Monografías docentes
Paludismo: una fiebre reemergente en blanco y negro
Fecha de recepción: 04/08/2021
Fecha de aceptación:
10/08/2021
Palabras Claves: Malaria, Plasmodio vivax, Plasmodium falciparum
Paludismo: una fiebre reemergente en blanco y negro
Nuestra
historia en salud pública y el inicio de la lucha contra enfermedades
tropicales se remonta a siglos pasados y ha sido protagonista del exterminio
incontrolable de pueblos y caseríos por la “plaga” o Plasmodium vivax, ovale o falciparum, hasta ser inspiración
novelesca que siempre fue más realidad que ficción. Lamentablemente, lo que se
creía erradicados ahora vuelven con mayor fuerza, con mayor impacto en nuestras
poblaciones que han crecido logarítmicamente y donde las medidas preventivas
están en el mismo mesón de “Casas Muertas” novela que ha inmortalizado la
fiebre palúdica (1).
El cambio
climático, las deforestaciones, las explotaciones mineras, en fin, ese progreso
avasallador y en ocasiones destructivo, ha modificado ecosistemas y estrechado
la distancia entre el agente causal, el vector y huésped. El abandono de las
políticas públicas es un factor no menos importante, así como la educación
tambaleante, pilar fundamental para que los ciudadanos sean protagonistas de su
propia salud individual y colectiva.
El paludismo
es causado por protozoos intraeritrocitarios del género Plasmodium, trasmitido por la picadura de mosquito hembra del
género Anopheles, el mecanismo de trasmisión
no solo ocurre en regiones endémicas también se pueden producir trasmisiones
congénita, nosocomial y transfusional (2).
Las
infecciones por paludismo pueden ser fatales si no se diagnostican o tratan de
inmediato, pues afectan varios órganos y sistemas y el corazón no es la
excepción.
La relación
entre la malaria y sistema cardiovascular ha sido poco investigada (2), pese a
que las complicaciones han sido reportadas desde principios del siglo XIX, pero
no se realizó ninguna revisión sistémica; solo se mencionan en la literatura
reportes de casos aislados por Plasmodio
vivax y Plasmodium
falciparum predominantemente.
Durante el
curso de la enfermedad el miocardio parece ser un órgano muy parasitado así lo
demuestran estudios posmorten donde se ha encontrado el parasito en miocardio.
El paludismo produce depleción rápida de fluidos con efecto cardiaco directo,
asimismo, se ha demostrado que la cito adherencia endotelial del eritrocito
infectado genera obstrucción al flujo sanguíneo y seria la causa de isquemia
miocárdica. Otro mecanismo propuesto está relacionado con la toxina del
parasito que produce apoptosis de miocardiocitos y disfunción endotelial
resultando en la activación de cascada inflamatoria con aumento de citoquinas
circulantes que serían los causantes de miocarditis y pericarditis complicadas
o no con derrame pericárdico (3,4).
Con relación
al sistema de conducción se han reportado casos de taquicardia sinusal
persistente en pacientes con síndrome de dificultad respiratoria, insuficiencia
renal aguda que han desarrollado disfunción del nodo sinusal (4-6).
En un
metaanálisis de subgrupos la prevalencia para electrocardiograma anormal fue de
7 %, biomarcadores elevados en 8 % y alteración ecocardiográfica en 17 % (6).
Según
Organización Mundial de la Salud (OMS), la disfunción miocárdica y compromiso
del VI se consideran raros en paludismo grave, por el contrario, en estudios
con Plasmodium falciparum las
complicaciones más frecuentes son alteraciones del segmento ST, elevación de
biomarcadores como la isoenzima cretina quinasa (CKMB). Las complicaciones
pueden ir más allá del entorno grave y contribuir al desarrollo posterior de
miocardiopatía dilatada e insuficiencia cardiaca.
A diferencia
del P. falciparum, el P vivax rara vez desarrolla
hiperparasitemia, pero puede conducir a mayor respuesta inflamatoria y
endotelial (6,7).
Según la OMS en 2020
hubo en el mundo 241 millones de casos de malaria, con una mortalidad estimada
de 627 mil, siendo el P.
faciparum el parasito más letal y prevalente en regiones como
África (8)
El control de
los vectores es un componente importante en los programas de contención del
paludismo, así como la necesidad urgente de monitorizar y complementar datos
entomológicos si el objetivo es interrumpir la trasmisión, para ello debe
monitorizarse las poblaciones de mayor riesgo, con menos recursos, y con peores
sistemas sanitarios, así como aquellos grupos de personas más vulnerables entre
los que destacan los lactantes, las embarazadas, los inmunosuprimidos,
desplazados, migrantes y población itinerante (9).
Siendo el
paludismo o malaria una enfermedad transmitida por mosquitos, potencialmente
mortal, prevenible y tratable con estimado de 40 % de la población mundial en
riesgo de contraerla, es necesario tomar medidas más enérgicas para contener la
trasmisión y evitar la propagación en nuestras poblaciones. Se debe tomar en
consideración que la resistencia a los antipalúdicos, tratamientos incompletos
relacionado con los esquemas y al número de fármacos que en la mayoría de los
casos se torna inaccesibles, así como las múltiples reinfecciones a una o
varias especies son los principales factores relacionados con la alta
prevalencia y aumento de los casos de esta patología y hacia allí, orientar las
medidas de control. Esta enfermedad, causa muchos estragos, deja innumerables
secuelas y por tanto, es de esperar la implementación de soluciones.
Cada uno es responsable de su salud y más
aún aquellos que apostamos por vencer y hacer volver a los libros de literatura
lo que debe quedar como historia y no el reflejo de un presente ni la mirada
triste hacia un futuro.
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