Las muertes violentas por
homicidios representan un problema de salud pública en Venezuela. Esta
afirmación está basada en los resultados presentados previamente, donde se
evidencia el aumento progresivo de las cifras de homicidios, siendo para el año
2012 cinco veces mayor a la tasa de homicidios mundial y dos veces mayor a la
tasa promedio de homicidios para América del Sur. En Venezuela, ocurrían para
el año 2000 17 homicidios/día, y para el año 2012 aumentó a 27 homicidios/día. El
aumento de las cifras de muertes violentas está estrechamente relacionada con
el aumento de homicidios.
A partir del año 2006, la información
sobre criminalidad registrada por el Cuerpo de Investigaciones Científicas,
Penales y Criminalísticas (CICPC) fue asumida como de reserva para el Estado,
lo cual ha dificultado el seguimiento de las muertes violentas. Si bien es
innegable la riqueza de los datos proporcionados por los anuarios de
mortalidad, la información contenida en ellos representa la información de las
actas de defunción previo a la investigación policial (13), esta
limitación se hace evidente al observar el aumento de 131% de las muertes violentas
de causa no determinada. Para el año 2012, 32 de cada 100 muertes violentas
fueron reportadas como de causa desconocida. Esto afecta el análisis de las
cifras de homicidio a nivel nacional y estatal, en donde a pesar de que la
tendencia es hacia el aumento, en estados como Miranda, Vargas y Distrito
Capital se registran tasas bajas por esta causa. Lo cual genera la pregunta ¿Es
posible que parte de las muertes violentas de causa no determinada registradas
en estos estados se deban en su mayoría a homicidios?. Esta pregunta podría ser
contestada si las estadísticas del CICPC pudieran compararse con las del MPPS,
o si se hiciera un mayor esfuerzo por parte del MPPS en determinar la causa de
esas muertes.
La población masculina es la más
afectada por los homicidios, especialmente entre los 17 y 41 años de edad, con
una relación varón:hembra de 15:1 . Estos resultados son comparables con los de
otros estudios, y podría guardar relación con que la población
masculina tiene mayor probabilidad de participación en actividades delictivas
tendientes a la violencia, como la delincuencia, posesión de armas y consumo de
drogas (4,5,6,7,14).
De
acuerdo a los resultados de la última encuesta de victimización y percepción de
seguridad ciudadana realizada
por el INE, el 32% de los encuestados considera que el mayor número de hechos
de violencia ocurre en sitios públicos de su zona de residencia, el 45%
considera que la zona donde vive es insegura, necesitando en el 81% de los casos
cercas, murallas, alambre de púas o electrificados como medida de seguridad en
el hogar. Así mismo, el 61% calificó la inseguridad personal como muy grave (15).
El análisis de las cifras de mortalidad entre 2000 y 2012 confirma la veracidad
de la percepción de inseguridad de los venezolanos, ya que más del 77% de los
homicidios ocurren en calles y carreteras del país, y 11% en viviendas e
instituciones residenciales.
La
tasa de muertes violentas por suicidio en Venezuela disminuyeron en el período
estudiado, siendo en 2012 cuatro veces menor a la tasa promedio del continente.
La población masculina es la más afectada, especialmente entre los 20 y 54
años, con relación varón:hembra de 4:1, estos resultados son comparables a los
de reportes previos para la región (2). A diferencia de las
estadísticas para América (2), donde las armas de fuego son el
segundo método más utilizado, en Venezuela después de la estrangulación, el
envenenamiento (especialmente por pesticidas) es la segunda causa de muerte
seguido por las armas de fuego en tercer lugar.
Merecen especial mención las muertes violentas
por armas
de fuego. El análisis de las cifras de mortalidad mostró que para el año 2012 53%
de las muertes violentas era perpetrada con arma de fuego. Para el año 2000
ocurrían 24 muertes/día por arma de fuego, pasando en 2012 a 43 muertes/día. En el año 2013 fue aprobada en la Asamblea
Nacional la Ley para el desarme y control de armas y municiones (16),
pero los efectos de esta medida no pueden evaluarse debido a que no se han
hecho públicos los anuarios de mortalidad de los años posteriores a su
aprobación.
La cuantificación de las
muertes violentas muestra solo una cara de un problema de grandes dimensiones,
ya que por cada persona que es victima de la violencia muchas más resultan
heridas, debilitadas psíquicamente, o discapacitadas
de por vida. Es necesaria la publicación libre de las cifras de mortalidad
anual más recientes, tanto por el MPPS como del CICPC, ya que es partiendo del
conocimiento de esas cifras que se pueden desarrollar nuevas medidas de
prevención y control de agentes productores de violencia, que debe ir
indudablemente acompañado de nuevas medidas en materia de política criminal de
parte del gobierno nacional.