Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa: Quijote de la medicina venezolana
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
Acercarse a la vida de un personaje como el Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa hace que
inevitablemente nos sintamos cuestionados en nuestra manera de ver y actuar en el mundo. Su
verticalidad ética y su sensibilidad social nos confronta tanto profesional como humanamente.
Llamamos al Dr. Rodríguez Ochoa ?Quijote? de la medicina en Venezuela por la visión crítica que
poseía ante la forma como se ejercía, y se ejerce, el acto curativo -asumido como un bien de
intercambio dentro de una sociedad capitalista-, además por su capacidad de soñar con una
sociedad más justa e integrada.
Joaquín Pereira


Introducción
Gilberto Rodríguez Ochoa nace en la tradicional parroquia caraqueña de La Pastora, el 06 de agosto de 1941. Formó parte de una familia numerosa y trabajadora. Su padre, un artesano y estimado trovador, constituyó una fuerte influencia para su forma de ver el mundo y en lo que sería su vocación: la medicina dirigida a los sectores menos favorecidos.
Cuando tenía 17 años, la vida de Gilberto Rodríguez Ochoa dio un viraje. La muerte inesperada de su padre y las circunstancias que la rodearon constituyeron una importante razón para estudiar medicina.
El hijo mayor del Dr. Rodríguez, el arquitecto y profesor universitario Gilberto Rodríguez Gonzáles, recuerda cómo murió su abuelo: ?Mi papá me contó esta historia poco antes de morir: Había poco trabajo en Caracas, en aquella ola de inmigrantes traídos de Italia y de España que había desplazado a los artesanos que tenían mucho menos oficio. Uno de esos desplazados fue mi abuelo ?Pepito?, como lo llamábamos de cariño, quien tuvo que irse a buscar trabajo para Maracaibo en una comunidad petrolera. Estando allá hubo una riña donde él estuvo involucrado y recibió una golpiza tremenda. Se fue caminando hasta un centro de atención médica, fue revisado por el médico que estaba de turno, no le encontró mayor cosa y lo mandó para su casa. El abuelo tuvo siete días sufriendo unos fuertísimos dolores abdominales; volvió a ir al médico, lo examinó y dijo que lo que él necesitaba era reposo. Resulta que tenía el bazo desprendido. A los días murió.?
El grado de influencia que tuvo la muerte del padre del Dr. Rodríguez en la forma de enfocar su trabajo profesional se ve claramente en parte de la dedicatoria de su libro Del ejercicio privado de la medicina o de la alienación del acto curativo: ?A la memoria de mi padre por haber sido obrero explotado...?
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