La
prevalencia de 65% y 67% de Balantidium spp.,
en los cerdos provenientes de la granja porcina ubicada en Mariches y en los
cerdos criados domésticamente en las comunidades criollas y Panares de
Maniapure respectivamente, coinciden con reportes en diferentes poblados de la
provincia de Yunnan (China)(14), en los cuales encontraron una tasa
de infección en cerdos entre 62,4% y 94,76%. A su vez la prevalencia en este
estudio fue mayor que la reportada en un estudio realizado en cerdos del Edo,
Bolívar, donde reportan 33% de
prevalencia de B. coli (13).
Por otra parte, se pudo observar que la prevalencia superior al 60%, encontrada
en ambos grupos de cerdos, no pareciera tener relación con el tipo de alimentación
y condiciones de crianza de estos animales.
En
relación con los métodos empleados para el diagnóstico parasitológico, se
observó que todas las muestras positivas para Balantidium spp, fueron detectadas mediante el cultivo en el medio
de Boeck-Drbohlav (mod). Todas las muestras positivas en el examen microscópico
directo también resultaron positivas en el cultivo, pero, no todas las muestras
positivas en el cultivo, habían sido detectadas en el examen microscópico
directo. Estos resultados nos permiten resaltar la importancia del cultivo como
método de investigación de este protozoario, para aumentar la probabilidad del
hallazgo parasitológico de Balantidium
spp y obtener resultados de prevalencia más ajustados a la realidad.
En
cuanto a la identificación, mediante el examen microscópico directo se puede visualizar
el movimiento del ciliado, el tamaño y la morfología característica, tanto en el
examen en fresco con solución salina, como coloreado con lugol y Giemsa. Con
estas características se pudo hacer la identificación del género Balantidium, pero dado que B. coli y B. suis son morfológicamente idénticos, no se pudo diferenciar
entre ambas especies.
Todas
las personas examinadas en el estudio, tanto las que tenían contacto directo
con cerdos como las que no lo tenían, resultaron negativas a la investigación
para B. coli, lo cual coincide con la
baja prevalencia reportada en el mundo (0,02 -1%) (9,12), pero
discrepan de otros en comunidades rurales de Bolivia (1,0 -5,3%) (12),
una comunidad indígena de Delta Amacuro- Venezuela (5% en niños Warao menores
de 12 años) (32), una comunidad rural del Edo. Bolívar- Venezuela,
(12%) (13) y de un caso aislado reportado en Venezuela, con
antecedente de contacto estrecho con cerdos (21).
La
infección con B. coli en humanos está
asociada a una dieta baja en proteínas y alta en carbohidratos, aclorhidria,
ingesta de alcohol e infección con bacterias u otros parásitos, a factores
ambientales como la humedad y la temperatura, ya que ambientes húmedos
favorecen la supervivencia de los quistes durante varias semanas (1-3,9,24)
y su baja prevalencia se ha explicado
en parte, por las diferencias antigénicas (5), ya que el hombre es
con frecuencia altamente resistente a la infección por B. coli, aún cuando viva en contacto cercano con cerdos y condiciones
sanitarias deficientes(1,9). Se ha propuesto que los humanos tienen
una fuerte resistencia, natural o adquirida a B. coli y no muestran ningún signo después de la infección(14,16),
lo cual se apoya en la baja prevalencia encontrada en adultos que han tenido
estrecho contacto con cerdos. Una vez que B.
coli se ha establecido en el hombre, la infección puede tornarse epidémica,
siempre que las condiciones sanitarias del medio sean deficientes y la higiene
personal escasa (1).
En
la literatura se hace referencia a la manipulación de cerdos como un factor
predisponente a la infección con este protozoario(1-3,5,13,21). No
obstante, en algunos estudios realizados no se han encontrado B. coli en individuos que laboran en la
crianza de cerdos y que además viven bajo condiciones sanitarias deficientes, lo
cual coincide con el presente resultado. Sin embargo, sí se han reportado
hallazgos en sitios donde no hay crianza de cerdos, tales como hospitales
psiquiátricos(17-19), en los cuales la higiene personal y ciertos hábitos,
como la coprofagia, pueden ser consideradas como forma de transmisión. Esto
apoyaría la tesis de que la especie que infecta al hombre no es igual a la del
cerdo. El
contacto estrecho de las personas cuidadoras de cerdos y de los niños con estos
animales, observado en las comunidades estudiadas, debería ser un factor que
favoreciera la transmisión de Balantidium
a las personas. No obstante, en este estudio no se determinó ningún caso de
balantidiasis en las personas examinadas. Siendo un protozoario que comúnmente
infecta al cerdo y éste a su vez es un animal relacionado con el hombre, la
ausencia del protozoario, en este estudio no permiten establecer una relación
directa entre el contacto con estos animales y la transmisión al humano, lo
cual abre la necesidad de realizar estudios para investigar cual es la especie
que infecta al cerdo mediante técnicas como la biología molecular.
Mientras
que B. coli puede ser transmitido
experimentalmente del hombre al gato, al mono y al cerdo, los intentos por infectar
voluntarios humanos con Balantidium del
cerdo y del mono han fracasado (15), lo cual podría ser explicado
por la existencia de diferencias antigénicas y genéticas, entre las cepas de
humanos y cepas de B. coli porcino.
Se ha demostrado que los trofozoítos de cepas que se adaptan y reproducen con
mayor rapidez en el cultivo, generan más síntomas, además las condiciones
físicas del hospedero juegan un papel importante para que se manifieste la balantidiasis(5).
Se
observó una alta prevalencia de Blastocystis spp, tanto en cerdos como
en humanos, lo cual puede sugerir que quizá se esté dando una infección de
este parásito entre animales y el hombre, tal como lo reportan algunos estudios(33), por lo cual sería interesante evaluar en próximos estudios,
los genotipos de Blastocystis
presentes en las personas y en los cerdos y esclarecer sí ambos hospedadores están
compartiendo la misma fuente de infección, existiendo la posibilidad de
transmisión directa del cerdo al humano y viceversa. La mayoría de las parasitosis intestinales humanas producidas por
protozoarios y helmintos, así como algunas extraintestinales, se originan por
los hábitos y costumbres higiénicas deficientes, así como la práctica de
defecación en campo abierto, donde quedan expuestos junto con la materia fecal los
quistes de protozoarios y huevos de helmintos, que pueden ser infectantes desde
el momento de su expulsión o requerir de cierto tiempo para tornarse
infectantes(1-3,5). De
igual manera, en las comunidades del Edo. Bolívar estudiadas, se observó a los niños
descalzos, jugando en la tierra y manteniendo contacto directo con los cerdos y
con otros animales como perros, pavos, gallinas, loros y gatos, que se
encontraban alrededor de las viviendas o dentro de las mismas. En la mayoría de
las viviendas el agua utilizada se tomaba del río y su consumo se hacía sin
tratamiento previo, de igual manera que algunos alimentos no eran procesados
con las medidas higiénicas adecuadas. Además de las condiciones anteriormente
descritas, la temperatura cálida y la excesiva humedad en estas localidades del
Edo. Bolívar son factores que favorecen la transmisión de las parasitosis
intestinales.
En cuanto a los organismos identificados en las personas estudiadas, se
puede notar que los protozoarios se presentaron en mayor número con respecto a
los helmintos tanto en las personas de la granja y sus alrededores, así como en
las personas de las diferentes comunidades del Edo. Bolívar, siendo los más
frecuentes: Blastocystis spp, G. duodenalis y E.nana. De los helmintos, el primer lugar lo ocupa en el
caso de la granja, Ascaris lumbricoides
con un 6% y en las diferentes comunidades del Edo. Bolívar están los Ancylostomideos
con un 17%, siguiendo con Strongyloides
stercoralis con un 11% y finalmente T.
trichiura y A. lumbricoides ambos con 6%, siendo esto consecuencia directa
de las condiciones deficitarias del medioambiente y del saneamiento ambiental
(eliminación inadecuada de excretas y falta de agua potable), factores
dependientes del parásito y también debido a las características del hospedador:
bajo nivel educacional y cultural y carencias nutricionales multifactoriales. Además se puede observar que resultaron
parasitadas con Ancylostomideos y S.
stercoralis, únicamente las personas provenientes de las diferentes
comunidades rurales del Edo. Bolívar, atribuyéndose este hecho a que las
personas pertenecientes a las comunidades Panares mantienen mayor contacto con
la tierra, al encontrarse en su mayoría descalzos y realizar actividades
agrícolas, lo que facilita la infección con este tipo de parásitos, a
diferencia de las personas de la granja donde la mayoría de las veces los niños
usaban zapatos.
Si bien, en este trabajo no se pudo establecer ninguna relación en
cuanto a la transmisión de Balantidium spp. al humano, sí se podría inferir la
importancia que podría tener la infección con Blastocystis spp.
en los cerdos y su posible transmisión al hombre, dada la elevada frecuencia
del mismo en ambos hospedadores, tal como ya ha sido previamente planteado (33).
Estos resultados muestran la necesidad de realizar estudios similares en diversas regiones del país, para establecer con certeza la prevalencia
de Balantidium spp., tanto en cerdos como en humanos, así como confirmar
mediante biología molecular si la especie es B. coli o B. suis.
Agradecimiento. A las personas que participaron en este estudio quienes dieron su consentimiento para que se les practicara el examen parasitológico, así como a los propietarios y trabajadores de la Granja y los propietarios de los cerdos criados domésticamente en las comunidades rurales del estado Bolívar, quienes facilitaron el acceso y toma de muestra de los animales.
Este Trabajo fue financiado por los ingresos propios del Laboratorio de Amibiasis, Cátedra de Parasitología, Escuela de
Bioanálisis, Facultad de Medicina, UCV.