Octubre - Diciembre 2006 29
DOI:10.70024 / ISSN 1317-987X
 
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In Memoriam
 
Dr. Francisco Montbrun




Un agradecido adiós al Maestro Francisco Montbrun
Fecha de recepción: 28/05/2007
Fecha de aceptación:
28/05/2007





Cuando se está alrededor de los 17 ó 18 años de edad y se ingresa al estudio de una carrera difícil que implica serios compromisos en razón de su alta exigencia, como es Medicina, siendo uno portador de sueños y aspiraciones concretas, de expectativas y preocupaciones, de certezas pero también y sobre todo de incertidumbres, viene a ser una circunstancia afortunada y de la más elevada significación en su esencia inspiradora, tener un profesor como lo fue Francisco Montbrun.

Cada tarde de clase los estudiantes agrupados a las puertas del Instituto Anatómico lo veíamos llegar en su carro, puntual, y elegante en el atuendo, el porte, los gestos y el saludo; minutos después aparecía con su característica bata marrón y en la mano una caja de madera que hacía de estuche a sus tizas de colores. Entraba al auditorio y daba inicio a su deslumbrante despliegue de dibujos del cuerpo humano, suerte de milagro salido de sus manos y plasmado en la superficie de la pizarra verde, para asombro y admiración estudiantiles, e incluso un estímulo a la fantasía de alguno de sus alumnos con inclinaciones artísticas unidas a la vocación médica, y que tal vez en lo más profundo de sí aspirara a llegar a parecérsele en algo, aunque ello tuviera más de ilusión que de factibilidad de un logro.

Es también motivo de respetuoso tributo al Maestro, que lo referido a ese joven que comienza en la Facultad de Medicina asistiendo a las clases de Anatomía, sea aplicable en iguales términos admirativos y quizás en un grado mayor -por la madurez que el ahora egresado adquiriera al paso del tiempo- a quienes son sus discípulos de postgrado, o docentes de una cátedra bajo su conducción, o médicos incorporados a un servicio hospitalario dirigido por él.

Lo cual explica la genuina tristeza sentida y traducida en sendas oraciones fúnebres por el Presidente de la Academia Nacional de Medicina y el Vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Cirugía; en las numerosas y conmovidas evocaciones de su trayectoria académica, escuchadas en el acto del sepelio; así como en la entrañable aflicción de quienes tenemos a honra decir que fuimos alumnos suyos, en el aula, junto al enfermo en las salas de un hospital, en quirófanos ennoblecidos por sus extraordinarias dotes quirúrgicas, o en la cercanía de su calidez humana y su pasión docente.
 
Ildemaro Torres / mayo 2007



NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





Instituto de Medicina Tropical - Facultad de Medicina - Universidad Central de Venezuela.
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