Dr. Blas Bruni Celli: Un perseverante incondicional
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
Los valores siempre son reproducibles. El Dr. Blas Bruni Celli admiró la bondad de sus padres desde muy pequeño y siguió su ejemplo en beneficio de la humanidad. El conocimiento moral junto al intelectual han sido aliados fundamentales para cultivar su inmensurable alma.
Genéticamente curioso
Simpatía es la palabra con la que mejor decribe su infancia quien fue un niño campesino de nombre Blas Bruni Celli. De sus padres, inmigrantes nativos de Italia, recuerda el valor del trabajo y la solidaridad con la gente. Hoy por hoy, estos valores invaluables conservan vigencia en la vida de este personaje de la medicina venezolana.A mediados de la década de los treinta, el pequeño Blas solía apresurar el paso ansioso que lo llevaría hasta el punto de llegada de los arrieros, quienes montados en sus mulas, llegaban cargados con algunas mercancías. Pero lo único que quería de aquellos muleros era un ejemplar del diario El Impulso. “Yo sabía cuándo llegaban desde Barquisimeto y me gustaba saber qué decía el periódico, saber qué ocurría en otros sitios –comenta con emoción. Tenía unos diez años y recuerdo una tira cómica que traía el periódico, llamada Doña Ruperta y Don Fenelón; siempre la leía para seguir la secuencia de la historia”. Pero la historia para el Anatomopatólogo Blas Bruni Celli, fue desde temprana edad, además de la secuencia de los cómics de El Impulso, un aspecto vivencial por el que desarrolló gran afición. Producto de una curiosidad innata, no resistía escuchar acerca de un tal Carvajal que se ahorcó en un árbol del río, o saber quién era Lisandro Alvarado cuando alguien comentaba su parentesco con ese desconocido. “En El Tocuyo, estado Lara –pueblo donde nació- eran pocas las familias y escuchar aquellos nombres, me animaba a saber quiénes eran”.
Conocer las aventuras de renombrados personajes de El Tocuyo fue su primer acercamiento con la investigación, especie de urgente necesidad que nunca le ha incomodado. Bruni Celli se involucró además, con los episodios históricos de algunos archivos de la biblioteca de su pueblo natal, luego de que él y un amigo quedaran encargados de organizarlos. “Era una experiencia mágica. En cada acta de bautizo, de nacimiento, tratados, cartas y demás documentos, yo sentía haber estado allí -comenta con la vista perdida en el espacio- escribiendo con aquella letra rebuscada que me trasladaba a la época”. En ese momento despertó del sueño recién narrado que parecía vivir una vez más.
Además de las labores del campo, tareas escolares y organización de una biblioteca; las novelas de Julio Verne, Alejandro Dumas y Víctor Hugo, formaban parte de la literatura favorita con la cual se entretenía a los 10 años de edad. “Ayudaba a mis padres con la agricultura pero también acudía a una escuelita. Los maestros de aquella época eran muy valiosos, ellos inspiraban a uno al aprendizaje. Hasta veía clases de música”, comenta con asombro.
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