Infectología
Cisticercosis
Criterios Terapeuticos de selección
La caracterización precisa del grado de viabilidad de los quistes, la intensidad de la respuesta inflamatoria del hospedero y la ubicación de las lesiones, son todas cruciales en el establecimiento de una terapia racional para la cisticercosis del SNC. Los pacientes con quistes parenquimatosos viables -los cuales aparecen como áreas de baja densidad, pequeñas, redondas, con poco o ningún refuerzo perilesional después de la administración de contraste en la TAC- deberían recibir terapia anticisticercósica porque tales lesiones comúnmente no se resuelven en forma espontánea en un plazo corto. Por el contrario, los quistes coloidales -que corresponden a cisticercos en degeneración o muertos- aparecen como áreas hipodensas o isodensas mal definidas, o rodeadas por edema o inflamación (reforzamiento anular) 7. La experiencia clínica sugiere que la mayoría, si no todas dichas lesiones, evolucionan hacia la resolución en el transcurso de 1 a 6 meses 4,7,8,12.
La remoción quirúrgica de los quistes, la implantación de sistemas de derivación ventricular y las drogas antiepilépticas han sido usadas solas o en combinación como el tratamiento tradicional de la cisticercosis parenquimatosa del SNC. A pesar del desarrollo de potentes drogas cisticidas hace más de 15 años, las indicaciones para el uso de drogas tales como el praziquantel o el albendazol en este tipo de infección continúa siendo un tema de considerable controversia 13,14,15,16. Algunos autores han sostenido que aparte de exponer al paciente a peligros innecesarios, las drogas cisticidas pueden en realidad ser más efectivas en mejorar los hallazgos en las técnicas de diagnóstico imagenológico que en modificar el curso clínico de la afección. Sin embargo, varios estudios comparativos prospectivos recientes que involucran un gran número de pacientes con neurocisticercosis y convulsiones, han mostrado claramente que las drogas anticisticercósicas no solamente reducen notablemente el número original de quistes viables o activos sino más importante aun, su utilización se asocia con una disminución más acentuada de la frecuencia de las convulsiones. Adicionalmente, mientras más del 80% de los quistes parenquimatosos eliminados por la terapia cisticida no dejan granulomas residuales, más del 80% de los quistes que desaparecen espontáneamente en los pacientes no tratados evolucionan a granulomas y a calcificación. Sin embargo, debe enfatizarse que un porcentaje considerable de los pacientes tratados con medicamentos anticisticercósicos pueden eventualmente desarrollar secuelas permanentes y que complicaciones de instalación tardía o aun la muerte súbita, han ocurrido después de largos períodos de aparente resolución 15.
En los niños con lesiones únicas o de número limitado, que muestran reforzamiento imagenológico con el contraste, un manejo conservador parece justificado, ya que la mayoría de tales lesiones se resuelven espontáneamente en el lapso de 2 a 9 meses, las convulsiones se controlan fácilmente y más del 60% de dichos niños permanecen libres de convulsiones después de suspender los anticonvulsivantes 17,18. No obstante, los pacientes pediátricos con quistes múltiples activos se benefician inequívocamente de la terapia cisticida. |