Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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De interés
 




Las revistas digitales y la vida académica

Las redes de comunicación y la edición científico-universitaria


 

 

Debemos comprender que las redes de comunicación cumplen tres funciones básicas desde la perspectiva que nos interesa aquí:

  1. son un medio de edición;
  2. son un medio de difusión; y
  3. son un medio de comunicación.

Estas tres características éseparadas en los medios tradicionales? favorecen un tipo de producción tan específico como es el científico.


Como
"medio de edición" permite:

  1. Que los investigadores tengan un mayor control sobre los procesos editoriales, ya que pueden ser ellos mismos los que realicen la mayor parte de las tareas. La edición digital no requiere herramientas distintas de las que se utilizan para las fases previas de la edición convencional. La mayor parte de los investigadores entregan su trabajo realizado con procesadores de texto a las editoriales tradicionales. Sólo se requiere unos procesos mínimos de adecuación para que puedan ser publicados en un medio digital;
  2. Evitar las limitaciones de espacio que suelen imponer las editoriales. "Espacio" es papel y "papel" es dinero. Las revistas acotan el número de los trabajos y la extensión de los mismos conforme a los presupuestos de que disponen para la edición. La edición digital no necesita, como es obvio, papel alguno y desaparecen los costes derivados de este importantísimo capítulo y de los manipulados consiguientes;
  3. Que el material sea modificable o ampliable. En la publicación científica es muy importante la posibilidad de establecer distintas fases en los documentos. Determinados documentos se encuentran en proceso de revisión y se distribuyen para obtener opiniones o contrastes antes de su redacción definitiva. La red es un medio perfecto para este tipo de sistemas. Pero, sin necesidad de llegar a estas fórmulas, la simple posibilidad de incorporar a un documento las nuevas apariciones bibliográficas, la ampliación de determinados puntos del texto o de nuevas redacciones, es ya un avance respecto a la edición impresa. A diferencia del texto literario u otros tipos de texto (jurídicos, etc.) en los que la estabilidad conforma su esencia, el texto científico ?reflejo del conocimiento? debe ser modificable. Todos habremos sentido lo mismo al ver aparecer un texto impreso con nuestro trabajo investigador varios años después de haberlo terminado. La sensación de que ha quedado obsoleto en mayor o menor medida, de que sabemos más que cuando lo redactamos, etc. nos ha asaltado a todos. Pero ya está ahí, impreso, inamovible, indiferente a nuestra evolución.

Como "medio de difusión" permite:

  1. Solventar el problema de las bajas tiradas. Un revista científico-universitaria, como media, tiene una tirada que oscila entre los 500 y los 1.000 ejemplares. Son muy pocas las que superan estas cifras. La edición electrónica en red no entiende de "tiradas"; simplemente no existe el concepto, ligado al mundo del papel. La revista está ahí para cualquiera que quiera consultarla.
  2. Saltar las barreras de la distribución deficiente del material científico. Como ya hemos señalado, no basta con tener una edición impresa. El proceso de distribución es muchas veces más complicado porque no depende ya de nosotros. No es fácil encontrar distribuidoras dispuestas a ocuparse de libros científicos. Algunas se han especializado en este terreno. Esto nos significa que logren superar las resistencias comerciales de los otros sectores del mercado, especialmente, los puntos de venta. La edición digital en línea no requiere distribuidoras; la red es su medio natural y está disponible para todos sin necesidad de intermediarios;
  3. Que no existan "números atrasados" ni devoluciones. La revista puede mantener todo su material en línea a disposición de sus lectores. A menos que se decida sustituir cada número, pueden ofrecerse todos de forma conjunta permitiendo a los lectores consultar cualquiera de ellos.
  4. La distribución no requiere ningún proceso por parte de los editores. Son los lectores los que acceden a la información y no la información la que ha de llegar a los lectores. A menos que la revista establezca algún tipo de suscripción que implique el envío del material, los editores se limitan a publicar; el resto es la actividad de los lectores. Es decir, el concepto de distribución desaparece tal como se concibe en el mundo de objetos materiales impresos.
  5. La red incorpora sus propios mecanismos de publicidad. Ya sea de forma directa (enlaces o avisos en otras páginas) o indirectas (recursos clasificados), la información en la red es localizable por el simple hecho de estar ahí. Es cierto que podemos realizar acciones para dar a conocer las publicaciones en línea, pero también es cierto que ninguna es más barata y más eficaz que en la red. Llegar a los posibles destinatarios de nuestras publicaciones es fácil pues son grupos muy definidos y con tendencia a recoger los nuevos recursos disponibles en cada especialidad. La principal tarea de la distribución en este medio se puede resumir en la localización de los lugares comunes y en la notificación a los mismos de la publicación. Si tiene interés para ellos, la incluirán en su selección de recursos específicos. Aunque no la recogiera ninguna otra página de la red, siempre quedaría a los posibles interesados el recurso de las búsquedas temáticas o por palabras clave que le llevarían directamente al artículo de sus pesquisas.

Sería importante que las instituciones dispusieran de lugares específicos en la red para agrupar las fuentes. Nos referimos a espacios institucionales que sirvieran como punto de referencia para la localización de las publicaciones y recursos digitales producidos por las universidades. La Biblioteca del CSIC realiza una importante tarea en este sentido al realizar una recopilación de direcciones de publicaciones científicas en línea. Siendo importante, no es suficiente. Las universidades deberían organizar sus recursos para, en segunda instancia, establecer esas concentraciones por áreas que facilitaran los accesos.

Como "medio de comunicación" permite:

  1. El contacto directo e inmediato con los lectores. La inclusión de las direcciones de correo electrónico de los autores permite el debate, la matización, la crítica, el comentario, etc. Estos aspectos son fundamentales para la comunidad científica y han sido señalados como una de las máximas aportaciones de las redes. Muchas comunidades científicas, especialmente en campos como la física, la astronomía, la medicina y similares, se mantienen en contacto gracias a las redes de comunicación a través de foros de discusión, boletines o el simple correo electrónico.
  2. Una mayor facilidad para la localización de especialistas en campos afines. La red permite localizar fácilmente a personas que trabajan en nuestros mismos campos. Esto es enriquecedor para nuestro trabajo pues permite el intercambio de ideas y datos.

Estas son las ventajas. Y creo que son bastante evidentes. Pero, ¿cuáles son los problemasí Básicamente los podemos clasificar en dos grandes tipos:

  • los que derivan del propio medio; y
  • los que provienen de la comunidad académico-científica. Los primeros afectan a aspectos como la conservación de los materiales en la propia red, sujeta, hoy por hoy, a múltiples vaivenes. En la medida en que sea posible garantizar la conservación de los materiales valiosos en la red de la misma forma que las bibliotecas garantizan la conservación del material impreso, el medio se hará más efectivo en sus fines de difusión del conocimiento. La inestabilidad de los estándares de edición o su rápida evolución es otro factor importante. Las modificaciones constantes, fruto del rápido desarrollo tecnológico y de la incorporación de nuevas herramientas de programación o de la introducción de lenguajes más complejos, hacen que las comunidades académicas, acostumbradas a trabajar con medios más estables, sientan cierta prevención hacia el medio.

Sin embargo, es el segundo tipo de problemas élos que se derivan de la propia comunidad? los que parecen más preocupantes. La comunidad académica es esencialmente conservadora. Sus relaciones internas, sus relaciones de grupo, giran sobre la publicación impresa. En la medida en que no se igualen en cuanto a valoración las publicaciones electrónicas con las impresas, las revistas en línea estarán en inferioridad de condiciones. Al inicio de este trabajo hemos señalado que la vida de un investigador académico está determinada por sus publicaciones. También que el flujo de publicaciones íaspecto en el que las revistas juegan un papel fundamental? está regulado por las estructuras que se establecen en el interior de los campos académicos. ¿Está la comunidad académica preparada ?mejor, dispuesta? para la entrada de nuevos canales de distribución que desestabilicen las relaciones internasí Cuando se consultan los trabajos publicados ?especialmente en Estados Unidos? sobre el estatus de las publicaciones académicas en línea, siempre se encuentra la misma duda: ¿por qué se sigue valorando el medio y no el contenido? ¿Se trata de un irracional fetichismo hacia el papel, de una fobia tecnológica? Creemos que la explicación es de tipo sociológico: la facilidad de publicación de las revistas electrónicas, la salida de grandes cantidades de material que aguardan en cajones a que alguien le dé el visto bueno para su publicación, supone un cambio drástico en las relaciones internas dentro del grupo académico-científico. Publicar, en la medida en que es una necesidad para todos, se convierte en un forma de poder. La forma más eficaz de no perder ese poder es despreciar o infravalorar los nuevos medios electrónicos. Pese a todo, el medio se va imponiendo por sí mismo, por sus ventajas evidentes.

Cada vez que alguna personalidad importante en un sector de la ciencia se decide a publicar en un medio digital, es un gran paso para el conjunto. Es como un señal para el resto; una señal de que un medio no es más "digno", "científico" o "serio" que el otro. Es una señal de que las ideas inteligentes son tan inteligentes sobre la superficie del papel como en la pantalla de un ordenador. Puede que otros tipos de textualidad estén más vinculados con determinados soportes, pero lo cierto es que los textos de corte científico son valiosos por la información que contienen, por su capacidad de ser distribuidos de forma adecuada entre la comunidad científica y por responder a preguntas vinculadas con el tiempo en que se formulan. Puede que el Quijote sea inmortal; pero un texto científico, en mayor o menor medida, está vinculado a su tiempo y no puede permitirse el lujo de dormir largos sueños en los cajones editoriales o en los almacenes. Están en juego, por un lado, las ideas de productividad, de motivación de los investigadores, y, por otro, el beneficio general de la comunidad científica, que saldrá fortalecida por el mejor cumplimiento de sus funciones y responsabilidades sociales.



Continua: Bibliografía

Introducción
Las revistas científico-universitarias: algunos problemas
¿Qué supone la edición digital?
Las redes de comunicación y la edición científico-universitaria
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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