En su oficina, entre papeles y libros, se pueden observar varios afiches y una cartelera llena de fotos. En ella -como si fuera un cuadro cronológico-, se aprecian caras desconocidas y paisajes nunca antes vistos, que presumiblemente describen diversos momentos en la vida de Fabian Michelangeli. Sobre su escritorio se encuentra la versión en inglés de su libro "Diálogo con lo Natural" (Dialogue With Nature, 1992), quizás una de las publicaciones más significativas dentro de la trayectoria de este investigador, y en la que describe fotográficamente con detalle, la naturaleza de lugares anónimos, entremezclados unos con otros.

La afición por la fotografía la heredó de su padre, quien le obsequió en sus primeros años de adolescente, la primera cámara fotográfica. "A mi papá todo el tiempo le ha gustado la fotografía. En 1960, trajo una cámara nueva de Japón, entonces fue cuando heredé su cámara vieja. Aunque antes yo realizaba fotos con su cámara -una de las primeras fue del cerro El Ávila-, ésta fue la apertura para empezar a hacer las fotografías que todo el mundo hace: las de la novia, la familia, los cumpleaños, etc.".

Tres años más tarde, conoce a su actual esposa, quien casualmente resultó ser la sobrina de Carlos Herrera, reconocido fotógrafo venezolano, admirado por Michelangeli.

Desde hace años, este fotógrafo ha sido capaz de revelar en sus fotografías, los misterios que ofrece la naturaleza, desde la selva amazónica en Venezuela hasta las heladas formaciones del Himalaya en Asia. Sin embargo, reconoce que su timidez le ha impedido incursionar en la fotografía de retratos y personas, aunque no niega la posibilidad de aprender a realizarlas. "Entre las cosas que me gustaría hacer se encuentra fotografiar a personas. Aunque reconozco que no me gusta ir por la calle en cualquier país con una cámara, tomando fotos como un reportero, porque creo que invado la privacidad de las personas" afirma.

El brasileño Sebastião Salgado y el norteamericano Richard Avedon representan para Michelangeli, iconos de la fotografía moderna. Admite que prefiere la fotografía pictórica antes que la de denuncia. "Eso no quiere decir que yo no sea sensible a la realidad dura de la vida, sólo que me gusta mostrar más lo incógnito y lo bello".

- ¿Qué tiene que decir sobre su experiencia con la fotografía?

- Realmente, creo que tengo una mente visual. Veo la vida a través de un lente y por ello constantemente estoy viendo cuadros en todas partes y componiéndolos en todo momento. Eso es algo que hago hasta en la actividad científica. Por ejemplo, la microscopía me encanta porque es muy visual. Tomo una foto en el microscopio como si fuera un cuadro, intento mostrar todo lo que hay que enseñar desde el punto de vista científico, pero además también necesito que sea bella, que diga algo.

¿Qué opina acerca de la fotografía digital? ¿Cree usted que su aparición ha desplazado la forma tradicional de hacer fotografía?

- Técnicamente la fotografía digital no ha alcanzado el nivel de definición que tiene la película. Eso no quiere decir que su aparición no nos beneficie. Para mí es fascinante poder ver una foto inmediatamente después de haberla tomado. La cámara es un instrumento que te sirve para mostrar una realidad según cómo tú la veas. Si yo hubiera hecho una foto con un pincel y no con una cámara, sería lo mismo. Lo importante son los resultados.

En la actualidad también es miembro de la Comisión para el Desarrollo y Conservación del Patrimonio Artístico del IVIC.