Jorge García Tamayo
El don de la palabra hecha literatura
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
Desde muy pequeño se entregó al hábito de la lectura como parte
de su vida, y pese a que años más tarde escogió la medicina como
profesión, sintió la necesidad de convertir las ideas, sus vivencias y hasta
ciertos hechos históricos en literatura. La riqueza en el lenguaje, la
descripción de los escenarios y los personajes y su peculiar humor, son
las características más resaltantes de sus trabajos.


Presentación
Jorge García Tamayo no es un personaje común, no sólo porque desde hace unos cuantos años se dio a la tarea de llevar paralelamente el ejercicio de la patología con el oficio de escribir literatura, sino también porque desde la primera vez que se le conoce, se puede apreciar que este hombre de gesto dócil posee una sensibilidad y sencillez, características de pocos mortales en este mundo. Y aunque de antemano es fácil percibirlo como una persona apacible, no en vano tiene el don de manejar con gran destreza y habilidad una de sus mejores armas: la palabra escrita. Razón tuvo el conocido escritor venezolano Eduardo Liendo, quien en una especial ocasión calificó la manera de escribir de este autor como "verdaderamente espléndida", a la vez que definió sus textos como "un barroco, pero no un barroco onanista, sino muy consubstancial con sus temas que son de un magnífico oficio..."
Ensayista, cuentista, articulista, pero sobre todo novelista, García Tamayo tiene en su haber dos obras literarias galardonadas con dos importantes premios venezolanos. La primera titulada "Escribir en La Habana", recibió en 1994 el premio "Bienal de Literatura José Rafael Pocaterra" y la segunda, "Para subir al cielo..." fue merecedora, en 1997, del premio "Bienal de Literatura Elías David Curiel".
No obstante, su dedicación al oficio de escribir no le ha restado tiempo para ejercer la Medicina, específicamente la docencia y la investigación en el campo de la patología, en importantes instituciones como la Universidad Central de Venezuela, y aunque en la actualidad está jubilado, mantiene desde hace poco más de cuatro años un trabajo incesante en su laboratorio de Patología Molecular - que lleva por nombre Novapath-, ubicado a pocas cuadras de su lugar de residencia en Caracas.
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