Entrevista al doctor José Francisco y la profesora Consuelo Ramos: Historia de la pediatría en Venezuela (2da parte)
Tras la generación de relevo
Una
forma de impedir que los grandes proyectos - una vez iniciados-, mueran con
el paso del tiempo, es formando generaciones de relevo. Esto mismo fue muy
bien vislumbrado por pioneros de la pediatría moderna venezolana como
Pastor Oropeza, Ernesto Vizcarrondo y Espíritu Santos Mendoza. Para
evitar la desaparición de su legado, estas tres figuras asumieron el
reto de formar estudiantes a quienes les pudieran confiar la continuidad de
lo realizado hasta aquel entonces, tanto por ellos como por sus colegas.
Las aulas
de clase utilizadas para tal fin fueron las instalaciones del “Hospital
Municipal de Niños” o de “Pirineos”, (“JM de
los Ríos”, después de 1943) y el año en que comenzaron
a recibir alumnos y profesores fue 1940. El libro 60 años de la Cátedra
de Clínica Pediátrica y Puericultura, elaborado por los doctores
Francisco Miranda Ruiz y Carmen Cabrera de Baliache, reseña este acontecimiento
con detalle:
Con
el objetivo de tener una Cátedra de Pediatría con carácter
regular y permanente, en 1940, el entonces Ministro de Instrucción Pública
solicitó al Dr. Gustavo Machado encargarse de la futura Cátedra.
El Dr. Machado por sus múltiples ocupaciones y por no tener inclinaciones
hacia la docencia académica, declinó el ofrecimiento y sugirió
que nombraran al Dr. Pastor Oropeza. En la Gaceta Oficial de los Estados Unidos
de Venezuela [así se llamó durante casi un siglo, hasta la década
del 50] del 24 de septiembre de 1940 aparece publicada la resolución
No. 281 en la cual, entre otros nombramientos, aparece el de Profesor Interino
de la Cátedra de Puericultura y Pediatría Dr. Pastor Oropeza,
y Jefe de Clínica Interino al Dr. Ernesto Vizcarrondo. Con su dinamismo
usual asume el Dr. Oropeza su nueva tarea. Dos días más tarde
de aparecida la resolución en la Gaceta Oficial, el 26 de septiembre
de 1940, dicta la lección inaugural en el auditorio del Hospital Municipal
“JM de los Ríos”. Poco tiempo después ingresó
a la Cátedra el Dr. Espíritu Santo Mendoza. Los doctores Oropeza,
Vizcarrondo y Mendoza fueron los pilares sobre los cuales se desarrolló
la enseñanza de la pediatría en la Universidad Central de Venezuela.
Esta cátedra comenzó a funcionar de manera permanente a partir
del 28 de septiembre de 1940(…)(2000:
24).
Se utilizan
los términos “carácter regular y permanente,” porque
la inclusión oficial de los estudios pediátricos no se había
hecho realidad en el pensum universitario sino hasta la fecha señalada
supra. De hecho, los antecedentes a la cátedra de Oropeza, Vizcarrondo
y Mendoza datan desde los tiempos de José
Manuel de los Ríos, el pionero por excelencia de esta especialidad
en el país.
Según
la obra anteriormente citada, la Universidad de Caracas (hoy día Universidad
Central de Venezuela), en 1885 había emitido una disposición que
ordenaba la creación de una cátedra llamada “Enfermedades
de los Niños”; sin embargo, en la actualidad se carecen de pruebas
que hayan confirmado su efectivo funcionamiento. Cosa contraria, ocurre en el
caso del doctor de los Ríos, de quien sí se tiene constancia de
haber impartido lecciones pediátricas mientras estuvo funcionando la
“Clínica de Niños Pobres” fundada por él y
por el Dr. Francisco A. Rísquez en 1889.
En 1920,
La Universidad Central de Venezuela volvió a decretar la creación
de una cátedra de pediatría, la cual estuvo a cargo del Dr. Beltrán
Perdomo Hurtado. Diez años después, estaba a cargo de los doctores
Luis Felipe Blanco y Julio García Álvarez, y en el año
1931, surgió una más con la misma suerte de sus predecesoras:
desaparecer con el tiempo.
Nuevamente,
Pastor Oropeza estuvo involucrado en iniciativas relevantes para el desarrollo
de la profesión pediátrica venezolana, pues él también
impartió clases desde la sede del Instituto Nacional de Puericultura,
incluyendo pasantías en el Hospital “JM de los Ríos”.
El doctor Gabriel Barrera Moncada, quien
también escribió para el libro Por los niños de Venezuela.
Homenaje al doctor Pastor Oropeza, relata que, después de haber
sido nombrado Jefe de La División de Higiene Materno – Infantil
del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS) y Jefe del Servicio de
Medicina No. III del “Hospital Municipal de Niños de Caracas”,
Oropeza empezó a labrar el terreno:
“(…)
inició y organizó cursos de puericultura y pediatría
cada año para cuatro estudiantes de medicina de 5º ó 6º
año (…) y a quiénes concedía, a través de
la División Materno Infantil, sendas becas de estudio; estos cursos
comenzaron en 1937 y se desarrollaron en la forma esquemática siguiente:
los alumnos hacían primero una pasantía de 6 meses por el Instituto
Nacional de Puericultura en donde recibían clases teóricas sobre
temas de higiene materno – infantil y lo más importante, realizaban
prácticas participativas en las consultas de higiene prenatal, infantil
y preescolar y también dentro de las secciones de dietética
y de enfermeras visitadoras. Después el curso era complementado durante
un año de actividades de Residencia en el Hospital Municipal de Niños,
en donde se alternaban como pasantes rotatorios activos (…) siempre
bajo la dirección y supervisión de los Jefes de los Servicios
de Medicina I, II y III, a cargo de los doctores Gustavo H. Machado, G. Hernández
Zozaya y Pastor Oropeza, respectivamente y sus médicos adjuntos doctores
Guillermo Rangel, Lya Imber y Ernesto Vizcarrondo, y también iguales
prácticas en el Servicio de Pediatría Quirúrgica (…)
En el Instituto Nacional de Puericultura las clases teóricas eran dictadas
por los doctores Pastor Oropeza, Simón Gómez Malaret y (…)
Luis Angulo Pastor (…) Así fue como al finalizar el año
1938 salieron como Puericultores – Pediatras los doctores Carlos Castillo,
Lorenzo Castillo, Luis G. Zapata y Joaquín Brillemburg; en 1939 los
doctores Rogelio Decanio Damico, Miguel Francos, Milton López Henríquez
y Gabriel Barrera Moncada y en 1940, los doctores Ramón Aguiar Nieto,
Ernesto Figueroa, Oscar Mayz Vallenilla y Miguel Raga (…)
(1994: 57 – 58).
Para 1950,
la cátedra de pediatría oficialmente instaurada por Oropeza, Vizcarrondo
y Mendoza, ya se mostraba totalmente consolidada y con visos de seguir creciendo
y desarrollándose con el paso del tiempo. Además de los tres profesores
– fundadores, ahora también estaban los instructores doctores Miguel
Raga, Ernesto Figueroa, Gabriel Barrera Moncada, Hernán Méndez
Castellano y Eduardo Urdaneta. Además, el total de horas de docencia
dedicadas llegaba a las 240: dos horas diarias, durante 66 días, para
las asistencias prácticas y 40 clases teóricas.
Seis años
después (1956), ocurrió un hecho decisivo para el funcionamiento
y continuidad de la docencia pediátrica en el Hospital “JM de los
Ríos”: la mudanza de la cátedra a las instalaciones del
recién inaugurado Hospital Universitario de Caracas (HUC), en la Universidad
Central de Venezuela y con esto, el traslado de buena parte de su personal profesoral.
Entre quienes optaron por el cambio de sede estuvieron los doctores Oropeza,
Vizcarrondo, Mendoza, Barrera Moncada, Raga, Urdaneta, Hernán Méndez
Castellano, Hernán Quintero Uzcátegui y Guillermo Tovar. Los que
decidieron quedarse fueron Fernando Rubén Coronil, Lya Imber, Simón
Gómez Malaret y Guillermo Rangel, entre otros.
El nuevo
departamento de pediatría del HUC quedó constiuido por las cátedras
A, B y C. Las dos primeras funcionaron allí mismo y la última
continuó en el “JM de los Ríos”. Luego, ésta
fue adscrita a la Escuela de Medicina “José María Vargas”
y su movilización hacia dicho edificio fue aprobado en 1974. Para 1960,
otra institución se había incorporado como espacio de enseñanza
y aprendizaje, la “Maternidad Concepción Palacios” (inaugurada
en 1939).
El crecimiento
en el número de estudiantes de medicina interesados en perfeccionar sus
conocimientos pediátricos, generó la necesidad de crear cursos
de postgrado, que le dieran a la especialidad un carácter más
organizado y académico. El primero de ellos, fue creado en 1949, funcionó
en el “JM de los Ríos” y contó con la participación
de importantes figuras como Oropeza, Vizcarrondo, Mendoza y los demás
pioneros contemporáneos ya destacados. Al año siguiente (1950),
se inauguró el segundo ciclo, pero después de estas dos experiencias
iniciales vino un período de inactividad, el cual tuvo una duración
de ocho años. Es importante señalar que, justo en ese momento
- específicamente en el año 1952-, comenzó el régimen
dictatorial de Marcos Pérez Jiménez. Un año después
de su caída, en 1959, dichos cursos fueron retomados, tal como indica
Barrera Moncada:
Después
de una pausa de varios años los Cursos de Postgrado en Pediatría
se reiniciaron en el año 1959; (…) comenzaron dos cursos, ambos
inscritos en la Universidad Central a través de la Escuela de Salud
Pública; uno (Curso A) constituido por 26 médicos con becas
pagadas por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, realizado en el
Departamento de Pediatría del Hospital Universitario; y el otro (Curso
B), también con igual tipo de inscripción, pero el cual venía
realizándose en el Hospital de Niños “JM de los Ríos”
(…) De manera similar continuaron estos Cursos de Postgrado en Pediatría
en el Departamento del Hospital Universitario, pero con mayor cantidad de
horas de docencia y de trabajo hospitalario hasta 1972 (…) A partir
de 1973 se instituyó que estos cursos tendrían una duración
de 3 años (…)
(1994: 76-77).
Otra señal
de crecimiento y desarrollo fue el surgimiento a partir de la década
del cincuenta de las especialidades pediátricas, tanto a nivel docente
como práctico. Una de las primeras en crearse fue la Pediatría
Quirúrgica en 1951, a cargo del Dr. Hernán Quintero Uzcátegui,
al que siguen Antonio Mota Salazar (1953), Raúl Ferro (1957), Rafael
E. Galarraga (1957), Ezequiel Trejo Padilla (1962), Miguel Millán (1962)
y Antonio J. Gordils (1964) ( 2001: 66). En este orden de ideas, Barrera Moncada,
también destaca las especialidades surgidas a partir de dicho momento
en el Departamento de Pediatría del HUC. Entre las mismas se encuentran:
Enfermedades Transmisibles, fundado por el doctor Ernesto Figueroa en 1958;
Endocrinología Pediátrica, a cargo del Dr. Guillermo
Tovar Escobar en 1962; el Servicio de Neuropediatría (1964), que
tuvo como director al doctor Alberto Abadi; en el 68 se creó el de Psicopediatría,
fundado por Barrera Moncada; en 1960 el de Neumonología Pediátrica,
a cargo de Eduardo Urdaneta y el Servicio de Nefrología Pediátrica
en 1978, por José M. Guevara Irazábal.
Los profesores
Francisco y Ramos también destacaron que mientras eso ocurría
en el Hospital Universitario de Caracas, en el Hospital de Niños “JM
De los Ríos” también se producía el desarrollo de
las subespecialidades pediátricas, tanto médicas como quirúrgicas.
Éstas experimentaron un crecimiento vertical, a partir del año
1974, cuando se construyó una torre adicional de diez pisos, a la cual
se le dio posteriormente el nombre del Dr. Enrique Pérez Guanipa, quien
se destacó por ser un “valioso luchador por
la infancia venezolana y por el progreso del Hospital de Niños”,
tal como lo afirmó el doctor José Francisco.
Adicionalmente
se crearon el Hospital “J. M. de los Ríos” numerosos cursos
de especialización y post grado en estas sub-especialidades pediátricas,
de manera que al finalizar el siglo XX, había dieciocho Cursos de Especialización
de dos o más años de duración y seis Cursos Universitarios
de tres o más años cada uno.
Los
estudios del niño sano, también se logró en el Hospital
de Niños, con la creación de una Consulta de Niños Sanos,
que permitió que se formaran adecuadamente estudiantes de pre y post
grado sin salir de la institución. En toda esta labor docente, de 1959
en adelante, debe destacarse la destacada participación del Dr.
Francisco Castellanos, “gran organizador, ilustre
docente y pediatra recientemente fallecido”, en palabras del doctor
Francisco.
Mientras
tanto, en el interior del país, a partir de los años 50, se crearon
numerosos hospitales generales en cada uno de los cuales se creaban Servicios
de Pediatría. A partir de finales de los 60 las universidades comenzaron
a formar especialistas en pediatría, inicialmente en las sedes principales
Mérida, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Coro, Ciudad Bolívar
y luego en las capitales aledañas o no, como San Cristóbal, Maracay,
Cumaná y Barcelona, entre otras. En esas ciudades los cursos eran inicialmente
hospitalarios y luego fueron organizados y reconocidos por las universidades.
Pero, antes
de que se crearan los postgrado y nacieran las subespecialidades, ¿cómo
y dónde se formaban aquellos médicos que deseaban incorporarse
a la atención pediátrica? José Francisco lo explicó
de la siguiente manera:
“Se
puede hablar de dos grandes etapas, la de 1936 a 1958 y la de 1959 en adelante.
La primera estuvo liderizada por el MSAS, pues se necesitaba con urgencia la
existencia de médicos que dirigieran las Divisiones creadas en el Ministerio.
Así en 1936 se creó un Curso de Malariología, al año
siguiente el de Médicos Higienistas y entre 1947 y 1950 los cursos de
Postgrado de Tisiología, Puericultura y Pediatría, Anestesiología
y Otorrinolaringología, unos en Caracas y otros en ciudades del interior
como Valencia y San Cristóbal; Como se ve, los cursos tenían mucha
relación con las patologías más frecuentes en esa época
(...) En la década siguiente, durante la dictadura de Pérez Jiménez,
no hubo nuevos cursos. En lo personal me tocó vivir la etapa inicial
de formación (…) ¿Cómo era eso?: Uno empezaba a asistir
al hospital como voluntario; trabajaba allí sin remuneración y
aprendía con los Jefes de Servicio y los Adjuntos, en la ronda diaria
con los pacientes hospitalizados y en las discusiones de casos clínicos
y quirúrgicos. Después le asignaban algunas suplencias por vacaciones
o permisos; a veces también se podía lograr un cargo asistencial
(…). Después de un par de años trabajando, sumado a un curso
de puericultura que se tomaba en el Instituto Nacional de Puericultura, más
un reconocimiento que entregaba el hospital en el que se había trabajado,
uno pasaba a ser considerado pediatra y podía trabajar como tal en los
organismos de salud. Incluso, el Colegio de Médicos, otorgaba un reconocimiento
como Especialista en Pediatría.(…). Esto era igual para todas las
especialidades existentes en la época. Los postgrados se encargaron,
después de 1959, al darle a la formación del médico pediatra
y de todas las demás especialidades, tales como medicina interna, ginecología,
obstetricia, cirugía general, una estructura más formal y reconocida
por la universidad, lo cual cristalizó en la creación del Consejo
de Estudios para Graduados de la UCV, en 1962”.
También
señaló Francisco que viajar al exterior era otra alternativa,
pero limitada a los recursos personales o a la consecución de una beca
en Estados Unidos de Norteamérica o Francia, que eran dos de los destinos
más solicitados. Así se formaron, por ejemplo, Gabriel Barrera
Moncada, Simón Gómez Malaret, Ernesto Figueroa, Hernán
Méndez C., Lya Imber y Armando Sucre, entre otros.
Posteriormente,
después del 23 de enero de 1958, los pediatras venezolanos recibieron
la influencia de países como México, Uruguay Chile y Argentina.
La destacada posición de estas tres naciones se debía al importante
nivel de desarrollo que esta especialidad había alcanzado en cada una
de ellas; esto, aunado a la presencia de figuras pediátricas, cuya labor
les hizo acreedores de renombre internacional. En este sentido, el doctor Francisco
destacó a los profesores mexicanos Federico Gómez, Gustavo Gordillo,
Joaquín Cravioto y Rafael Ramos Galván; a los uruguayos María
Luisa Saldún de Rodríguez, Euclides Peluffo, Alfredo Ramón
Guerra y Salomón Fabius; al brasileño Mario Olinto y a los argentinos
Florencio Escardó y José Manuel Albores como miembros de la lista
de grandes personalidades pediátricas latinoamericanas que visitaron
el país en varias oportunidades y participaron activamente en la formación
de aquellas primeras cohortes de pediatras y de médicos generales en
los años 60 en el Hospital “J. M de los Ríos”.
Al tiempo
que en Venezuela la medicina infantil (la cual, incluyó luego a los adolescentes)
había recibido un verdadero impulso sólo a partir del año
1936, en otras partes del mundo, los progresos en dicha área se venían
presentando con algunas décadas de anticipación. En 1912, Francia
ya había realizado su “Primer Congreso Internacional de Pediatría”
y en España comenzaba a circular Pediatría Española, la
primera revista pediátrica. En 1917, Colombia tenía ya una sociedad
de puericultura y pediatría y Argentina, durante los años 1917
– 1919, estaba equipada con cuatro hospitales infantiles. Un año
antes (1916), había tenido lugar en esa parte del Cono Sur el “Primer
Congreso Panamericano de Protección a la Infancia”; el segundo,
ocurrió en Uruguay dos años después (1919). También
puede destacarse que durante el año 1921 había sido creada la
“Asociación Uruguaya de Protección a la Infancia”.
(Ramos: 1999). |