Enero-Marzo 2024 97
ISSN 1317-987X
 
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Opinión
El Hombre y la Ciencia

Reinicio

Apartado oficialmente de sus funciones de sanitarista malariólogo, lo vemos empecinado en retomar el hilo de un pretérito que siempre se hizo imperfecto. El hombre que se ha cubierto de gloria demostrando a los más pesimistas que el país tiene reservas humanas para acometer la empresa de salvarse, se niega al silencio. Organiza en Caracas el Laboratorio para Estudios sobre Malaria. En su mente sin rastros de decaimiento, palpita interesantemente la frase que quedó colgada cuarenta años atrás, refiriéndose al desarrollo de Plasmodium praecox en Culex pipiens que le demostró el Prof. E. Reichenow: "Es con prácticas semejantes, a mi parecer, que puede uno salir al campo, consciente de su misión, a hacer investigaciones epidemiológicas de malaria en mosquitos..." (Notas de Viaje, Gac. Med., Caracas, ob.cit.).

Con modestia de principiante estudioso, el Prof. Dr. Gabaldón retoma su carrera de investigador abriéndose paso con estudios sobre malaria aviaria.

Siguiendo nosotros al Prof. Percy Garnham, "parásitos maláricos" serían aquellos que siendo intraeritrocíticos, poseen pigmento. Pero restringiendo la concepción a Plasmodium solamente, advertimos que para 1975 se conocían de Venezuela veintidós especies; cinco eran de mamíferos y probablemente no existan más en todo el Continente americano. Díez especies lo eran de reptiles saurios, cinco de ellas propias o autóctonas de nuestro país. De aves, apenas se conocían tres. Ha existido, ciertamente, un inmenso vacío en el conocimiento de los parásitos de aves. Si se compara la variedad y complejidad de la fauna de aves en Venezuela con la de nuestros reptiles, observamos que se han identificado 1.300 especies de aves representantes de 82 familias (Aves de Venezuela, W. - Phelps Jr. y R.M. de Schauensee, Graficas Armitano, 1979). Sería obvio que, siendo como son, susceptibles a la infección con Plasmodium de las cuales el Prof. Dr. P.C. Garnham ha revisado veintisiete especies, debían haber en Venezuela muchos más parásitos que las tres especies hasta entonces conocidas (Malaria Parasites, Blackwell Sci. Publ. Oxford, 1966).

El Prof. Dr. Gabaldón reabre su academia y, como maestro en el arte, entra al escenario con un trabajo fundamental sobre hematología e histología aviaria a modo de introducción (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 15: 161-200, 1975).

Con la colaboración de Gregorio Ulloa y Alba de Montoourt da cuenta del trabajo hecho entre 1972 y 1973 examinando 3998 especimenes de aves, hallando infecciones por Plasmodium y Haemoproteus, amén de Trypanosoma y Leucocytozoon. En quince especies de también quince géneros distintos de aves, halla infecciones por Plasmodium (Bol. Dir. Malar y Saneam. Amb., 14: 80-103, 1974). Con los mismos coautores, publica luego los resultados de un segundo año de encuestas añadiendo el estudio de otros 8565 especimenes de aves, con Plasmodium en otras ocho especies; en este mimo trabajo y como anticipando una labor comprehensiva, elabora una lista de mosquitos Culicidae y Anophelinae, señalando que en nuestro país se han identificado 54 especies de mosquitos algunos de las cuales podrían ser transmisores de malaria aviaria (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 15: 73-92, 1975).

La búsqueda lo es por un parásito y su vector, en pos de un modelo que estando a mano para todos los estudiosos, permita a la generación de nuestros jóvenes especialistas en genética, bioquímica, inmunología y ecología poblacional, volcar en él sus inquietudes científicas... ahora, veinte, años después que nuestro país fuera reconocido como liberado de la malaria y cuando un alto porcentaje de la alarmante casuística actual, está integrada por jóvenes infectados en áreas en mantenimiento, en territorio de derrotas, inexplicablemente en términos sanitarios, cedido a un enemigo ya vencido!

Plasmodium yuxtanucleare de pollos, había sido hallado durante el segundo año de la encuesta. En una tercera publicación, ahora con la colaboración de Gregorio Ulloa y Temístocles González, el Prof. Gabaldon relata la búsqueda de este parásito entre 725 Gallus gallus examinados en siete de las 23 entidades federales del país. Circunstancialmente en el Municipio La Paz del estado Trujillo, donde hemos concentrado nuestra actividad, el parásito apareció en un 32% de 100 gallinas examinadas, siendo su incidencia nacional de 8,6%. El experimentador inoculó lotes de 14 pollitos con forma sanguícolas de dos diferentes aislados del parásito, registrando un 43% de mortalidad con contrastantes diferencias en virulencias. Comenzaba a vislumbrarse un modelo que adicionalmente tenía la importancia económica de ser un parásito de pollos (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 16: 3-12, 1976).

El interés bascula luego hacia las formas de desarrollo exoeritrocíticas de P. tatís Lucena, 1939 parásito de Aramides cacajea, la entre nosotros llamada cotara caracolera. Aparte de describir las formas exoeritrocíticas, halla fanerozoitos en las células retículoendoteliales del riñón, bazo, pulmón, hígado y en capilares cerebrales. Realiza experimentos, inocula canarios, codornices, pavitos, pollos y patitos pequineses. 16 inoculaciones en estos últimos, por vía intramuscular, producen bajas parasitemias con prepatencias de 5 a 30 días e infecciones de 50 días de duración. Es crítico el resultado obtenido para las perspectivas del investigador. Aunque el hospedador natural es un ave ubicua, al menos para selvas pluviales, manglares, pantanos, bosques húmedos hasta los 1900 msnm., apenas se hallaron parásitos y siempre en baja densidad, en un 14% de 86 aves examinadas (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 16: 299-362, 1976).

En la búsqueda compulsiva del modelo malárico, el Prof. Gabaldón, ahora secundado por dos nuevos asistentes entomólogos, Pulido y Sutil, además de Ulloa, adelanta una encuesta sobre eventuales transmisores, identificando localidades de los estados Portuguesa y Apure en unos 28.079 mosquitos entre 72.000 capturados en trampas establos cebadas con gallos, patos y pavos. Hasta el nivel de especies se identificaron siete Anopheles spp., dos Aedes spp., once Culex spp., dos Mansonia spp. y seis Psorophora spp., muchas de ellas fueron identificadas tras las crías de cohortes para estudios de larvas y machos (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 17: 3-8, 1977). Crece la voluntad y crece la convocatoria. En un otro esfuerzo en grupo, el Prof. Gabaldón con la colaboración de otros cuatro estudiosos, se orienta en la búsqueda de un posible transmisor, con un experimento a ciegas.

Más de 20.000 mosquitos, capturados en el estado Apure, fueron segregados por géneros, siempre a temperatura de congelación, para triturarlos en lotes de 50 mosquitos, en morteros, con solución salina y tras decantaros detritos, inyecta intramuscularmente los sobrenadantes en patitos, pavitos y pichones de paloma, para luego investigar el desarrollo de parasitemias. Inocularon 407 aves, detectando 4 infecciones en patos y palomas, todas provenientes de inóculos preparados con Aedeomyla squamipennis; los parásitos se identificaron como subgénero Giovannolaia. En un pato hallaron otro parásito del subgénero Novyella. Quedaba así abierta la pista para el estudio de esta especie, única en Venezuela para su género (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 17: 9-13, 1977).

Entre tanto, persiste en toda su magnitud el interés por un parásito malárico viario de un ave fácilmente accesible. Ya la encuesta realizada entre los años 1972 y 1975 había señalado la presencia de un parásito en nueve pavos de 3.447 examinados; de estas infecciones seis se atribuyeron a Giovannolaia, dos a Haemanoeba y otra a Novyella. En Trujillo hallaron en dos oportunidades y municipios, parásitos del subgénero Haemamoeba. El parásito es virulento y puede constituir un problema sanitario para los pavos.

La descripción que de él hacen el Prof. Gabaldón y el Sr. Ulloa es completa y constituye una pieza científica de inestimable valor por su riqueza en información. Se la describe como Plasmodium (Haemamoeba) tejerai en homenaje al gran parasitólogo. Con excelentes fotografías se ilustran los estadios intra y exocritrocíticos con grandes fanerozoitos en capilares cerebrales. Inoculado en pavitos, producen 30% de mortalidad con parasitemias de 10%. Es menos agresivo para palomas y patos. Los autores dejan abierta una inmensa interrogante sobre el carácter de esta nueva zoonosis completamente ignorada (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 17: 255-27, 1977).

Un año después, los mismos investigadores, trabajando ahora parásitos maláricos afines a Plasmodium, abundan con un ejemplo para ilustrar cómo la fauna contemporánea, inclusive aquella de aves con escasa capacidad de vuelo, tuvo origen ubícuo por la expresión de tendencias evolutivas tan pretéritas como el precretácico.
 
Un parásito hallado por el Prof. Gabaldón y el Sr. Ulloa en guacharacas (Ortalis ruficauda) del estado Portuguesa, está emparentado con otro de la zona europea de la Unión Soviética, parasitando allá aves galliformes de la familia Tetraonidae, no presente en nuestro continente y aunque si emparentadas con nuestras Cracidae. Esta familia incluye, además de las guacharacas, a nuestros paujíes, pavas y camatas. El parásito en cuestión es el Haemoproteus rotundus Oliver, 1956 para el cual nuestros investigadores crean H. rotundus ortalidum Gabaldón y Ulloa, 1978.
 
Los comentarios de punto biogeográfico se diluyen en las especulaciones de las escuelas de Herskovitz y de Savage. Para ellos los grupos zoológicos, en este caso las Galliformes tienen que tener un lugar adecuado de origen que podría ser desde luego, la Región Neártica... y desde acá migran hacia la URSS o hacia nuestro subcontinenete. La tesis no admite a la superficie del planeta como ámbito para la evolución de los tetrápodos. Durante el Oligoceno y el Mioceno, el Neártico sería un Paraíso. Nuestro Neotrópico estaría yermo en aves, al menos de estas preciosas y gregarias aves propias de zonas selváticas (Bol. Dir. Matar. Saneam. Amb., 18: 165-174, 1978).
 
Falta aún mucho tiempo para que las tesis del Profesor León Croizat sean racionalmente compartidas (L. Croizat-Chaley, Biogeografía Analítica y Sintética de las américas, vols. I, II. Bibl. Acad. Cienc. Fis., Mat., y Natus., 25 y 26, 890 pp., 1976).

El permanente contacto con garzas, en pos del parásito modelo, ha llevado al Quijote y a Sancho a recorrer esteros y escudriñar garceros. Admitimos que sus elegantes representantes, hoy encasilladas por el intelecto en el orden Ciconiiformes, aparecieron en el Cretácico, mucho antes del Oligoceno y Mioceno, que de las 92 especies del planeta, 35 se hallan en Venezuela, precisamente en un territorio que ocho millones de años atrás, era lecho marino.

Útil el esfuerzo; los garceros son complejos de comunidades de aves sedentarias y migratorias; criaderos para reiniciar periódicamente, la dinámica poblacional de sus millares de individuos embellecedores del horizonte.

Una extensa lista de géneros de Ardeidae, de Threskiornithidae, de Cochleariidae, de Cochleariidae y de Ciconiidae están parasitados por plasmodios. "Y en el país se han encontrado más especies de Ciconiformes parasitados con plasmodios, 22 en total, que en todo el resto del mundo". El mensaje, la intención y la calidad documental de este trabajo trascienden a sus autores. Está dirigido a nuestros naturalistas del tercer milenio... Si acaso el Apocalipsis no haya arrasado con todo. (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 19: 84-109, 1979).

Alcanzamos, dentro del espacio que los incitantes nos habían señalado para este escrito, los confines de este grato encuentro con el Prof. Gabaldon, con Gregorio Ulloa y con Juan Pulido...Ha quedado a un lado como material por publicar el feliz hallazgo de una Haemamoeba cathemerium aislada de un Agelaius heterocephalus que hemos utilizado con exquisitez y deleite en nuestro curso de postgrado en Protozoología de Trujillo, mantenido en Culex nigripalpus.

Queda aún por escudriñar, la Aedeomyia squamipennis a la cual dedican el último de sus escritos en mis manos (Bol. Dir. Malar. Saneam. Amb., 21: 103-113, 1981). Contribuyen los autores al estudio de la distribución geográfica de estas especies, a la descripción de sus criaderos y a su etología, en fin, a todo cuanto pudiera servir para estimular a los por venir.

No alcanzamos, con estas horas dedicadas, a exaltar la magistral trayectoria de un protozoólogo, pero tenemos que cerrar estas páginas buriladas con el cariño y el respeto que le profesamos. Y rehusamos la necesaria despedida, buscando siempre el paragón con el Maestro británico, tenemos que hacer dos comentarios adicionales para sendas valiosas actitudes. Su bibliografía, la que trasciende al campo de la Ciencia Universal, no se ha ido en pos de los Journals, Zeitschriften o Bulletinsése ha quedado acá, apuntalando en las horas el Boletín de Malariología que pervive y tiene que pervivir al Nº1 de la Publicaciones de División de Malariología. Otra vez, en acción paralela, el Wenyon de Venezuela trasciende por su amor a lo suyo.

La segunda nota es su insoslayable presencia, su estar asiduo y su perseverante empeño para crear a la Sociedad Parasitológica Venezolana y encomiar a sus jóvenes participantes y seguidores para sobreponer ánimo ante los escollos.

"En su Protágoras, Platón cedió la palabra al sofista para que explicara el mito".

"Hubo un tiempo en que no había más que dioses en el mundo y ninguna raza de mortales; pero cuando los dioses, según decretos del Hado, determinaron producir al género de los hombres, encomendaron a los dioses Epimeteo y Prometeo, que lo fabricaran con barro y le diesen facultades que también debían repartir entre los demás seres".

"Entre los animales, Epimeteo distribuyó pequeño tamaño, corta vida y alta progenie (estrategia tipo R) para algunos y para otros, gran talla, poca agilidad, larga vida y limitada fecundidad (estrategia tipo K). Tras tanto repartir, cuando le llego el turno al hombre, todo lo habían agotado. Ante él quedaba un ser desnudo, inerme, descalzo. Urgidos por Júpiter, Prometeo se vio en la necesidad de robar atributos para el hombre. Robó a Minerva y a Vulcano la sabiduría, la técnica y el fuego?.

Relata Platón que con tales dotes, los hombres no pudieron llevar una vida normal porque carecían de virtudes. La prudencia y la justicia y el temor a los Hados eran dones exclusivos para el Padre de los dioses. Y viendo Júpiter que los dones dados a los hombres sólo servían para destruirse, los unos a los otros, envió a Mercurio para obsequiarnos otras virtudes: la reverencia con respecto a los superiores, la justicia y la vergüenza. Pero el obsequio fue desigual porque se supuso que bastaba que unos las tuvieran para que sirviera a otros muchos! Así es el Mito.

Reflexionar sobre él y sobre cuanto nos rodea, nos llena de consternación. No ha bastado la probidad de un hombre, la ejecutiva conciencia y sabiduría y la consagración al bien de todos, para que los otros todos, sientan la reverencia ante ese ejemplo y sientan vergüenza por errar a pesar de él.

Los tiempos son excesivamente duros. Tan duros que ya no cabe el exilio porque a muy escasos lugares podríamos marchar; no se concibe el holocausto, el suicidio, porque un vaho de mortecina ha tupido los olfatos mas exquisitos. Queda el silencio; el ensimismamiento que produce la tristeza, la sensación de lo inevitable... de algo fatal, inexorable.Queda en el silencio, en el retiro, la práctica del ascetismo, la renuncia al ser social y al fortalecimiento del yo en su mayor grado de intimidadíaunque corramos el riesgo planteado por Arturo Schopennauer... el de la aniquilación de la voluntad de vivir.

¿Tendría que ser todo así? ¿Será absolutamente inevitable la manifestación de esa tendencia universal al suicidio?

Han transcurrido muchos años de lucha, de fiero y terco empeño. Se nos ha pasado la vida blandiendo la bondad y el ejemplo para demostrar que todo lo bueno es posible; sin embargo, en el ocaso presenciamos con angustia que todo lo hecho casi ha sido en vano.
Prof. Arnoldo Gabaldón, Protozoólogo
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NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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