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ISSN 1317-987X
 
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Salud hoy
 





Secuelas del culto a la belleza: Tres enfoques, una postura

Antonio del Reguero: “Es vital prevenir las complicaciones médicas de los tratamientos estéticos”

Cuando el deseo es verse diferente y atractivo, muchos no escatiman en aumentar aquí o eliminar allá. Las técnicas adelgazantes, rejuvenecedoras y los implantes son parte de las opciones que se ofrecen a quienes apuestan a un cambio de aspecto rápido y efectivo. Pero, lo que muchos dejan de lado al aventurarse en ellas se convierte en lo primordial. Los riesgos son el detalle que cobra con creces esa omisión.

El cirujano plástico Antonio del Reguero asegura que existen tres pasos claves para prevenir las complicaciones médicas derivadas de los tratamientos estéticos, aplicables tanto por los médicos como por los pacientes. En principio, el experto propone ser cuidadoso en la selección del paciente. Este paso se refiere al descarte de las personas, derivado una evaluación de su estado de salud. Quien puede someterse a este tipo de procedimientos tiene que estar en óptimas condiciones físicas y emocionales. De no ser así, “el médico debe rechazar a quienes no gozan de buena salud y explicarles que el tratamiento debe postergarse".

Seguidamente, la selección del lugar implica una observación rigurosa del sitio de trabajo del especialista. Cualquier espacio no es el idóneo para desarrollar procedimientos que cambian la fachada de las personas. Sin embargo, a veces se llevan a cabo en consultorios o en cabinas de peluquerías con la idea de abaratar costos que sacrifican la seguridad, la salud del paciente y el resultado del trabajo.

El lugar debe estar bien dispuesto, lo que significa que debe contar con los equipos necesarios, tanto para el desarrollo del tratamiento como para atender una complicación. Adicionalmente, se le debe aplicar constantemente lo que el cirujano llama “ritual de asepsia y antisepsia”, el cual comprende el lavado de paredes, techos y pisos, así como la esterilización de herramientas e instrumentos.

Por último, enfatiza la selección del tratamiento como un paso que está vinculado al método que debe aplicar el especialista frente a la imperfección corporal del paciente, para garantizar unos resultados satisfactorios y restringir la aparición de complicaciones. En este sentido, destaca que “el entrenamiento y la experiencia son las credenciales que atribuyen la destreza para escoger correctamente el procedimiento”.

Este profesional de la cirugía plástica considera que “el mensaje de los farsantes suele ser complaciente y simpático para los pacientes. Ellos ofrecen resolver todo rápido y maravillosamente. Mientras tanto, una vez que aparecen las complicaciones, el mensaje de los profesionales de la cirugía plástica les resulta desagradable porque las soluciones son más lentas y menos atractivas, como cicatrices, por ejemplo”. He aquí la diferencia que existe, de acuerdo con el doctor, entre el ejercicio de la medicina en la cirugía estética y los tratamientos estéticos, pues “quienes practican estos últimos no son médicos, sino “comerciantes de la Medicina. Para ellos lo vital es el lucro y no el bienestar del paciente”.

Del Reguero apunta que en la actualidad, el campo de la cirugía plástica recibe entre sus miembros a muchos galenos de oficio y no de profesión. “Ellos no son expertos, pero aparentan serlo, y las secuelas de ese engaño recaen sobre los pacientes cuando violan nuestro primer mandamiento de no hacer daño. Ese tipo de prácticas irresponsables los lleva a cometer graves faltas, errores que debemos enmendar cirujanos e infectólogos, en respuesta a un paciente que exige de vuelta su integridad física”.

Las operaciones mal indicadas encabezan la lista de “errores” que ha recibido el cirujano, como consecuencia de que no se practicó un procedimiento combinado. A su juicio, “esta situación es muy frecuente en pacientes con senos caídos, en vista de que la solución que determina su médico para lograr la suspensión de las mamas es colocarle prótesis. Se las introduce y el problema persiste, porque previo al implante debía hacerse un levantamiento del busto”.

La solución en este caso depende de la magnitud de la complicación. De acuerdo con la experiencia del médico cirujano, en algunas oportunidades basta con completar el procedimiento, es decir, con levantar las mamas. Mientras que en otras, se debe retirar la prótesis para realizar la suspensión, esperar unos meses e incorporar los nuevos implantes.

Del mismo modo, la mala indicación se presenta en reducciones mamarias cuando se le colocan siliconas al paciente, para que las mamas queden firmes después de la operación inicial. La complicación en este caso es lo que del Reguero califica como “un resultado inadecuado e inaceptable desde el punto de vista estético, ya que la incorporación de la prótesis elimina el efecto de la reducción”.

Los hematomas e infecciones se suman a las dificultades médicas “provocadas por la ignorancia y el descuido”, dificultades que ocurren cuando los procedimientos de asepsia y antisepsia no se llevan acabo con suficiente rigurosidad. Esta situación se une al frecuente desconocimiento de la técnica y de las complicaciones de los tratamientos estéticos, escenario del que se vale el cirujano para insistir en la importancia de la prevención y promoción de la salud.

Adicionalmente, las inyecciones de biopolímeros son la causa directa de las complicaciones de rostro, labios y glúteos tratadas por del Reguero. En estas zonas, los biopolímeros se aplican para rellenar y eliminar temporalmente hundimientos, arrugas o surcos. “El problema es que estas sustancias no son biológicas sino productos derivados de silicón y, por tanto, extraños al organismo”.

Cuando los biopolímeros se emplean en grandes cantidades se acumulan por acción de la gravedad hasta formar pelotitas que van aumentando de tamaño con el tiempo. Lo grave de la complicación es que esas pelotitas producen granulomas de cuerpo extraño que al infectarse pueden producir la muerte de la piel. “Si el paciente acude al experto plástico para que atienda y resuelva su complicación, es muy probable que la solución no sea de su agrado porque consistirá en una incisión para extraer el producto acumulado”, la cual generará una cicatriz en el rostro o en los glúteos que desvirtúa el anhelo de verse mejor.

Así mismo, el especialista ha tratado irregularidades debajo de la piel en forma de zonas blandas o duras ocasionadas por inyecciones de mesoterapia. “En este caso el paciente buscaba que las dosis adelgazaran ciertas partes de su cuerpo”, con la diferencia de que sufrió efectos secundarios que no esperaba. Ante esta complicación, es necesario esperar que transcurra un período de tiempo, circunstancia que aleja la solución rápida que suele desear el paciente y, luego se le inyecta su propia grasa.

Del Reguero asegura que muchas complicaciones podrían eliminarse si al paciente se administra su propia grasa, pues ésta es una sustancia conocida por el cuerpo, que no producirá reacciones ni efectos secundarios. El inconveniente de su empleo es que la grasa se reabsorbe, aunque nunca en su totalidad y, por ello, “la frecuencia de las dosis depende de la capacidad de reabsorción de cada persona y no de los parámetros que establece alguien interesado en inyectar más para aumentar su beneficio personal”.
Introducción
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Antonio del Reguero: “Es vital prevenir las complicaciones médicas de los tratamientos estéticos”

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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