Historia de la Parasitología
Fecha de recepción: 22/10/2007
Fecha de aceptación:
22/10/2007
Introducción
Uno de los fenómenos más sorprendentes de los observados en los animales es el parasitismo. El número de organismos conocidos de vida parasitaria es muy elevado. Existe una gran cantidad de especies cuya supervivencia está relacionada con la de otras y dependen, en distinta medida, de ellas. Esta dependencia no implica que los animales parásitos sean organismos degenerados o deficientes, al contrario, a la vida parasitaria se ha llegado tras largo tiempo de evolución, en el que los parásitos han ido superando barreras y adaptándose a vivir en, o sobre sus hospedadores.
La denominación ?parásito? se ha utilizado para designar a organismos que abusan de otros para su subsistencia y la realidad es que, en ocasiones, los efectos de los parásitos causan daños poco detectables. Del millón y medio de especies animales conocidas, se considera que más del 10% tienen vida parasitaria. Muchos animales de vida libre tienen asociados un gran número de parásitos específicos, como sucede con la gaviota (Larus argentatus) en la que se han encontrado 151 tipos de gusanos intestinales, o el hombre, que alberga más de 342 formas parasitarias diferentes.
Si buscamos el origen etimológico en la raíz griega de la palabra parásito, podemos definir a estos organismos como " individuos que se alimentan junto a otros" ?para: al lado; sito: alimentarse?. Tal como lo define el Diccionario de la Real Academia Española, parásito se le puede llamar a ?un organismo animal o vegetal: que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y debilitándolo sin llegar a matarlo?. Para evitar confusiones entre las denominaciones de los dos organismos que se alimentan juntos, científicamente se ha optado por denominar parásito al organismo que obtiene el beneficio y hospedador o patrón, al que proporciona el habitad y alimento al parásito.
El estudio de estos organismos ha interesado al hombre desde la antigüedad. Estudiosos naturalistas observaron cómo animales vivos habitaban en el interior del intestino o en la superficie del cuerpo de animales domésticos y del hombre.
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