La
diarrea de origen infeccioso es una entidad clínica que, pese a los esfuerzos
dedicados en el mundo para combatirla, constituye una de las tres primeras
causas de enfermedad y muerte en niños menores de cinco años(1,2). De acuerdo a las estadísticas suministradas por el
Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS, 2.005), en el período de 2.002
al 2.004 en Venezuela se presentaron un total de 320.711 casos de diarrea en
niños entre uno y cuatro años, con una tasa de morbilidad de 14.274,6/100.000
habitantes(3). La información más reciente refiere que para el año 2.010
se registraron de 684.225 casos de diarreas
en niños menores de 4 años(4), para el 2011se
registraron636.114 casos en niños menores de cinco años(5)y
hasta el mes de marzo del presente año van 127.379casos(6).Estas cifras son indicativas de la persistencia del problema que
representan las diarreas en la salud pública en nuestro país.
Los microorganismos más frecuentemente
asociados con diarrea aguda en niños son los rotavirus los cuales representan del
30 al 40% de los casos. Las bacterias, el 20% causados principalmente por Escherichia coli enterotoxigénica
(ECET), Salmonella sp, Shigella
sp y Campylobacter jejuni. Los parásitos son responsables de este
síndrome gastrointestinal, en un 10% a 12% representados en su mayoría por Crystosporidium, Entamoeba histolytica, Giardia
lamblia y Ascaris lumbricoides. Estas
cifras muestran que entre el 40% y 50 %
de las diarreas quedan sin definición etiológica(7,8), aunque no contemplan en estos estudios, la
participación de Bacteroides fragilis enterotoxigénico, a pesar que,
desde aproximadamente dos décadas, forma parte de los microorganismos bacterianos de importancia en el síndrome gastrointestinal
en humanos, sobre todo en niños menores de 5 años(9,10,11,12). La
falta de estudios epidemiológicos en
nuestro país sobre esta bacteria en la etiología de las diarreas, quizás es debido a: i.- Por su carácter de anaerobio
no se investiga en los coprocultivos de rutina. ii.- Porque la demostración de la actividad enterotoxigénica es
laboriosa(13,14,15). Sin
embargo, el alto porcentaje de diarreas sin definición etiológica sugiere que
pudieran existir otros patógenos distintos a B. fragilis enterotoxigénico.
Acinetobacter baumannii forma parte del género Acinetobacter, el cual está constituido por un
grupo de cocobacilos Gram-negativos de naturaleza ubicua ya que tiene la habilidad de sobrevivir y persistir
sobre múltiples superficies abióticas. Puede formar parte de la flora normal de
la piel de adultos sanos, especialmente en las manos, de donde puede colonizar otros sitios del cuerpo y/o ubicarse en diferentes
instrumentos hospitalarios como aparatos de ventilación mecánica, catéteres,
líquido de diálisis peritoneal, etc. En estos sitios se convierten en reservorios responsables de los
brotes nosocomiales(16), sobretodo en pacientes inmunosuprimidos y
en aquellos recluidos en unidades de cuidados intensivos(17,18).
Hasta el presente, la información sobre
los factores de virulencia y fisiología ambiental de A.
baumannii son limitados. Uno de los mecanismos por los cuales estos bacilos
se adhieren a superficies clínicamente relevantes, es porque son capaces de
formar biocapas en materiales de polipropilén, polistireno y
titanium, a través de una proteína
asociada a la biocapa (Pab), esta proteína también está envuelta en la
adherencia a las células epiteliales bronquiales en humanos y en los
queratinositos en neonatos, pero no
participa en la internalización de la bacteria en estas dos líneas celulares(19).
Recientemente han sido reportados algunos factores de virulencia y su
papel en la patogénesis de las infecciones por este cocobacilo. Entre estos
factores de virulencia se encuentra la producción de enzimas extracelulares con
actividades lipolíticas y citolíticas, la proteina de la membrana externa
(AbOmpA) con efecto apoptóticos sobre
células epiteliales(20), las moléculas de adhesión (fimbria and
AbOmpA) que funcionan durante la unión a células epiteliales(21,22),
la estructura capsular tipo K1 (23), pili tipo-1 (24), la formación de
sideróforos (acinetobactin), o hemina
que median en los mecanismos de adquisición de hierro(25), el sistema "quorum sensing" que funciona mediante la
interacción de N-acyl homoserina como molécula inductora de la señal del
sistema, junto concomponentes celulares, facilitan la adaptación de
las especies de Acinetobacter a vivir
en condiciones ambientales inapropiadas tales como sequedad extrema, bajas
temperaturas y restricción en elementos nutricionales necesarios para su
supervivencia(26).
Acinetobacter baumannii es uno
de los patógenos más frecuentes en el ambiente hospitalario. En los últimos años se ha reportado un incremento significativo favorecido
por el aumento de la resistencia que presenta a los antimicrobianos (27), por tal razón, son frecuentemente aislados en
pacientes con enfermedades serias tales como
sepsis(28,29), neumonía(30), meningitis(31), infecciones del tracto urinario(32) e
infecciones
de heridas(33).
La línea celular HT-29
ha sido usada para detectar efecto enterotoxigénico en otras bacterias. Son un clon de células epiteliales de intestino
humano, derivado de cáncer de colon y han sido usadas con éxito para detectar
efecto enterotoxigénico en B. fragilis.
Representan un 89% de sensibilidad y 100% de especificidad en relación con los ensayos de asa ligada de
intestino delgado en animales de experimentación (13).
Recientemente se ha reportado que sobrenadantes de cultivo de algunas
cepas de Acinetobacter baumannii aisladas de pacientes con diarrea, indujeron
marcadas alteraciones en la monocapa y
células HT-29. Estas alteraciones
superaron en algunos casos, a las producidas por los controles positivos Shigella
dysenteriae Tipo 1 (8). No obstante la actividad demostrada por A. baumannii sobre las células HT-29, se planteó determinar, el efecto enterotoxigénico
de las cepas de Acinetobacter spp
aisladas en niños con diarrea aguda, en
asas ligadas de intestino delgado de conejo New Zealand.