Ildemaro Torres
El degustador del humor
Una propuesta para el sector salud y cultural venezolano
¿Cuáles serían las prioridades en materia de política cultural para el gobierno de Chávez Fríasí
El problema de la cultura en Venezuela es que siempre se va a los síntomas y no al fondo del problema. Más que entender la cultura como Bellas Artes y la presentación de espectáculos, el compromiso mayor es propiciar el cultivo de esas distintas disciplinas entre la gente. Que haga posible como parte de una educación dirigida a un afinamiento de gustos, a un conocimiento, a la práctica y a la necesidad de ellas. Eso va desde un rediseño de la educación primaria y secundaria, propiciando el caso de la música, como ejemplo excluido hace mucho tiempo de la educación.
No se trata de llevar a los indigentes a un lugar para asearlos, vestirlos y darles de comer durante varios días, porque eso es darle connotación de caridad a las políticas de Estado. Además, eso es irse al resultado último del problema que es, en el campo de lo cultural, el no acceso a lo que expresa, en términos convencionales, la cultural. Cuando lo que hay es que irse a la fuente que la propicia, que hace posible la creación.
El cambio de política cultural consiste entonces en fomentar la participación de toda la población al desarrollo de las diferentes actividades culturales que se puedan realizar en el país.
Se ha demostrado, hasta con estadísticas, que los niveles de lectura han bajado notablemente en Latinoamérica, ¿A qué cree que se debe este fenómeno?
Aquí se suman muchos factores, uno de ellos es el elevado costo de las publicaciones. Hay campañas que son absurdas porque no tienen en la realidad su complemento que lo haga factible como es el caso del Instituto Nacional de Deporte exhortando a los jóvenes a practicar deportes, pero uno visita un barrio, una institución y encuentra que no existen canchas deportivas. Son simplemente falacias.
La exhortación a leer es maravillosa, pero cuando una va a la librería y observa el costo de adquisición sabe que esos precios ya están determinando quienes van a ser los lectores, es decir, la élite.
Dentro de toda esta crisis general, ¿cree usted que hay una falta de motivación por parte de los venezolanos y que eso nos ha llevado a perder valores como los de la lectura, el teatro o el cine?
Eso cae dentro de la forma de cómo el Estado ha asumido su compromiso con lo cultural como una política de subsidio, cuando hay una serie de cosas que el Estado debe producir o propiciar "a por vida", porque si uno insiste en medir beneficio, derogación en términos de capacidad productiva es "a pérdida". A la cultura hay que entenderla como una inversión que tiene otra forma de ganancia, que es la educación, la sensibilización, el crear oportunidades de acceso a la información y a los hechos plásticos o artísticos.
¿Y el sector salud?
Mi preocupación en cuanto a la salud, al trabajo, la recreación, el descanso es que existe una conciencia colectiva de que todas esas necesidades son dádivas generosas de un Estado, cuando esos son derechos humanos.
A mi me duele, aunque admiro el gesto, que un paciente se muestre agradecido porque fue bien atendido, pero quisiera que esa persona entendiera que no estuvo bien eso de tener durante varias madrugadas que esperar a la puerta de ese u otros hospitales para que lo atendieran. Quisiera que percibiera que no es justo que tenga que estar llevando a la cama desde las sábanas que cubre su cama, hasta los cubiertos con que va a comer.
Mi primera preocupación está allí: en entender que la salud es un derecho. Un país que quiere ir adelante debe asegurarse de que su población esté sana. Aplicar el arte de prevenir que, incluso, cuesta menos.
Comprender además y, ahora que hablamos de medicina holística, si bien el hombre es una unidad biológica, orgánica y psíquica, lo es social e inseparable de su contexto histórico, familiar, laboral y educacional. Por eso creo que la salud es un resultante de ese todo y para cerrar la pregunta en cuanto a esto, mi respuesta está referida a la sociedad en su totalidad, porque, al fin y al cabo, son fenómenos inseparables. Para eso el diseño de una política que abarque todas esas cosas. |