Secuelas del culto a la belleza: Tres enfoques, una postura
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
Mirarse al espejo y pensar que algo de usted pudiera cambiar es la fase inicial de desear un cuerpo perfecto. La insatisfacción que se siente al ver la imagen proyectada algunas veces conduce a tomar la decisión de rehacerse a sí mismo y, con ella, aparecen dos alternativas: la cirugía plástica y los tratamientos estéticos. En Venezuela, la fascinación por los cambios drásticos y rápidos que ofrecen el bisturí y las inyecciones crece vertiginosamente, al igual que las complicaciones médicas derivadas de estos procedimientos. Tomando en consideración este último planteamiento, tres especialistas dieron sus opiniones desde la óptica de la Cirugía Plástica y la Infectología, con la intención de orientar a quienes anhelan verse mejor y en lugar de eso, consiguen daños, dolor e incomodidades.
Introducción
Evelio Corzo “Los tratamientos estéticos en el país no son practicados por profesionales calificados” Corzo considera que en Venezuela existe intromisión en su campo de trabajo por parte de quienes se hacen llamar “especialistas en estética”. A su juicio, son peluqueros, cosmetólogos o médicos de otras especialidades quienes incurren en el área de la cirugía plástica, motivados por un interés lucrativo que los lleva a desarrollar prácticas irresponsables, en virtud de que desconocen las sustancias que usan y la gravedad de los efectos secundarios que pueden desatar.
Antonio Ríos Fabra “Una infección tiene tres costos básicos: físico, emocional y económico” Ríos Fabra puntualiza que el paciente puede ser víctima de complicaciones como infecciones, las cuales afectan su integridad física. Pero una complicación también es capaz de arrebatarle a la persona la felicidad de la apariencia lograda y producirle cicatrices indeseadas, provocando inestabilidad psicológica, baja autoestima y gastos adicionales derivados de tratamientos o reintervenciones.
Antonio del Reguero “Es vital prevenir las complicaciones médicas de los tratamientos estéticos” Del Reguero destaca tres pasos que los especialistas deben tomar en cuenta a la hora de evitar dificultades. Primero, “la selección del paciente” implica que el médico está en la obligación ética de rechazar a quienes no gozan de buena salud. Luego, “la selección del lugar” exige que el espacio no sólo esté dotado de los equipos necesarios, sino que se le aplique constantemente el “ritual de asepsia y antisepsia” para garantizar condiciones de higiene. Finalmente, “la selección del tratamiento” adecuado a la condición del paciente es una credencial para obtener resultados exitosos y satisfactorios.
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