Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Psiquiatría
La regresión en el marco del tiempo. Parte II

El tiempo y sus variantes psíquicas

La regresión y su vínculo con el tiempo

El Tiempo tiene color de noche
De una noche quieta
Sobre lunas enormes
la Eternidad
está fija en las doce.
Y el Tiempo se ha dormido
para siempre en su torre.
Nos engañan
todos los relojes.
El Tiempo tiene ya
horizontes.

Federico García Lorca

En esta parte final presentaré mis reflexiones acerca de la íntima vinculación entre la regresión y el tiempo, principal motivación para la revisión parcial del concepto del tiempo. Hablamos siempre de la regresión en el tiempo, la regresión hacia el pasado; mi intención ha sido la de mostrar el tiempo en la regresión; me refiero a la emergencia de un tiempo particular en dicho fenómeno. Para ayudarme en esa tarea utilizaré aspectos teóricos, técnicos y clínicos. Por otra parte, agregaré algunas consideraciones sobre la progresión, en tanto adquisición de la conciencia del tiempo.

Desde el punto de vista clínico, cuando hablamos de regresión nos encontramos con las manifestaciones de la psicopatología. Cuando he podido seguir el proceso regresivo, ya sea en una obra literaria, en una película, en un paciente en tratamiento, o cuando se reconstruye la historia de un ser humano en el curso de una larga relación terapéutica, como vimos en el historial de José (VITAE N° 4), nunca ha dejado de impresionarme la fuerza de ese proceso y la sensación de un tiempo que se detiene, que deja de transcurrir en la forma usual a la que estamos acostumbrados, para revivir un guión grabado en el inconsciente que nos sumerge en situaciones pasadas, en memorias o fantasías antiguas, con toda la vivacidad del presente. Es un proceso en el cual no hay conciencia de un regreso al pasado, ni los sentimientos registrados se relacionan con recuerdos. La sensación, la vivencia, es la de estar en contacto con situaciones actuales, presentes. Impresiona como si se impusiera a la conciencia la temporalidad del inconsciente. El caso contrario sería tener conciencia de algo que ya sucedió, o sea, recordar. Esta diferencia la pudimos advertir en el material de la sesión cuando José comienza a relatar los acontecimientos ocurridos con la madre y con la tía, lo cual es distinto al sentimiento regresivo de sentirse frente a la tía.

En este sentido, la regresión implica retornar a ese tiempo del inconsciente, que he tratado de definir previamente, con la ayuda de diversos pensadores, como un eterno presente o un presente eterno. Cuando la regresión se da con toda su fuerza, inundando toda la personalidad o todo el yo, como vimos en el relato de la crisis que conduce a José al camino de su terapia analítica, no hay espacio para la razón, la reflexión y el consiguiente reconocimiento del pasado o del futuro. Es lo que ocurre en su forma más intensa en la psicosis, en las regresiones de corta duración de los trastornos borderline, de los ataques de pánico o de las intoxicaciones por drogas y, en forma mas atenuada o circunscrita, en la emergencia de cualquier síntoma psicopatológico. Puede ser también regresivo, el enfrentamiento de las crisis de los diversos períodos de la vida, como la adolescencia, la edad media, la menopausia, la andropausia, la vejez o tercera edad. En dichos períodos, la resolución puede ser permanecer en la regresión o avanzar hacia la progresión.

Además de las patologías antes mencionadas, encontramos la regresión en los sueños, en los fenómenos grupales y de masas y, en el transcurso de un psicoanálisis, en las sesiones, en la transferencia. También son regresivas las inhibiciones. En el caso de José, la falta del reconocimiento paterno se repite en el no poder estudiar una carrera universitaria como sus hermanos, en las dificultades en el desempeño laboral. Durante el análisis, José obtuvo varios "reconocimientos", al ganar el premio anual por su buen desempeño y cuando dirigía cursos, como relata en la sesión. Es decir, la elaboración de actitudes regresivas, le permitió superar algunas inhibiciones.

En la sesión relatada, ejemplo de la vivencia del tiempo en un momento de regresión, podemos apreciar cómo el paciente se refiere a un tiempo que se detiene, que "no se mueve", un tiempo que se le hace eterno entre una sesión y otra, mientras permanece suspendido en su mundo interno que "no se ha movido". Es la descripción en una sesión de ese proceso de retornar al tiempo originario, infantil, al tiempo que "no se rompe" en un pasado, un presente o un futuro. Como vimos en los comentarios del material entre una sesión y otra, la regresión introduce un tiempo uniforme, en el cual lo imaginado hacia el futuro perpetúa el presente que, a su vez, reinstala el pasado. Pasado, presente y futuro se hacen idénticos en la vivencia de un presente inmutable en el que consiste aquel guión inconsciente y reiterativo.

La posibilidad de la regresión nos acompaña, por tanto, toda la vida y en todas las expresiones patológicas o no, del psiquismo inconsciente. Ante cualquier conflicto psíquico, real o fantaseado, el yo utiliza la regresión de una manera inconsciente, como un mecanismo de defensa al que recurre en el intento de resolver dicho conflicto, intento que puede resultar exitoso o constituir un fracaso, dependiendo de la intensidad y amplitud del proceso y de la fuerza relativa del yo. No hablaría de regresión, en el sentido de mecanismo de defensa, cuando concientemente nos disponemos a vivir una situación no conflictiva, recurriendo a actitudes regresivas o infantiles, tal como ocurre en momentos festivos, de bromas, etc. En estas circunstancias no encontramos uno de los elementos resaltantes en ese mecanismo, como lo es la fuerza de la vivencia o la violencia descrita en párrafos anteriores. Este elemento, creo que se corresponde con la descripción que hace Freud del proceso regresivo de estimulación del extremo sensorial por las huellas mnémicas en los sueños. Es decir, cuando se instala la regresión, las sensaciones que se reviven adquieren la cualidad sensorial, la misma vivacidad que tuvieron en la situación original.

Pero, la regresión se complementa con la progresión en un continuo interjuego. Así, en el caso de José, antes de llegar al tratamiento, su vida transcurre en una alternancia de aspectos de crecimiento y repeticiones regresivas, lo cual podemos apreciar cuando logra formar un hogar y escoge una pareja con características similares a la tía paterna. En la crisis predomina la regresión y el revivir el pasado sin la posibilidad de reconocerlo como tal; en la sesión descrita, la regresión transferencial le permite recrear sus fantasmas originarios, para luego traerlos a la conciencia como recuerdos y, más a largo plazo, ponerles una distancia adecuada para permitir la progresión. El sueño que reproducimos podemos dividirlo en dos partes, representando una la regresión y la otra, la progresión. En la síntesis de la sesión también se ejemplifica la alternancia de ambos procesos durante la misma.

La repetición de múltiples y repetidas secuencias de regresión y progresión en diversas sesiones analíticas, llevaría a uno de los logros de la experiencia de un análisis personal; me refiero a la conquista de una conciencia del tiempo con toda su plenitud, en tanto sucesión de hechos vividos diferentes a lo presente y a lo deseado hacia el porvenir; es decir, a la reconstrucción de la propia historicidad, la cual conlleva el auto-reconocimiento como persona y la diferenciación como individuo único. Rescatar la historia individual es reconocer el pasado como algo que ya no existe en este presente; por tanto, se acompaña de numerosos duelos cuya elaboración es parte de la tarea de un análisis. En esta adquisición de la noción del tiempo cronológico a lo largo del proceso analítico, además de las intervenciones del analista, resulta de utilidad la presencia del encuadre. En la medida en que la "hora" analítica tiene una duración determinada y constante, cada sesión es un presente en el que se recupera o se crea el marco del tiempo que nos acompaña a lo largo de nuestra existencia. Me refiero al marco del tiempo que incluye el antes, el ahora y el después. Es alcanzar la condición denominada por Jaques el "presente existencial", en cuya descripción agrega que es "el sentimiento de seguir siendo la misma persona que éramos cuando niños, e igualmente a medida que vamos cambiando y envejeciendo".

Pero, la conciencia del tiempo requiere, además, de la creación de la novela personal, en la cual incluiría las resignificaciones de los hechos reales reprimidos y la recreación de las fantasías y deseos inconscientes. Es decir, el reconocimiento de la existencia de un inconsciente, cuyos contenidos fluyen y se mezclan sin el orden temporal consciente. Allí el pasado y el futuro, los recuerdos y los deseos, se desplazan y condensan en un presente indiviso, como ocurre normalmente en los sueños diurnos y nocturnos. Si asumimos su existencia podremos recuperar la amplitud de nuestra vida psíquica al complementar la historia individual con estos aspectos, en el mejor sentido freudiano. Otra manera de expresarlo es recordar cómo las creaciones del hombre requieren del enriquecimiento de los aportes del inconsciente, como podemos apreciar claramente en las manifestaciones artísticas.

Podría decirse, en este orden de ideas, que el análisis permitiría una progresión, entendida como la concientización de la historia individual y la consiguiente diferenciación entre el tiempo mensurable y el tiempo del inconsciente. Sería la aceptación del transcurrir del tiempo cronológico, con todas sus consecuencias en la realidad y en la fantasía, lo que subyacería a la resolución de la crisis de la edad media de la vida y de aquellas otras que ocurren en otros períodos vitales, o en los días alrededor de los cumpleaños Pero, además requiere la comprensión de la presencia contínua de ese tiempo del inconsciente en todos los aspectos de la vida, tanto en lo cotidiano como en aquellos que consideramos los más trascendentes, explicando los constantes momentos de regresión en los que sentimos o deseamos, de una manera fugaz, que somos capaces de abolir el tiempo y creemos recuperar la eternidad de la temprana infancia. Es lograr adquirir la conciencia de la integración, en nosotros mismos, de un tiempo que transcurre, que es efímero, y otro que permanece, que es eterno.



Continua: Bibliografía

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Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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