Caso Clínico
Sueño y Síntoma: vías regias al inconsciente
La paciente y su sueño
"Soñé que había gente pescando, bañándose... yo ayudo al que pesca...hay niños. Ella tira de la caña; saca el animal pero no es un pez, es un cuadrúpedo, parece un perro. Le pregunto: ¿Se come? No, contesta. Ayudo a sacar el anzuelo para que viva, para que no se ahogue. Tenía la boca abierta. Sacamos cosas de la nevera y sobras para darle, era un animal muy mansito. Yo contenta porque comía de todo".
En sus asociaciones, Lucy se refiere a lo importantes que son para ella los perros: "como si fueran hijos, porque en su actitud de sumisión parecen decir: hagas lo que hagas, siempre estaré a tu lado". Luego relata el entierro de una de sus perras y habla de la culpa que sintió cuando ésta murió, mientras ella se encontraba disfrutando en el cine.
Al pedirle asociaciones en relación con esa imagen de la boca abierta, respondió trayendo a la sesión su síntoma concreto de ahogo con intensa angustia, mientras que, con voz entrecortada, gemía que le era imposible seguir hablando, ya que "le tiraba" la garganta y le costaba respirar; estaba a punto de ahogarse en mi diván y yo no podía garantizarle que no moriría en ese instante, o que podría salvarla.
Pocos segundos después y ante mi asombro, evocó por primera vez, la imagen de su bebé muerta y dijo: "Me dieron al bebé al nacer, la tomé y abrió la boca, no me gustaba que abriera así la boca. La miré, era igual a mí, tenía el color de mis ojos. Luego volvieron a traerla en un frasco de mayonesa con formol. Papá dijo: 'no te preocupes, ya va a volver' . La dejamos en la clínica, no la enterré, quedó sin nombre y sin lugar". El relato de este sueño abrió un campo de trabajo en donde sueño y síntoma, ambos conteniendo el ahogo y la muerte, parecieron fundirse y con-fundirse, lindando entre la vida y la muerte, la unión y la separación. |