Juan Carlos Valls Puig
vallstru@ hotmail.com
Especialista de Cirugía General y Cirugía Oncológica. Profesor Agregado. Jefe de la Cátedra Servicio de Otorrinolaringología. Escuela Luís Razetti. Universidad Central de Venezuela. Cirujano Especialista Hospital Pérez de León 2.
Eduardo Urra
Especialista de Cirugía General. Jefe del Servicio de Cirugía, Hospital Pérez de León 2. Caracas
Gabriela Vaamonde
Especialista de Otorrinolaringología. Cátedra Servicio Otorrinolaringología. Hospital Universitario de Caracas.
Jhonatan Torbello
Especialista de Cirugía General. Servicio de Cirugía, Hospital Pérez de León 2. Caracas.
Antonio Serrano
Especialista de Cirugía General. Servicio de Cirugía, Hospital Pérez de León 2. Caracas.
Maryangel Hinojosa
Especialista de Cirugía General. Servicio de Cirugía, Hospital Pérez de León 2. Caracas.
Cirugía Manejo contemporáneo del trauma cervical penetrante Fecha de recepción: 23/08/2017
Fecha de aceptación:
17/09/2017
Se dividieron 28 pacientes con trauma cervical penetrante, de acuerdo al tipo de conducta aplicada para el diagnostico y tratamiento. Grupo A, dieciocho heridos, 64,3%, con signos duros sometidos a exploración quirúrgica inmediata. El 94,4% presento hallazgos positivos a la cervicotomía. La mortalidad por heridas de cuello se ubico en 11,1%. Grupo B, diez lesionados, 35,7%, admitidos para observación por la ausencia de hallazgos clínicos, presencia de signos blandos o estudios paraclinicos negativos. No hubo decesos. La sensibilidad del examen físico para identificar lesiones importantes en toda la serie fue de 94%. La conducta conservadora del trauma cervical penetrante es una proposición viable y segura en este tipo de lesiones. El manejo multidisciplinario apoyado en estudios como la tomografía y la nasofibrolaringoscopia posee el potencial para el diagnostico y seguimiento de estos pacientes.
Title Penetrating Neck Trauma. Contemporary treatment
Abstract
To evaluate 28 patients with penetrating neck trauma, were distributed in two groups on the basis of the management. Group A, eighteen injured (64,3%) with hard signs, underwent immediate surgical exploration of the neck. 94,4% had positive explorations. A 11,1% mortality rate by neck injuries. Group B, ten wounded, 35,7%, with soft signs, negative clinical or investigational findings, underwent observation. No mortality. Physical examination was sufficient for identifying lesions in 94% of patients. The conservative management of penetrating neck trauma is a viable and secure procedure in this type of injury. A multidisciplinary approach with support in tomography and nasofibrolaryngoscopy permitted diagnosis and following up of patients.
Key Word penetrating neck trauma; selective management; conservative approach
Manejo contemporáneo del trauma cervical penetrante
Introducción
Desde la
década de los ochenta el trauma asociado a la violencia socialha venido incrementándose progresivamente(1-4),ha ascendido de la séptima causa de
mortalidad en la población venezolanaa
ocupar el tercero y cuarto lugar en los últimos diez años(5).
Según Montalvo FR, representa
la primera causa de mortalidad entre los 5 y 44 años de edad y el trauma
penetrante es el más frecuente(6).
La violencia social y recientemente la política, llenan los encabezados de
los diarios, convirtiendo a Caracas como una de las ciudades más peligrosas del
mundo.
Se define
como trauma cervical penetrante aquel que cruza el músculo platisma (7,8).
La incidencia se sitúa entre 1% a
10%en el ámbito civil (1,3,9-13)
y el 7% a 54%
en los escenarios militares o en los ataques terroristas con explosivos (14-18).
La
concentración de múltiples estructuras vitales en el cuello y la falta de
coberturas óseas, cartilaginosas, fibrosas o musculares en la mayoría de ellas,
han vuelto un desafió el manejo de las heridas penetrantes para el cirujano de
trauma (11,19,20). El
abordaje dependerá de las zonas anatómicas comprometidas(7,20,21).
Los bordes de las áreas han variado desde su reporte original(22)
y la subsiguiente modificación(23). La zona I se reconoce
desde la carasuperior de la clavícula
hasta la membrana cricotiroidea, la zona II entre el borde previo y el ángulo
de la mandíbula y finalmente la zona III por encima del último limite mencionado,
hasta la base del cráneo, (Figura 1).
Figura
1. Zonas anatómicas del cuello (23).
Debido a
las dificultades para el acceso quirúrgico en la zona I y III, el uso de
estudios tomográficos, endoscópicos y endovasculares resulta la principal
opción, reservando el tratamiento
operatorio para pacientes inestables(24,25). En las últimas
décadas,la conducta frente a las
lesiones en la zona II ha suscitado considerable debate. Ha cambiado de la
exploración quirúrgica obligatoria al manejo conservador o selectivo(19,21,24).
Los pacientes que ingresan con signos duros de lesión
importante, como hemorragia activa, hematoma expansivo, dificultad
respiratoria, burbujeo de la herida, trastornos neurológicos, y shock
hipovolemico deben ser sometidos a exploración quirúrgica inmediata. Sin
embargo, la controversiase ubica en
aquellos asintomáticos o sin signos significativos o blandos, como hemoptisis,
disfonía, enfisema subcutáneo, disfagia, y asimetría cervical no expansiva, que
pudieran beneficiarse de un manejo centrado en observación y exámenes físicos
seriados con el uso de estudios imagenológicos y endoscopicos de acuerdo a la zona
comprometida y a la sintomatología, y la selección de los casos que requieran
cirugía(19,20,21,24,26-28). La evaluación
incluiría los sistemas vascular, respiratorio, digestivo y nervioso(10,21).
El propósito del estudio es evaluar la seguridad
de la exploración quirúrgica inmediata y el manejo selectivo del trauma
cervical penetrante enlas instituciones
involucradas.
Pacientes y métodos
Se llevó
a cabo un estudio descriptivo, cuantitativo y transversal, de 28 pacientes con diagnóstico;
de heridas penetrantes de cuello, diagnosticados, tratados e interconsultados
por los autores a partir del año 2012 hasta el año 2016, en la cátedra servicio
de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Caracas y en el servicio
de cirugía general del Hospital Ana Francisca Pérez de León 2.
Las heridas de bala reportadas en este estudio fueron de baja velocidad.
Los pacientes fueron tratados de acuerdo
a los signos y síntomas por el especialista de guardia. La resucitación inicial
se apoyó en los protocolos estandarizados. Se dividieron en dos grupos distintos.
El 64,3% y el 35,7% del total de la serie se distribuyó entre el grupo A y B,
respectivamente. Grupo A, exploración quirúrgica inmediata por cervicotomía de
acuerdo a la presencia de signos durosy
Grupo B, pacientes admitidos para observación por la
ausencia de hallazgos clínicos, presencia de signos blandos o estudios
paraclinicos negativos. Las incisiones fueron realizadas de acuerdo a la zona
involucrada y a la bilateralidad de las heridas.
Seanalizaron de acuerdo al sexo, edad, tipo de arma empleada, localización
de la herida por zonas, presentación clínica y estudios paraclinicos, incisión
ejecutada, hallazgos operatorios, morbilidad y mortalidad. Las distintas
frecuencias fueron expresadas en número y porcentaje.
Resultados
La
edadosciló entre 15 y 65 años, con una
media de 32 años, el
mayor número se situó entre los 20 y 29 años. El 92,8% pertenecían
al género masculino. Las heridas por arma blanca representaron el 57,1% y las
de fuego el 42,9%. La localización correspondió a las zonas II y III con 75% y
25%, respectivamente. Dos lesiones fueron transcervicales con entrada y salida
por ambas zona II.
Grupo A.Dieciocho pacientes
fueron incluidos en este grupo por presentar uno o más signos duros. Tres ingresaronhipotensos conpresión arterial sistólica menor de 90mmHg.
Once con hematomas expansivos, dos
asociados a trastornos deconciencia.
Tres por hemorragia cervical externa y otro por sangramiento en cavidad oral. Cinco
con compromiso de la vía aérea. Tres por disnea, uno vinculado a desviación de
la traquea por hematoma expansivo. Dos con burbujeo por la herida, enfisema
subcutáneo y disfonía. Un paciente con herida en zona III manifestaba parálisis
facial. Un tercio del grupo presentó lesiones asociadas principalmente en
tórax, seguido de cráneo y abdomen.
La cervicotomía exploradora se consideró positiva por el compromiso de
estructuras cervicales en 17 pacientes (94,4%). Las lesiones más frecuentes
fueron las vasculares con once (61,1%), un tercio presentó compromiso de varios
elementos vasculares.Representandolas lesiones venosas las más numerosas, (38,8%) seguidas de las
arteriales, (33,3%). Las venas más afectadas fueron: la yugular interna en
siete casos, (38,8%), las yugulares anteriores y externa en dos, (11,1%) cada
una. En cuanto a las lesiones arteriales, resultaron comprometidas, la carótida
comúnen dos casos, (11,1%),la carótida externa, vertebral, maxilar
interna, occipital y temporal superficial en uno, (5,5%)cada una. Seguidamente, las heridas más
comunes fueron las relacionadas con la vía digestiva (38,8%). La faringe en
seis y el esófago en uno. Finalmente un tercio del grupopresentó traumatismos en la vía área. Tres en
laringe e idéntico número en traquea. En un paciente la operación fue
innecesaria, por ausencia de hallazgos significativos. La incisión por el borde
anterior del esternocleidomastoideo se usó en catorce pacientes. El trazo
preauricular en tres y un delantal (Figura 2).
Figura 2. Incisiones para trauma
cervical por zonas. Zona I: a) Esternotomía con prolongación cervical o
supraclavicular (61). Zona II: b1) Oblicua o de
Constantini (62). b2) Delantal. Zona III: c)
Preauricular con extensión cervical. (Esquema de JCVP).
Un tercio
de los casos requirió traqueostomía. Se efectuaron ligaduras en los vasos
venosos y en los arteriales, distintos a los de la carótida común. Estas
últimas se repararon con prótesis artificiales e injertos venosos. Se aplicó
rafia primaria en las lesiones de la vía aérea y digestiva. Las de faringe se
protegieron con un colgajo muscular de esternocleidomastoideo.
Un paciente con lesiones extracervicales asociadas, presentó durante el
acto quirúrgico hipotensión y acidosis sometiéndolo a un esquema de control de
daños. Se practico ligadura simple de vasos sangrantes y colocación de sondas
de Foley derivativas al exterior, con el balón insuflado dentro de la lesión
faringea (Figura 3). Una vez reestablecidos los parámetros fisiológicos, fue trasladado nuevamente del área de cuidados
intensivosa quirófano, para el cierre definitivo, con buena evolución
postoperatoria.
Figura 3. Posterior a la segunda fase resucitativa de un esquema de control
de daños y durante la cirugía definitiva. a) Sondas de Foley derivativas en una
lesión faringea con escasa contaminación. b) Rafia faringea final después del
retiro de las sondas.
Un paciente falleció en quirófano y otro en el postoperatorio inmediato
por las heridas cervicales. Elporcentaje
de mortalidad portrauma cervical se
ubico en 11,1%. Un deceso se relacionó a lesiones torácicas asociadas en el postoperatorio
mediato. El 16,6% presentó complicaciones relacionadas con fístula salival,
estenosis faringea y dolor en el hombro. Idéntico porcentaje, desarrolló
paresia de las cuerdas vocales. La nasofibrolaringoscopia permitió eldiagnóstico; y seguimiento de la mayoría de
las complicaciones, el retiro de los traqueostomos, e identifico la causa de la
persistencia de una fístula salival (Figura
4).
Figura 4 Identificación
por nasofibrolaringoscopia de la persistencia de una fístula orocutánea
asociada al globo insuflado de una sonda de Foley emplazada como drenaje
cutáneo.
Grupo
B. Diez pacientes integraron este grupo.
Fueron sometidos a observaciones frecuentes y de acuerdo a los hallazgos
clínicos, se realizaron diversos estudios paraclinicos. Radiologías simples de
cuello y tórax en todos. Nasofibrolaringoscopías y tomografías de cuello en
cuatro heridos cada una. Un esófagograma y una exploración con anestesia local.
En dos lesionados (20%),
se decidió realizar cervicotomia exploradora en las primeras 48 horas siguientes
al ingreso, debido a un edema supraglótico por un hematoma creciente
evidenciado en la nasofibrolaringoscopia en uno y ala
presencia de una aparente fuga de contraste en el esofagograma en otro por una
herida transcervical. Ambos se abordaron por el borde anterior del músculo
esternocleidomastoideo y se agrego un trazo transversal en el segundo caso. El
primero se acompañó de traqueostomía por compromiso de la vía aérea superior, y
se ligóuna de las ramas de la arteria
carótida externa. La nasofibrolaringoscopia permitió el seguimiento y retiro
del traqueostomo en el postoperatorio mediato. En el segundo no se constataron
hallazgos de importancia.No
hubo morbilidad, ni mortalidad en todo el grupo. Los casos no quirúrgicos
(80%), egresaron en las primeras veinticuatro horas.
La sensibilidad, del examen físico para diagnosticar lesiones importantes
en los dos gruposfue de 94%.
Discusión
El
primer reporte del manejo quirúrgico de una herida cervical, se atribuye al
cirujano francés Ambrosio Paré en el año 1552, quien ligo la arteria carótida y
la vena yugular interna de un soldado lesionado. En 1803, Fleming ejecutó la
misma maniobra en un marinero. A finales del siglo 1800, la mortalidad alcanzó
el 60% en la aplicación de este tipo de procedimiento(7).
En
la primera guerra mundial, el alto número de complicaciones tardías como los
aneurismas arteriales referidos en revisiones históricas del ejército ingles (29) y
estadounidense (30), revelanun manejo no operatorio del trauma cervical penetrante. Las hemorragias
incontrolables se asociaban con una mortalidad entre el 11% al 16% (24,30).
Sin embargo, numerosos manuscritos y textos, constatan
la extraordinaria habilidad de algunos cirujanos
franceses como H. Constantini (31), J. Delmas, J. Fiolle (32)
y L. Sencert (33) en la exploración
quirúrgica de los hematomas cervicales y las lesiones del tracto aerodigestivo,
en los heridos provenientes de las trincheras. Diversas maniobras aparecen
magníficamente ilustradas para tal fin (34).
Algunas incisiones para disección cervical como las de De Quervain e Hipolito
Morestin fueron incorporadas en las cervicotomías exploradoras (32,33).
Los conflictos
armados han significado la oportunidadpara la aplicación de numerosos avances en la cirugía del trauma (21).
En su obra “Surgery of Modern Warfare” de 1941,Hamilton Bailey (35) cirujano
británico de la Royal Navy, recomendó la exploración quirúrgica de los
hematomas cervicales. Sugirió maniobras y abordajes de su propia
experiencia militar, así como la de algunos cirujanos galos mencionados
previamente. Señaló la importancia de la intervención temprana para evitar
complicaciones neurológicas. La cervicotomía exploradora representó la mejor alternativa terapéutica
del trauma cervical penetrante en la segunda guerra mundial. La mortalidad
descendióhasta un 7% (21,30).
El éxito de la cirugía en el escenario militar sentó
el precedente para su aplicación en el ámbito civil (24).
En 1956, Fogelman y Stewart, (30) del Hospital Memorial
Parkland en Dallas, reportaron un6% de
mortalidad enpacientes sometidos a cervicotomía
exploradora temprana y 35% en los diferidos. Con base en esta experiencia, los
autores recomendaron la exploración quirúrgica
obligatoria para todas las heridas penetrantes. Con esta conducta, el
porcentaje de mortalidad descendió, pero se asocio a un incremento de las intervenciones operatorias sin hallazgos. Lentamente,
algunos estudios sugirieron que aquellos heridos sin signos claros de lesión vascular
o visceral podrían ser observados, complementado con investigaciones apropiadas(20,21,36). Surgió así, el manejo
conservador o selectivo de las lesiones cervicales y un cambio al viejo dictado
de la exploración quirúrgica obligatoria(21,24).
La discusión entre ambas tendenciasse centró, entre si la mayoría de los traumatismos causaban o no daños significativos, el valor
del examen físico seriado y los estudios paraclínicos para evitar el retraso en
la identificación de las lesiones ocultas, la reducción de los turnos quirúrgicos,
el empleo de procedimientos diagnósticos inaccesibles, y la disminución de
intervenciones a cargo de cirujanos inexpertos (20,21,24).
Publicaciones posteriores revelaron que la mortalidad,
morbilidad, tiempo de hospitalización y costos eran similares entre ambas
conductas (7,19,20,21,24). Tisherman y col.(37),
en una revisión de sesenta artículos, establecieron como una recomendación
nivel I según la evidencia científica, que el manejo operatorio y
selectivode las heridas en zona IIposeían igual certeza diagnostica. El abordaje
selectivo se recomendó para minimizar operaciones innecesarias.
Cada especialista e instituciónconfecciona el tipo de conducta, de acuerdo a
su experiencia y los recursos disponibles (10,21,24).
Ciudades como Medellín, Johannesburgo, Tel Aviv y Jerusalén, donde la violencia
representa un grave problema de salud pública, cuentan con centros
especializados en trauma. Han desarrollado protocolos en la atención de las
lesiones cervicales y han evolucionado del manejo obligatorio al selectivo, con
la incorporación de tecnologías como las arteriografías diagnosticas y la
terapia endovascular (12,18,20,25,26,38,39,40).
En Venezuela, la primera ligadura de la arteria
carótida externa fue practicada por Guillermo Michelena, durante la extracción
de un proyectil que comprimía el nervio vago en el año 1854(41).
En el Hospital Vargas, Pablo Acosta Ortiz (42)
y Domingo Luciani(43) ejecutaron la misma maniobra
por aneurismas en los años 1905 y 1934, respectivamente. En 1969, Oscar
Rodríguez y Esteban Garriga (44) removieron por vía
transfaringea, un proyectil alojado en
la base de cráneo de un agente policial. Quintana y col.(9),
señalaron su experiencia en heridasarteriales cervicales, en el Hospital M.Q.E de Salas durante los años
1958 a 1968.
En 1987, Aure
y col.(45)del Hospital Universitario de Caracas publicaron una
serie de pacientes con heridas penetrantes en el cuello, comparándola con la
literatura internacional. Seguidamente Moreno
y col.(46) en el Hospital Domingo
Luciani reportaron su experienciaen dos
grupos diferenciados por la exploración quirúrgica con o sin estudios
adicionales, y observación. Posteriormente le siguieron el estudio de Porras y col.(47)
del Hospital General del Oeste. Las tres instituciones capitalinas indicaron la
importancia del examen clínico, el empleo de estudios paraclinicos, la
diferenciación entre cervicotomía inmediata y conducta expectante, y resaltaron
el valor del equipo multidisciplinario. Coinciden que el noventa por ciento de
los lesionados ingresan en condiciones estables a las salas de emergencia y de
disponer los medios diagnósticos, podría considerarse un manejo conservador.
En la primera década del milenio, De Abreu y col.(48) en
el Hospital Vargas de Caracas y Guzmán
y col.(49) del Hospital Universitario
de Maracaibo, señalaron el reto que significan las heridas
cervicales por un lado y el manejo de las lesiones laringotraqueales por
otro. La unidad de politraumatizados del Hospital General del Este(11) desarrolló,
divulgó y actualizó protocolos estandarizados que incluyeron ambos tipos de
tendencias.
En el presente estudio, la mayor frecuencia en el
género masculino yel compromiso dela segunda y tercera década de la vida, se
corresponde con lo reportado en toda la literatura revisada (13,14,18,20,30,36,38,40,45-49).
El tipo de herida de acuerdo al mecanismo que lo provocó, varió de acuerdo al
periodo estudiado, factores sociales, económicos o al escenario involucrado. En
Caracas, las lesiones por arma de fuego predominaron en el decenio de los noventa
(3,4,46,47,49). Seguidamente en el Hospital Vargas y en la actual
serie, los traumatismos por arma blanca superaron a las anteriores(48). Igual incidencia se reporta desde Medellín(38).
Castillo y col.(50), indicaron la misma
tendencia, en reos provenientes de una prisión. Durante el Apartheid en
Sudafrica, la adquicisión de fusiles AK47s por grupos rebeldes ocasionó un cambio a finales de los ochenta (25).
En los ataques terroristas en Israel o en diversos conflictos militares, los
fragmentos provenientes de dispositivos explosivos o los proyectiles percutidos
por armas de fuego, representaron la totalidad de las causas (17,18).
Estos últimos poseen unmayor porcentaje de daños vasculares o
viscerales (10,19).
La zona II es la más frecuentemente lesionada, con un
porcentaje entre 50% a 82%.La zona I y
III, se ubican entre 5% a 44% y8% a 33%
respectivamente, sin un predominio claro entre una u otra (13,28,38,47-55). Hirsberg y col.(51),
reportaron un 24% de heridas
transcervicales. No evidenciamos traumatismos en zona I y un 7,14%cruzaron la línea media.
En pacientes sometidos únicamente a exploración
quirúrgica obligatoria se ha señalado hasta un 86,5% de intervenciones sin
hallazgos significativos (10,21,22,28,37,50,54,56,57).
En aquellos donde se incluyeron grupos para conducta conservadora, refirieron
entre 70% y 93% de exploracionespositivas, y menos del 10% de lesionados observados que requirieron
cervicotomía. Solo evidenciaron un 1,5% de heridas ocultas con presentación
clínica tardía, siendo las esofágicas las más frecuentes. El manejo selectivo
incrementó el número de exploraciones positivas y redujo las negativas(10,20,21,25,36,50,52,58). En nuestro medio (45,47,48)los porcentajes de exploraciones con
hallazgos significativos resultaron semejantes o superiores a los de las
publicaciones internacionales.
Según Asensio y col.(21),
no existen diferencias en la incidenciageneral de heridas por sistemas entre la conducta obligatoria y la
selectiva. Por orden de frecuencia, las lesiones vasculares se ubican entre 12% a 62% (10,16,21,36,53,48,49,56,59,60),
aéreo 7% a 43% (10,20,21,36,53,56,59), y
digestivo 5% a 29,4% (10,21,36,40,49.53,56,59,60).
Traumatismos multisistema pueden evidenciarse hasta por encima del 30% de los
casos (10,59).
Las lesiones venosas predominan con la yugular interna
y lasubclavia, seguido de las
arteriales con la carótida común, la carótida externa, la subclavia, la carótida
interna y las menos frecuentes la vertebral(21).
Las heridas transcervicales(53) y las del ámbito militar
indican una mayor incidencia en la
arteria carótida sobre las venosas(16). En Latinoamérica, se
señalan hasta 70% de traumatismos arteriales y venosos combinados (12,38).
En la literatura nacional(45-48) y en nuestra casuística,
los traumatismos vasculares son los más frecuentes y se reproducen aproximadamente
el mismo orden por vasos comprometidos, a excepción de los vasos
subclavios que fueron inexistentes. Las lesiones digestivas fueron más
numerosas que las de la vía aérea.
El tipo de incisión está determinado por la zona
anatómica comprometida (Figura 2). Las lesiones en zona I y III, son de difícil
acceso para control vascular. La última podría requerirsubluxación o resección de la mandíbula (61).
En 1918, el cirujano francés de origen argelino, Henry Constantini (62)
describió e ilustró el trazo sobre el borde anterior del músculo
esternocleidomastoideo para detener una hemorragia cervical, en un herido por
un obús durante la primera guerra mundial. Su autoría fue confirmada en 1936 (34).
La variedad en delantalesta indicada en
las heridas transcervicales (53).
Las lesiones de la arteria carótida común
identificadas durante el acto operatorio se benefician de la reparación
primaria sobre la ligadura. Las heridas de la vena yugular interna pueden ser
ligadas sin riesgo (63,64). El tratamiento de los
traumatismos esofágicos y traqueales
estará determinado por el estado clínico del paciente, tiempo de evolución y la
extensión del daño. El objetivo terapéutico incluye debridamiento, cierre
primario con interposición de tejidos vascularizados, y drenaje apropiado(8,11,19,21,28).
Todos estos conceptos fueron aplicados en los pacientes de las instituciones
involucradas.
El concepto del“trauma
urbano del futuro”, fue establecido a principios del nuevo milenio por Mabry y
col.(14), como parte de su experiencia en la batalla de Somalia,representada en la película “La caída del
halcón negro” dirigida por Ridley Scott. Fue definido como un conflicto
cerrado, violento y con heridas destructivas. Su manejoincluyó el cuestionamiento de viejos dogmas y
la incorporación de nuevas estrategias y tecnologías. La “cirugía
de control de daños”, significa una estrategia quirúrgica descrita en el
contexto del trauma exanguinante (65). La filosofía implica
retardar la reparación definitiva de las lesiones hasta la recuperación del deterioro del estado
fisiológico en la unidad de cuidados intensivos. Esta técnica se aplica a
varias regiones corporales. Sin embargo, el área cervical no esta descrita en la literatura (65-68).
En el paciente descrito en este trabajo, se derivo la vía digestiva superior al
exterior, seguido de cierre definitivo, cuarenta y ocho horas después. Con
excelentes resultados.
La morbilidad de los pacientes sometidos a exploraciones
quirúrgicas oscila entre el 8% a 33% (13,20,21,45-56) representado
las dehiscencias de las heridas, fistulas digestivas, neumonías, paraplejias y
el desangramiento, como las mas frecuentes. De Abreu y col.(48), refirieron
una parálisis facial. Las paresias de los pares craneales son poco reportadas (10,16).Al
incluir las paresias de las cuerdas vocales, el porcentaje de complicaciones
alcanzo el 33,33%.
Se ha descrito entre un 4% y 51% de lesiones asociadas
en cráneo, tórax y abdomen(30,39,7,50,53). La mortalidad alcanzó hasta
un 24%, relacionada a heridas arteriales, del sistema nervioso central o torácicas
(12,16,20,26,36,45-56). Wolf et al.(39), señalaron un
riesgo de muerte tres veces superior, posterior a ataques terroristas en Israel.
La presencia de traumatismos asociados, la morbilidad y mortalidad estuvo
relacionada al grupo de exploración inmediata.
El examen físico posee hasta un 95% y un nivel III de
recomendación, en laidentificación de
lesiones. Sin embargo dado el incremento en la morbilidad y mortalidad por la
demora del diagnóstico y reparación de las heridas ocultas, principalmente las
del tracto digestivo, se debe disponer de pruebas paraclinicas apropiadas (8,10,26,27,36,37,59).
La radiología lateral simple de cuello y la de tórax
son de ayuda como prueba inicial (27,28).
La sensibilidad del esofagograma y esofagoscopia para descartar alguna
perforación, se ubica entre 70 a 80%. La combinación de ambas se eleva hasta
89% (21,27).La
tomografía posee un nivel II de recomendación, para descartar lesiones
vasculares si se demuestra que la trayectoria se encuentra alejada de los vasos
cervicales (10,26,37,69) ,y
permite evidenciarla presencia de
aire libre causado por la presencia de algún orificio o ruptura. En conjunto
con la panendoscopia aseguran la evaluación completa de probables heridas del
tracto aerodigestivo (8,27). La angiotomografia es la
nueva tecnología usada en elmanejo
selectivo, con un nivel de seguridad cercano al 100% (28,37,38,70).
El tipo de terapéutica puede ser decidida, de acuerdo a los hallazgos únicos de
este tipo de prueba (8,38,70).
La rápida evaluación y temprana protección de la vía
aérea es el primer objetivo en el abordaje de las lesiones cervicales. El
edema, sangramiento, secreciones y cuerpos extraños dificultan su acceso (10,27,28,71).
La técnica inicial recomendada es orotraqueal por laringoscopia directa (10,27,71).
Las indicaciones para traqueostomía incluyen la anatomía alterada y la
protección de las reparaciones traqueales (11,13,21,27,40,45).
La nasofibrolaringoscopia permite una
determinación preliminar de la extensión del trauma y de la función de las
cuerdas vocales (10,27,71). El
otorrinolaringólogo es parte esencial del equipo en la conducta selectiva (28).
El manejo y seguimiento de la vía aérea se apoyó en una visión
multidisciplinaria con el uso del nasofibrolaringoscopio como herramienta
principal.
Varios estudios recomiendan para una adecuada
implementación del manejo selectivo, la necesidad de contar con cirujanos experimentados
y disponer de estudios radiológicos y endoscopicos de manera inmediata(20,28).
En Latinoamérica y en nuestro país, los escasos recursos, la urgente necesidad
de resolución de las lesiones, las restricciones en la tecnología o su ausencia
las 24 horas del día, son motivos para que la mayoría de las decisiones
quirúrgicas se tomen en base al juicio clínico, limitando el manejo selectivo (12,13,38,48,55,60).
Conclusión
El
manejo conservador del trauma cervical penetrante representa una conducta viable
y segura en este tipo de lesiones.
El abordaje multidisciplinario apoyado en estudios como la tomografía y la
nasofibrolaringoscopia posee el potencial para el diagnóstico; y seguimiento de
estos pacientes.
Agradecimientos:
a la Profesora Mary Cruz Lema de Valls, alDr. Jaime Valls, a la lic. Elizabeth Cuellar del HPL2, al personal de la
biblioteca del Centro Medico de Caracas en San Bernandino y del Instituto de Medicina Experimental de la
Universidad Central de Venezuela.
Referencias
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NOTA:Toda la información que se brinda en este artículo es de cará
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