Pediatría
El niño con cáncer
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
Es posible que a los lectores jóvenes de este escrito el nombre de Sidney Farber (1903-1973) no
les resuene. Pero Farber es quien, directa o indirectamente, más influencia ha ejercido en el
progreso y orientación de la Oncología Pediátrica. Ello nos motivó a seleccionar dos de sus
innumerables aforismos como encabezamiento.
Ante el niño portador de una enfermedad histológicamente maligna hemos de considerar múltiples
aspectos, clínicamente significativos, pues procuramos que el niño y sus familiares inmediatos
obtengan todo el beneficio ofrecido por la ciencia y tecnología actuales.


Introducción
El tratamiento integral del paciente con cáncer significa la utilización de todos los conocimientos disponibles y reúne en un programa lógico y coordinado los talentos y conocimientos de representantes de muchas especialidades diferentes. Sidney Farber 1969
La complejidad de los problemas creados por el cáncer, demanda el entrecruzamiento de disciplinas y departamentos. Sidney Farber 1971
El diagnóstico y tratamiento de una neoplasia maligna no significa el éxito de un médico. Lo es de un equipo multidisciplinario inmerso en el problema que el cáncer y sus consecuencias crean en el paciente y sus más cercanos allegados.
Enfrentados al problema, en 1979 instituimos en la Cátedra de Clínica Quirúrgica y Terapéutica Pediátrica, de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, una Comisión de Oncología Pediátrica, integrada por diversos especialistas (cirujanos, pediatra, hematólogo, patólogo, radioterapeuta, siquiatra e inmunólogo) como núcleo básico, pero extensible y abierta a toda especialidad, médica o no, con interés en el problema. En reuniones semanales, se discutieron procedimientos diagnósticos y terapéuticos para establecer protocolos de acción. Cada caso es presentado y discutido en los aspectos de diagnóstico, tratamiento y soporte.
En 1985 presentamos los primeros resultados que demostraban el silogismo origen de la Comisión: el diagnóstico tardío, la ausencia de planes definidos, la irregularidad del tratamiento y el mal seguimiento, son los factores primordiales en nuestros altos índices de mortalidad. De una sobrevida a los 2 años inferior al 20%, alcanzamos superar el 40% sin evidencia de enfermedad, lo cual, sumados a un 11% más, vivos pero con evidencia de enfermedad, significaba un gran avance, máxime al considerar que el 30% de nuestros casos se encontraban en estadio III o IV al momento de la primera consulta. La rata era baja al compararla con las de otros centros, pero fue un gran aliento. (1,2,3)
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