Psiquiatría
De la Psicoterapia al Psicoanálisis.
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000
Hacer la reseña de cada uno de los modelos psicoterapéuticos vigentes resulta una tarea
fascinante, aunque sería demasiado extenso hacerla aquí, pues habría que considerar a sus
creadores, historia, conceptos con los cuales se fundamentan, relaciones con el psicoanálisis,
divergencias, etc. No obstante, quisiera tomar brevemente algunas ideas, quizá con la finalidad
de ilustrar cómo cada línea psicoterapéutica ha intentado dar respuesta a los aspectos más
complejos e insolubles de la práctica psicoanalítica.
Palabras Claves: psicoterapia, modelos psicoterapéuticos, psicoanálisis, Freud
Abstract To report on all the current psychotherapeutic models is a fascinating task, although it would be too long to do it right here because we would have to consider their creators, history, definitions, the comparisons and contrasts with psychoanalysis, etc. However, I would like to express some ideas in order to show how each of this psychotherapeutic models have tried to solve the most difficult problems in psychoanalytic practice.
Key Word psychotherapy, psychotherapeutic models, psychoanalysis, Freud
IntroducciónAcerca de las psicoterapias: panorama general
Llamamos Psicoterapia a aquellos métodos para el tratamiento de las enfermedades psíquicas o somáticas que se basan exclusivamente en medios psicológicos; en particular, la relación entre el médico y el paciente: la sugestión, la hipnosis y lo denominado por los psicoanalistas, más adelante, como transferencia.
Para encarar las diferencias y afinidades entre psicoterapia y psicoanálisis es necesario reconocer a este último en sus dos vertientes: como método de investigación y como tratamiento de los trastornos psíquicos. En el primer caso, se trata de una modalidad de estudio de carácter abarcativo, o sea genérico, respecto de varias psicoterapias, ya que las incluye, ejerciendo una influencia en las técnicas de tratamiento por su teorización acerca del conflicto inconsciente y la utilización e interpretación de la transferencia. En ese sentido existen diversas técnicas psicoterapéuticas cuyo anclaje teórico es precisamente esta disciplina. En cambio, como modelo de tratamiento, nos encontramos con que es uno más dentro de las diversas psicoterapias.
Sin embargo, históricamente, la aparición de dicha corriente freudiana, su coherencia y la amplitud de su estructura teórica, es responsable de que todas las psicoterapias actuales se definan con respecto a ella. Varias de la líneas psicoterapéuticas reconocen su deuda con el psicoanálisis, otras reivindican una dudosa filiación con el mismo o se definen por oponérsele.
En muchos casos parecen haber tomado de esta disciplina únicamente el recurso a la palabra, pero no siempre en forma de interpretación sino de indicación, orden, consejo, orientación, dejando fuera en muchos casos el concepto de inconsciente.
Las psicoterapias que se practican actualmente son en ese sentido post psicoanalíticas y cuando rastreamos su origen teórico y su técnica nos encontramos generalmente con desprendimientos tempranos de la rama freudiana, en particular de sus primeros discípulos, o a veces de los seguidores de éstos, quienes han realizado síntesis e integraciones con aportes de otras ciencias: biología , sociología, filosofía y otras disciplinas humanísticas.
Hacer la reseña de cada uno de los modelos psicoterapéuticos vigentes resulta una tarea fascinante, aunque sería demasiado extenso hacerla aquí, pues habría que considerar a sus creadores, historia, conceptos con los cuales se fundamentan, relaciones con el psicoanálisis, divergencias, etc.
No obstante, quisiera tomar brevemente algunas ideas, quizá con la finalidad de ilustrar cómo cada línea psicoterapéutica ha intentado dar respuesta a los aspectos más complejos e insolubles de la práctica psicoanalítica, ya planteadas a Freud desde el comienzo, y que nos siguen preocupando en la actualidad. Entre estos, la duración de la cura ha sido tal vez el principal punto de interés.
Las primeras líneas psicoterapéuticas en disidencia con el psicoanálisis fueron las fundadas por Jung y Adler. Pero a lo largo del siglo veinte se han desarrollado una multiplicidad de teorías y prácticas relacionadas con esta corriente.
En la actualidad, las psicoterapias pueden diferenciarse en tres grandes grupos: las de orientación psicoanalítica, las de orientación conductista y las de orientación humanística. Desarrollaré en un capítulo aparte el tema de la primera.
Las psicoterapias del comportamiento originadas en las investigaciones de Pavlov (sobre el condicionamiento), dieron lugar en su momento a las terapias conductistas de Watson, ampliadas más adelante con los aportes de Skinner. Ellas aplican las teorías del aprendizaje y, más ampliamente, el método experimental al campo del la psicoterapia y tienen como objetivo modificar ciertos comportamientos insatisfactorios o poco adaptativos del paciente. No intentan investigar la historia del sujeto ni aspiran a operar sobre las estructuras profundas de la personalidad. Apuntan a la desaparición del síntoma. El proceso terapéutico consistirá en suprimir las conductas inadaptadas y reforzar las adecuadas.
Actualmente, estas investigaciones han sido ampliadas con el estudio de los procesos cognitivos, (pensamientos, imágenes mentales, creencias) sobre los que se intenta operar anticipándose al comportamiento. Estas ideas han dado lugar a las denominadas terapias cognitivas, concebidas todas ellas como breves.
Por su parte, las de tipo humanístico apuntan al desarrollo del ser como unidad y a la búsqueda de sentido como finalidad. Tienen apoyaturas filosóficas, y muchas de ellas incluyen el trabajo con el cuerpo como un aspecto del desarrollo integral de la persona. En esta línea confluyen los aportes de dos ramas que se desarrollaron durante los inicios en la proximidad de Freud. En primer lugar, Ludwig Binswanger, psiquiatra y filósofo, contemporáneo de Abraham y Jung y discípulo del padre del psicoanálisis, intelectual influido por las ideas de Husserl y Heidegger, quien introduce dicha rama en los medios hospitalarios.
Binswanger reconoce a la corriente psicoanalítica como una comprensión fenomenológica del mundo más allá del saber, pero le critica su excesivo apego al naturalismo científico, presa del mito de la objetividad. El psicoanálisis existencial por él desarrollado intenta una visión global del hombre y del mundo desde la subjetividad, un "ser en el mundo".
Desde diferentes perspectivas varios autores han creado teorías y técnicas que se aproximan a este modelo. El análisis existencial pone el acento sobre las nociones de identidad, de experiencia, de autenticidad: le da una gran importancia al futuro a través de las ideas de crecimiento, desarrollo y potencial humano. Más que una modificación del método insiste sobre la calidad de la presencia del terapeuta y su apertura a todos los elementos de comunicación con el paciente: la expresión del rostro, lo gestual, los matices de la voz, entre otros.
La segunda rama que se desprende del tronco freudiano y, en algunos casos, confluye con la anterior es la psicología de Wilhem Reich, en busca de los nexos entre energía orgástica y libido. Además postula un correlato entre la coraza caracterológica y la coraza muscular. Más allá del descrédito en que han caído este autor y muchas de sus ideas, sus estudios acerca del carácter presentan gran interés para la clínica actual.
En la encrucijada de los modelos psicoterapéuticos psicoanalítico, comportamental y existencial, integrados con teorías psicológicas acerca del funcionamiento corporal, la filosofía, antropología, sociología y otras disciplinas, veremos aparecer más de quinientas escuelas de psicoterapia. Entre ellas tenemos, para mencionar sólo algunas: el análisis transaccional, la terapia gestáltica, la logosofía, la sofrología, el ensueño dirigido, el training autógeno de Schultz, la bioenergética de Lowen; pero también la sexología, la musicoterapia, la gimnasia expresiva y aún las fusiones con corrientes del pensamiento oriental.
Ante tal despliegue de escuelas, las cuales actualmente tienen instituciones propias y filiales en todo el mundo, cuentan con terapeutas que las practican y pacientes dispuestos a tratarse según sus metodologías (quienes, a veces, hasta mejoran), tendremos que asumir una nueva realidad, quizás una nueva afrenta narcisista. No estamos solos aquí en la tierra de los psicoanalistas, hay vida en otros planetas.
El psicoanálisis clásico sostenido y avalado por las instituciones de esta naturaleza oficiales, desconoce, deshereda o desaprueba tales prácticas. Esto tiene una larga tradición, ya desde Freud y sus discípulos, en el que los desprendimientos teóricos han seguido diversos caminos. Algunos han caído en el olvido, otros en el descrédito por la precariedad de sus enunciados y el escaso rigor de su práctica, y el resto goza de buena salud, remozado, reciclado y a veces adoptado por otras disciplinas tanto científicas como pseudocientíficas.
Sin embargo, por momentos se tiene la impresión de que el psicoanálisis no sólo ha buscado preservar su esencia con el fin de mantener la calidad de su aplicación, sino que ha desheredado prejuiciosamente a sus hijos y discípulos. Como si nada nuevo pudiera ser dicho o creado, o más aún, como si esta disciplina no fuera una ciencia viva y dinámica en permanente cuestionamiento, crecimiento e interacción con otras.
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