistas electrónicas. Las ediciones a texto completo de las revistas menos relevantes son las más difíciles de encontrar en la Red y parecen generar poco interés, como las revistas impresas de los países del Tercer Mundo (Gibss, 1995) y antiguos proyectos (ej. ExtraMed), dirigidas a magnificar la habilidad de investigación publicada el los países desarrollados (Scoonbaert, 1998b) y que no han obtenido el reconocimiento internacional que merecen.

Las estadísticas pueden confundir a los futuros usuarios, aunque los paquetes en línea de varios cientos o miles de revistas diversas den una muy buena primera impresión, en la práctica, pueden tener un uso limitado a investigadores individuales o a ciertas disciplinas. Aunque unas cuantas revistas muy bien seleccionadas lleguen a satisfacer las necesidades de la mayor parte de los especialistas en un 90%, lo más probable es que no existan más de 25 títulos de interés entre las 500 a 1.000 revistas ofrecidas por una sola editorial; si bien es cierto que existen gigantes como CARL Uncover (que afirma cubrir más de 18.000 revistas), la entrega de documentos está limitada a una subsección de dichas recopilaciones y son bastante costosas.

A este nivel, las bibliotecas científicas todavía juegan un papel fundamental, proveen una amplia colección complementada con servicios muy bien organizados para distribuciones externas de documentos (el sucesor del préstamo tradicional entre bibliotecas). En un nivel técnico, la tecnología de búsqueda permite actualmente la distribución de versiones electrónicas de artículos (incluyendo las más antiguas) en pocas horas, aunque las repercusiones legales de esta práctica no están claras. Para el usuario particular es una bendición el hecho de que Internet ofrezca acceso rápido y gratuito a catálogos de librerías, editoriales y bibliotecas (catálogos colectivos).

Introducción
Comunicación
Fuentes www
Métodos de recuperación
Revistas Electrónicas
Internet, ¿él no va más en actualización?
Referencias bibliográficas

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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