Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Dr. Francisco de Venanzi. Artista de la ciencia, enamorado de savia universitaria

Siempre a la cabeza del quehacer científico

Diversas fueron las patologías estudiadas por Francisco De Venanzi. Como científico, se preocupó por el análisis concienzudo del bocio endémico, la diabetes, la (des) nutrición y otros aspectos vinculados con la bioquímica, la fisiología, la endocrinología y el metabolismo:

El científico se afana por alcanzar la verdad y aprecia las enormes dificultades para trazar el cuadro completo de la realidad. Se mueve en un mundo que abstrae y simplifica a conciencia, utilizando sentidos y medios instrumentales fácilmente contaminados por el error. Deriva de su imposibilidad de aprehender integralmente la luz universal, la modestia y la sencillez de hábitos que son casi una norma de los grandes investigadores científicos... Ese cuadro imperfecto de la realidad es también motivo de satisfacción para el hombre de ciencia. Puede transmitirse en el tiempo como una herencia inapreciable y reproducida, dadas las mismas condiciones, a enormes distancias. Puede ser mejorado y completado por investigadores que nunca conocieron personalmente a sus antecesores. [1].


Esa capacidad creadora y transformadora, inherente a los profesionales de la ciencia, lo motiva cada vez más a una progresiva actualización de sus conocimientos. Por eso, decide continuar sus estudios en el exterior y obtener el Master of Science en Bioquímica en la Universidad de Yale (EE.UU.), en julio 1945; además de asistir al XVII Congreso Internacional de Fisiología, llevado a cabo en Oxford (Inglaterra) en 1947.

En 1949 realiza un curso de entrenamiento en el uso de radioisótopos, efectuado en el Veterans Administration Center de Los Ángeles, California (EE.UU.), experiencia que posiblemente le sirvió como catalizador y antecedente fundamental para emplear, por primera vez en Venezuela, ese elemento químico en el tratamiento diagnóstico y terapéutico del bocio endémico. Habiendo fundado la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Asovac), en marzo de 1950; una vez lograda -como cofundador- la primera edición de la revista Acta Científica Venezolana, en junio de ese mismo año; y efectuado, en febrero de 1951, la Primera Convención Anual de dicha organización, De Venanzi trabajó incansablemente en esta patología tiroidea, sobre todo desde las instalaciones del Instituto de Investigaciones Médicas o Fundación Luis Roche, de la cual fungió como Director Asociado desde 1953 hasta 1958.

Aunque ya para 1951 De Venanzi había hecho un estudio sobre la fisiopatología del bocio endémico -es decir, se había ocupado del funcionamiento de los órganos, aparatos y sistemas enfermos con el fin de detectar sus alteraciones y sus repercusiones sobre el individuo-, no fue sino hasta 1953 cuando usó, desde la Fundación Luis Roche, el yodo radiactivo para el tratamiento de esa enfermedad. De Venanzi no sólo fue el primer científico que sugirió estudiar el bocio por medio del isótopo radiactivo de ese halógeno, sino que fue uno de los organizadores de la expedición hacia el pueblo andino de Bailadores (Mérida) que confirmaría, luego de esa y otras jornadas de investigación, su teoría sobre la incidencia de la carencia de yodo en el surgimiento de esta dolencia.

Una vez creada la Fundación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Fundavac) en septiembre de 1954 por De Venanzi, este hallazgo (la relación yodo-bocio) sería recompensado en 1955 con el Premio Nacional de Ciencia, otorgado por el Ministerio de Educación, año en el que también presenta la ponencia sobre el bocio endémico en Bailadores en la V Convención de la Asovac. Un año después, De Venanzi, junto a Marcel Roche y Coll García, publicarían el trabajo ?La Planificación de un programa de Profilaxis del Bocio Endémico en Venezuela? a través de la yodificación de la sal de consumo diario, propuesta que fue implementada por el Estado venezolano algún tiempo después.

El interés de De Venanzi no se restringió únicamente al desarrollo de la ciencia. También se encauzó a la divulgación de esos resultados. En este sentido, mantuvo recurrentemente una columna en el diario El Universal llamada "¿Le gusta a Ud. la ciencia?"; creó el programa de televisión Ventana a la Ciencia, auspiciado por Fundavac; propició la elaboración de la revista Acta Médica Venezolana, formando parte de su Consejo Redactivo en los primeros años; además, escribió en diversas oportunidades en distintas publicaciones periódicas, nacionales y extranjeras, sobre temas científicos y universitarios.

Anemia y diabetes: vetustas inquietudes
Sus primeros trabajos investigativos se relacionaron con el estudio de la desnutrición proteica en individuos de las clases más desprovistas del país. La Caracas de la década de los ?40 sufría los estragos de esta terrible patología, situación a la que De Venanzi no se mostró indiferente. Las reducidas cifras de proteinemia, concentración de vitaminas A y C en el suero, y excreción urinaria de nitrógeno, además de los alarmantes resultados arrojados por la primera encuesta nutricional hecha en Venezuela, le sirvieron de base para escribir en su tratado sobre Avitaminosis A (1945), lo siguiente:

Hace ya muchos años, desde que comenzamos nuestros estudios médicos, venimos sintiendo la angustia del hambre venezolana. Y es que por nuestras tierras andan los hombres que nacen marchitos, vegetan y mueren, ocupando un ciclo en el tiempo que difícilmente puede llamarse vida, ya que es un proceso fallo de plenitud física y de completo desarrollo psíquico que son los atributos del concepto que cubre la mente cuando se dice: HOMBRE NORMAL (...) [2].

Ya su Tesis Doctoral (1942) había ahondado profundamente en el delicado tema de la desnutrición, arrojando que el 80% de la población estudiada presentaba hipoprotidemia. El trabajo sobre la Avitaminosis A logró precisar las bajas cifras de esta vitamina y de caroteno en el suero de la muestra manipulada, resultado poco sorpresivo si se toma en cuenta la exigua ingesta de alimentos ricos en estos compuestos por parte de la clase trabajadora de Caracas.

Es así como vemos que sus primeras 20 publicaciones, de un total de 98, se relacionan con el área de la nutrición, no siendo casual, por lo tanto, que en su último año de actividad organizara un nuevo Laboratorio dentro de su Sección de Investigaciones Metabólicas y Nutricionales (en el Instituto de Medicina Experimental de la UCV), destinado a evaluar con metodologías más modernas la situación nutricional de la Caracas del presente; y que su última publicación (Interciencia 1988) estuvo dirigida a confirmar la presencia de deficiencia de calcio y fosfato en bovinos de diversos estados venezolanos azotados por el llamado Síndrome Parapléjico del ganado bovino, cuya etiología primaria o al menos condicionante ha sido atribuida a una deficiencia de estos elementos producida por el consumo de pastos crecidos en suelos deficientes en fósforo, calcio, sodio, potasio y magnesio. En cada uno de estos trabajos sobre nutrición, De Venanzi destinaba un espacio dirigido a la denuncia y a las medidas terapéuticas recomendadas, considerando que éstas eran precisamente las más difíciles de lograr, por cuanto tenían que ver con la elevación de la educación y del nivel salarial de los afectados. [3].

En 1961, cuando ya se encontraba en la rectoría de la Universidad Central de Venezuela (1959-1963) y meses antes de asistir al IV Congreso de la Asociación Latinoamericana de Ciencias Fisiológicas (Brasil), De Venanzi dedica parte de su retórica al problema de la alimentación, reconociendo una vez más que el déficit proteico tiende a sobrepasar los alcances mismos del acto de comer:

La deficiencia de proteínas, una de las carencias que ha recibido mayor atención por parte de los investigadores nacionales, podría disminuir con un consumo mayor de pescado y leche... El consumo de sardina podría incrementarse con una activa propaganda de carácter institucional... Al lado de cuanto pueda hacerse para elevar la producción de alimentos, su abaratamiento y mejor distribución juega papel capital la correspondiente tecnología... Desde el salado de origen ancestral, pasando por la preservación con azúcares, aceites y vinagres, hasta los modernos procedimientos de enlatados, pasteurización, desecación, refrigeración, congelación, etc., tendrán su debida importancia en el mejoramiento de la alimentación de los venezolanos. [4].

Con respecto a la diabetes, Francisco De Venanzi se mostró igualmente persistente, a tal punto de que consiguió demostrar que algunos pacientes con esta patología eran capaces de segregar insulina en niveles normales, esto como consecuencia de una relativa resistencia a la hormona y por el reducido efecto hipofosfatémico observado al momento de administrar insulina a los pacientes diabéticos. El experimento que permitió vislumbrar este descubrimiento científico se basó en el incremento de la glicemia y en el descenso de los niveles de fósforo en 19 mujeres embarazadas. Con esta experiencia, De Venanzi confirmó dos hipótesis: la primera, que la diabetes no necesariamente se da en individuos con baja secreción de insulina (incluso, se pueden clasificar en diabéticos que segregan insulina y diabéticos que no segregan insulina); la segunda -y quizás la más significativa- que esa aparente incongruencia se debe a la resistencia de la hormona glucagon, utilizada en el tratamiento de la enfermedad. Aunque De Venanzi había avanzado sus estudios de forma particular, fue en el Instituto de Investigaciones Médicas (Fundación Luis Roche) donde se logró demostrar tales especificaciones.

Con la ayuda del personal de la Cervecería Caracas, se determinó la prevalencia de diabetes en los trabajadores. En el Instituto se demostró el efecto hiperfosfatémico del glucagon, la hormona hiperglucemiante pancreática. En pacientes diabéticos, en los cuales la administración endovenosa de glucosa, vía venosa, del glucagon, producía un descenso marcado del fósforo plasmático, lo que indicaba que es un efecto propio de esta hormona y no un resultado de la secreción reaccional de insulina, ocasionada por la hiperglucemia. Este papel del glucagon fue ulteriormente demostrado en perros pancreatectomizados y aloxanizados, y dio lugar a numerosos trabajos efectuados luego en el Instituto de Medicina Experimental y en otros laboratorios del extranjero. [5].

Luego de la disolución de la Fundación Luis Roche, De Venanzi continuó su larga lista de investigaciones y adelantos científicos dentro de la Universidad Central de Venezuela, bien sea creando nuevas escuelas e institutos o fortaleciendo los ya existentes. Armonizando su faceta como Rector, docente e investigador de la UCV, Francisco De Venanzi sentó la plataforma de lo que, en la actualidad, forma parte de la historia de una valiosa universidad y de un verdadero ideal de futuro.

__________
[1] De Venanzi, Francisco. Presentación del Dr. Charles H. Best como nuevo Doctor Honoris Causa de la Facultad de Medicina de la UCV. Caracas, 6 de marzo de 1959. Extraído de Homenaje a De Venanzi en el I aniversario de su muerte. Boletín del Archivo Histórico, Número 7, Tomo I. Ediciones de la Secretaría de la UCV. Caracas/Venezuela, 1988 (suministrado por la Dra. Itala de Becemberg, actual Directora del Instituto de Medicina Experimental de la misma casa de estudios).
[2] De Becemberg, Itala. "Doctor Francisco De Venanzi: 47 años de Actividad Científica". Editorial del Boletín AVB, Asociación Venezolana de Bioquímica. Año VIII, Nº 4, 1988.
[3] De Becemberg, Itala. "Gente de ciencia. Dr. Francisco De Venanzi DE Novi". Revista de la Facultad de Medicina. Vol. XI, Nº 1, 1988.
[4] De Venanzi, Francisco. Discurso pronunciado en el III Aniversario de la Facultad de Ciencias. Inauguración del Laboratorio de Tecnología de Alimentos y del Laboratorio de Cálculo. Caracas, 13 de marzo de 1961. Extraído de Homenaje a De Venanzi en el I aniversario de su muerte. Boletín del Archivo Histórico, Número 7, Tomo I. Ediciones de la Secretaría de la UCV. Caracas/Venezuela, 1988 (suministrado por la Dra. Itala de Becemberg, actual Directora del Instituto de Medicina Experimental de la misma casa de estudios).
[5] Roche, Marcel. "El discreto encanto de la marginalidad". Extraído de Homenaje a De Venanzi en el I aniversario de su muerte. Boletín del Archivo Histórico, Número 7, Tomo I. Ediciones de la Secretaría de la UCV. Caracas/Venezuela, 1988 (suministrado por la Dra. Itala de Becemberg, actual Directora del Instituto de Medicina Experimental de la misma casa de estudios).
Pizcas de un ciudadano probo
Siempre a la cabeza del quehacer científico
Ucevista a capa y espada
Baúl de fértiles y copiosos escritos
Galardones y homenajes recibidos
Testimonio vivo de una discípula aguerrida

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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