Gary Sterba
Médico Por Vocación, Escultor Por Intuición
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
No ha sido fácil para Gary Sterba ser reumatólogo y escultor al mismo tiempo. Sin embargo, su
determinación y empeño le han permitido encontrar, de alguna forma, la clave para desarrollarse
en ambas actividades , constituyéndose él mismo en un ejemplo de cómo la medicina y el arte
pueden tener más cosas en común de lo que generalmente se piensa.
Claudia de Oliveira


Personalidad enérgica y activa
Figura espigada, voz amigable, sonrisa tímida y una simpática corbata de muñequitos que contrastaba con la seriedad de su bata blanca fueron las primeras características resaltantes en Gary Sterba, al momento de conocerlo. Talento artístico innegable, vocación de servicio indiscutible y una marcada modestia fueron los segundos aspectos identificados a medida que sus palabras revelaban el sentir y pensar del reumatólogo y escultor congregados en él.
El ingreso de Sterba al mundo de las formas y los volúmenes fue producto de la casualidad, "algo accidental" y en esto sus hijos tuvieron una importante participación. Gracias a un taller de elaboración de esculturas en barro, que tomaron a finales de 1990, este personaje se sintió motivado a crear, a manera de juego, algunas piezas junto a ellos. El resultado de aquella experiencia fue la realización de su primera obra -"una mujer recostada"-, y el inicio de una serie de cursos en la Escuela Cándido Millán y en Estados Unidos, los cuales lo llevaron a pulir un talento innato, desconocido, prácticamente intuitivo.
La selección de la medicina como carrera - por el contrario -, fue una decisión determinada no tanto por el azar como por un temprano deseo de aliviar el sufrimiento de las personas. En este particular aspecto, sus padres tuvieron una influencia determinante, pues ambos fueron sobrevivientes del holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial. "De mi niñez recuerdo a mi madre siempre muy sufrida, por eso mi sueño era ser médico para poder curar a mi madre", expresó.
Llama la atención cómo en su consultorio se integran, con aparente facilidad, piezas de arte, libros de medicina y numerosos diplomas -además de algunos retratos familiares- los cuales hablan por sí solos de un hombre que se define a sí mismo como "muy activo, siempre a la búsqueda de cosas para hacer". Si bien ese rasgo suyo, por una parte, ha representado la posibilidad de ejercer su profesión, esculpir, participar en numerosos maratones e incluso escalar el Pico Humboldt, por otro lado, también ha significado la aplicación de un gran esfuerzo, energía y muchas limitaciones de tiempo. En este sentido, Gary Sterba recordó cómo durante los diez años que vivió en Estados Unidos, entre sus estudios de reumatología, la atención de pacientes y la creación de esculturas, solía quedarse despierto hasta las once de la noche o una de la mañana para así cumplir con todas sus obligaciones.
"Es difícil ser médico y lograr reunir un número de esculturas suficientes para hacer una exposición individual. No es imposible, creo que se puede hacer, pero yo toda mi vida he sido médico, esa ha sido mi gran pasión y yo no quiero perder una pasión por otra, creo que me falta ponerme un poquito más viejo para dejar la medicina y dedicarme de lleno a la escultura", afirmó.
De hecho, entre sus planes para el futuro, la medicina y el arte siguen estando contempladas como sus dos principales áreas para desempeñarse. Como profesional espera lograr la implementación de un servicio de reumatología pediátrica en el Hospital Infantil J.M. de los Ríos, en el cual actualmente labora ad honorem. Como artista, este escultor admitió estar saliendo de una especie de letargo, que lo había llevado a disminuir su ritmo de producción -por razones en las cuales prefirió no ahondar-, para retomar su práctica escultórica con la misma intensidad de hace dos años.
Aun cuando reconoció las dificultades implicadas en el acto de dedicarse a ambas actividades, consideró que entre las mismas existe una relación particularmente estrecha, la cual explicaría la existencia de una buena cantidad de médicos artistas como él.
¿Pudiera usted afirmar, entonces, que medicina y arte son dos actividades complementariasí Sí, por supuesto. Yo creo que esa relación se da mucho más que en otras actividades. Cuando tú hablas de medicina, hablas de sentimientos, de la naturaleza humana, de lo que el hombre quiere o no quiere y eso te lleva a lo que es el arte. Por ejemplo, para aquellos artistas que son ingenieros o arquitectos el arte puede ser una forma de expresar colores o formas, pero no tiene tanto que ver con el ser humano, cosa que sí es de incumbencia de la medicina.
|